La Galería Hilario Galguera abre temporada el 21 de septiembre con una exposición de Viktor Pivovarov

Viktor Pivovarov
Lisbeth Thalberg Lisbeth Thalberg

Hilario Galguera, uno de los galeristas mexicanos más influyentes de América Latina, inaugura la segunda temporada de su sede en Madrid, situada en Doctor Fourquet, 12 (Lavapiés), en la llamada calle del Arte. Un espacio para la discusión y promoción del arte contemporáneo donde han expuesto artistas de reconocida trayectoria como Damien Hirst, David Bailey, Willem Boel, James hd Brown, Peter Buggenhout, Maxime Brigout, Daniel Buren, Marie Cloquet, Maisie Cousins o Martin Eder, entre otros.

Por primera vez en España, el artista ruso Viktor Pivovarov (Moscú, 1937) expone su trabajo con el título genérico de Pantheon. Integrante de la tradición del Arte Soviético No Conformista y miembro destacado del Conteptualismo moscovita, se define a sí mismo como “un políglota artístico”. Para Pivovarov, su exposición en Hilario Galguera Madrid es “una versión estilizada de un pequeño espacio sagrado”, que estará abierta hasta el 23 de noviembre.

Viktor Pivovarov
Viktor Pivovarov

El ciclo expuesto aquí, titulado Eidoi con atributos, representa una parte de una de las mayores series de Pivovarov, Eidoi, iniciada en el año 2000 y finalizada en el 2008.

El término Eidos (pl. eidoi) procede de la filosofía platónica, y significa una idea familiar para el alma antes de su concepción, a la que el alma vuelve a lo largo de la vida. En sus cuadros, Pivovarov intenta localizar, identificar y retratar esta idea.

Las figuras de Pivovarov recuerdan a las obras de Giorgio de Chirico, a los últimos trabajos de Kazimir Malevich o simplemente a los maniquíes articulados de madera utilizados en las escuelas de arte. Las figuras carecen de rostro, lo que las priva de toda individualidad, sexo o ego. El artista sólo utiliza colores primarios, como si subrayara el carácter elemental del propio proyecto. Los fondos son blancos. Al igual que Wassily Kandinsky, Pivovarov entiende el color blanco como un equivalente del color oro, que se utiliza habitualmente para referirse al mundo metafísico.

Los eidoi, expuestos en la galería madrileña junto con la galería DCS de Praga, hacen referencia a la tradición de las figuras de santos por sus diversos atributos, que, a diferencia de las propias figuras, se representan de forma realista y se convierten así en conductos entre el mundo terrenal y el metafísico.

Una procesión de eidoi se dirige hacia un gran círculo rojo, símbolo del infinito y de la trascendental perfección edénica. En el centro del círculo hay otro más pequeño, que simboliza el ojo humano. A través de este ojo el artista retrata ideas antes invisibles que el visitante puede a su vez explorar a través de este mismo ojo.

El interior de la exposición podría evocar un Panteón imaginario, el templo de todos los dioses. La procesión de seres perfectos conduce al visitante por la nave del templo hacia el ábside, que domina el espacio como símbolo de la perfección edénica.

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