Ginebra es el personaje más misterioso de todo el Ciclo Artúrico. Lo que más se conoce de ella es que fue infiel al rey con sir Lancelot, pero hasta llegar a este punto hay que saber cómo se conocieron, cómo llegó a ser reina y qué ocurrió después. Efectivamente, todo un misterio.
Según cuenta Geoffrey de Montmouth en La Historia de los Reyes de Britania, Arturo hacía acudido a Eboraco, lugar en el que tres hermanos de regia alcurnia habían sido desposeídos de las tierras que regentaban por los sajones. El rey devolvió a los tres los honores perdidos y tomó por esposa a Ginebra, una joven de linaje romano, educada en la corte del duque de Cador, que superaba en belleza a todas las mujeres de aquel territorio. Todo parecía ir bien entre la pareja, hasta que, enterado Arturo del ataque preparado contra su reino de Britania, decidió ir al encuentro del enemigo para defender a su país y dejó como regentes a Mordred y a Ginebra. Tras arduos combates, Arturo se encuentra dispuesto a marchar sobre Roma cuando le comunicaron que Mordred, cometiendo traición, se había coronado rey de Britania, usurpando así el trono y, no sólo con esto, había contraído matrimonio con Ginebra, la cual rompió el vínculo de su primera boda. Arturo regresa ante tal desagravio y comienzan unas encarnizadas luchas por el poder, que ya sabemos cómo terminarán para los protagonistas. Cuando Ginebra lo supo se retiró a la iglesia de Julio Mártir en la Ciudad de las Legiones y ahí tomó los hábitos de monja y prometió vivir en fe y castidad.
Para la mitología celta, la historia de Ginebra es mucho más compleja, según se recoge en textos galeses y algunos franceses. Es célebre por su romance con Lancelot, lo cual produce la ruptura entre este último y Arturo, ruptura que debilita la concepción artúrica que se tenía y precipita su caída. Pero parece ser que Lacelot no fue el primero. Según algunas versiones de la leyenda, Ginebra habría tenido relaciones con Gauvain, sobrino de Arturo, con Edern, con Kai y, por supuesto, con Meleagant, que la rapta, así como con Mordred el hijo-sobrino de Arturo y que terminará por ser el responsable del fin del ciclo artúrico. Ginebra representa la Soberanía por su condición de reina y, como prostituta sagrada, dispone de esa soberanía confiándola a los caballeros encargados de llevarla a cabo. Entonces, ¿los caballeros luchan por Arturo o por Ginebra?
Otros textos de origen de la isla de Gran Bretaña citan a tres Ginebras distintas, con las que el rey Arturo se habría casado sucesivamente. La última de ellas (porque de las anteriores no se tiene casi constancia) se presentó ante el rey con aspecto de vieja y fea. Arturo se vio obligado a besarla para darle la juventud y la belleza que se esperaba de ella. De todas formas, el personaje de Ginebra sigue siendo muy misterioso, lo cuál nos hace intentar unir las tres fuentes y mostrar la imagen más acertada de ella. Vamos a por ello.
Está clara la infidelidad de Ginebra con Lancelot, lo cual se asocia a la caída del reino de Camelot, ya que, a partir de estos hechos, se crea una estrecha unión entre Ginebra y el reino: cuando ella está enferma las cosechas se resienten y, con su romance con Lancelot, Bretaña cae bajo las invasiones de los bárbaros anglos y sajones. Con esto se la considera un símbolo de la fragilidad humana y de la perversión.
Ginebra ha sido caracterizada desde distintos puntos de vista conforme avanza el desarrollo de la leyenda artúrica, que van desde una traidora oportunista y débil hasta una dama noble y virtuosa que cae ingenuamente en el pecado, mientras que otros la consideran una prostituta, no solo por la perversidad en su relación con Lancelot, sino porque por sus adulterios y pecados, cae un gran reino. En algunas versiones se menciona que Ginebra fue condenada a muerte, pero este hecho no queda materializado en la leyenda.
La esterilidad de Ginebra se considera un castigo divino por su infidelidad. En algunas leyendas posteriores, se usa este hecho con un fin moralista, mientras que, en las leyendas más antiguas, simplemente se omite la mención de cualquier hijo.
Ginebra permaneció en el convento al que se retiró para enmendar sus pecados de infidelidad y, según algunos textos, para escapar de Mordred. Solo salió para acompañar en la despedida a su esposo Arturo. Al final de sus días, llegó a ser Superiora del convento hasta su muerte.
Para todos seguirá siendo el personaje más misterioso del Ciclo Artúrico, no sólo porque únicamente se mencione de ella su mal papel como reina y esposa, sino porque su hecho más relevante fue ser la amante de sir Lancelot. Quizá el hecho de ser mujer y vivir en la época en que lo hizo, la envió a un segundo plano sin ninguna importancia ni relevancia.