¿La Tecnología nos Vuelve Idiotas?

Martin Cid Martin Cid

No hace tanto tiempo, y sin tanta tecnología, había que usar la memoria en muchas acciones cotidianas que hoy dejamos al teléfono móvil

Hoy publico una noticia, una nota de prensa, en la que se anuncia un nuevo traductor.

https://www.martincid.com/2019/01/16/el-primer-traductor-del-mundo-basado-en-wifi-ai-correct-translator-debuta-en-el-ces-de-2019/

La idea, genial, y estoy absolutamente seguro que en los próximos años estas cositas mejorarán tanto que podremos ir a Hong Kong sin sentirnos Lost in Translation. Estos aparatitos nos facilitan la vida, nos permiten hacer cosas que antes no podíamos hacer ni de Blas pero… tienen su parte negativa, y es que esta vida tan aparentemente agradable nos lleva a estar cada día más aislados con nuestro fiel compañero y prescindir, por ejemplo, de ciertas cotidianas relaciones humanas.

Me explico: antes ibas por la calle, no sabías dónde estas y… preguntabas. Ahora no, te lo dice el móvil y la chica guapísima de turno se pierde el placer de tu compañía. Con esto, llegarán los idiomas: las academias de idiomas permanecen abiertas porque… supongo que allí se conoce gente, porque si no… abriendo el YouTube tienes miles de cursos online que te salen gratis y que puedes seguir a tu ritmo… si quieres aprender un idioma que, por lo visto, dentro de poco va a ser totalmente innecesario.

Seguimos: hace que no voy al supermercado… ¡años! Me cojo el móvil, pongo lo que quiero, hago el pedido… y al día siguiente tengo mis flamantes botellas de whisky esperando a ser devoradas. ¿Qué hay del trato con la bella cajera o a estos viejecitos que se colaban, que te empujaban con el carrito? ¡Qué cantidad de bellas cosas se han perdido!

Lo de ligar… ahora se dice que ya nadie liga en los bares, que está todo el mundo con el móvil y esa famosa aplicación de ligoteo. Me gusta, no me gusta… y si os gustáis habláis un rato, quedáis, os gustáis o no… y para adelante, marinero. Sí, es más fácil que irte con tus amigos a una discoteca y entre rechazo y rechazo… pues otro rechazo. En esto es más fácil, te rechazan casi todas (es estadística, no es sólo a mí), pero al menos no te enteras de la cara de asco que te han puesto en la intimidad de sus domicilios o albergues. Eso sí, en teoría hay más posibilidades porque está todo el mundo ahí dándole al corazón o al aspa.

Y todo así, la gente hace video-conferencias para hablar con los familiares y a ver a sus queridos recién nacidos churumbeles e incluso aprenderte una lista de chorradas y soltarla sin necesidad que el niño te vomite encima. ¡Ay, pero si es clavadito a su padre! ¡Nunca había visto a un niño tan guapo! Ojalá estuviera ahí para poder abrazarle (bueno, con esta útima igual nos pasamos y nos pillan).

Las películas y los libros. ¿Recordáis la emoción de ir al video-club de pequeños? Para mí era el acontecimiento de la semana. Ahora tengo a mi disposición miles de títulos de todas las épocas (vamos, salvo excepciones, todas las películas de la historia del cine a dos clicks si somos un poco avispados). Lo puedes ver todo… ahora bien, te pierdes el factor sorpresa y pasarte una hora mirando. Con los libros, tres cuartas de lo mismo: la maldita biblioteca de Alejandría a dos clicks.

¿Demasiada información? No, para nada. Es genial porque nunca antes tuvimos en la palma de la mano tal caudal de información. Ahora bien: es todo demasiado fácil y esto nos lleva a que cualquier cosa que lleve menos que poner un tweet, nos resulta harto complicada y preferimos pasar con eso de ‘a otra cosa, mariposa’.

Es todo tan fácil que probablemente terminemos como una película que comenté el otro día, Idiocracia. Bastante buena y muy irónica.

En fin. Creo que la maravillosa tecnología nos vuelve a todos un poco vagos, es cierto. Y nada volverá a ser lo mismo, no se equivoquen. Por muchos que algunos suspiren con el apagón tecnológico, ya es tarde para detener este ciclón que ha venido aquí para quedarse.,

Aún queda para la llegada de Skynet, pero las IAs ya están aquí.

Y diréis que no, que vosotros seguís comprando el pan en la tienda de la esquina (a mí me lo traen), que lo mejor para ligar son los bares… la próxima vez que quedéis con alguien en algún sitio que no conozcáis, pensad si os llevaréis el móvil con la batería cargada o ese callejero mohoso que todos teníamos antes.

Como dijo Terminator: ¡Volveré!

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