El juicio de Arne Cheyenne Johnson, también conocido como el caso «El Diablo me obligó a hacerlo», sigue siendo uno de los procesos judiciales más intrigantes y controvertidos de la historia de Estados Unidos. Este juicio histórico tuvo lugar en Brookfield, Connecticut, en 1981 y se convirtió en el primer caso judicial conocido en el que la defensa intentó demostrar la inocencia basándose en la alegación de posesión demoníaca. El espeluznante asesinato de Alan Bono, el casero de Johnson, y la posterior demanda de posesión cautivaron a la nación y plantearon profundas cuestiones sobre la existencia de fuerzas malignas y su influencia en el comportamiento humano.
El embrujo y el exorcismo
Los acontecimientos que condujeron al juicio comenzaron con la familia Glatzel y su aterradora experiencia. David Glatzel, de ocho años, supuestamente albergó a un demonio malévolo que desencadenó una serie de sucesos siniestros. Tras presenciar las angustiosas experiencias de su hijo, la familia Glatzel recurrió a la ayuda de los reputados investigadores paranormales Ed y Lorraine Warren.
Desesperados por encontrar una solución, la familia Glatzel y los Warren pidieron la intervención de la Iglesia Católica y solicitaron un exorcismo formal para David. Varios sacerdotes intervinieron en el proceso, que duró varios días. Según los testigos, un demonio abandonó el cuerpo de David y se instaló en el de Arne Cheyenne Johnson. Estos increíbles sucesos fueron relatados en el libro de Gerald Brittle, The Devil In Connecticut.
El asesinato y la defensa de Johnson
Varios meses después del exorcismo, se produjo la tragedia cuando Arne Cheyenne Johnson apuñaló mortalmente a su casero, Alan Bono, durante una acalorada discusión. El abogado defensor de Johnson, Martin Minnella, se atrevió a afirmar que su cliente no controlaba sus actos en el momento del asesinato. Argumentó que Johnson había sido poseído por el mismo demonio que había atormentado a David Glatzel.
Minnella intentó presentar una defensa de inocencia por posesión demoníaca, un alegato que nunca antes se había utilizado en un tribunal estadounidense. Citó dos casos de tribunales británicos que habían permitido tal defensa. Sin embargo, el juez Robert Callahan rechazó el alegato, declarando que la existencia de la posesión demoníaca no podía probarse científica u objetivamente. Se prohibió a la defensa presentar cualquier prueba relacionada con la posesión, y el caso de Johnson tomó otro cariz.
El juicio y la sensación mediática
El juicio de Arne Cheyenne Johnson atrajo la atención de los medios de comunicación, tanto nacionales como internacionales. La idea de que un hombre pudiera cometer un asesinato bajo la influencia de una posesión demoníaca fascinó al público y suscitó un intenso debate. El frenesí mediático que rodeó el juicio dibujó un sensacional drama judicial, con los Warren y sus afirmaciones sobre lo sobrenatural en el centro.
A pesar de la exclusión de la defensa por posesión, el juicio continuó con un alegato de defensa propia. Finalmente, el jurado declaró a Johnson culpable de homicidio en primer grado el 24 de noviembre de 1981. Fue condenado a entre 10 y 20 años de prisión, de los que sólo cumplió cinco por buena conducta.
Controversias y críticas
El juicio de Arne Cheyenne Johnson ha seguido siendo un tema de controversia y especulación. Mientras algunos creen que Johnson estaba realmente poseído y no era responsable de sus actos, otros tachan toda la historia de engaño o invención.
Los críticos sostienen que la implicación de los Warren, conocidos por su trabajo en investigaciones paranormales, manchó el caso y lo convirtió en un espectáculo mediático. Afirman que la defensa de la posesión demoníaca no fue más que una estratagema para llamar la atención y obtener beneficios económicos. La propia familia Glatzel se ha dividido a lo largo de los años, con algunos miembros cuestionando las afirmaciones sobrenaturales y acusando a los Warren de aprovecharse de su situación.
Impacto cultural y legado
El juicio y sus elementos sobrenaturales han dejado un impacto duradero en la cultura popular. Inspiró el libro El diablo en Connecticut, de Gerald Brittle, que se reeditó posteriormente y obtuvo una renovada atención. La historia también sirvió de base para la película para televisión The Demon Murder Case.
Más recientemente, el juicio de Arne Cheyenne Johnson ha sido adaptado en una película titulada The Conjuring: The Devil Made Me Do It. Estrenada en 2021, la película profundiza en los aspectos sobrenaturales del caso y ahonda en las complejidades de la posesión y sus consecuencias.
Preguntas sin respuesta
Décadas después del juicio, la cuestión de si Arne Cheyenne Johnson estaba realmente poseído o simplemente utilizaba una táctica defensiva sigue sin respuesta. Los escépticos sostienen que las afirmaciones sobrenaturales son infundadas y que debe haber habido otros factores que contribuyeron a las acciones violentas de Johnson.
El juicio de Arne Cheyenne Johnson plantea profundas cuestiones filosóficas y jurídicas sobre los límites de la responsabilidad personal y la influencia de fuerzas externas en el comportamiento humano. Desafía nuestra comprensión de lo sobrenatural y nos obliga a enfrentarnos a los misterios que yacen más allá de nuestra comprensión.
Independientemente de las creencias o el escepticismo de cada uno, el juicio de Arne Cheyenne Johnson sigue cautivando e intrigando, dejándonos una fascinación perdurable por la delgada línea que separa lo natural de lo sobrenatural, lo humano de lo demoníaco.