Definir un sentimiento: los lienzos de Joan Mitchell (1960–1965) regresan a Nueva York

Una presentación focalizada en David Zwirner traza un giro decisivo en el lenguaje de la pintora, comisariada por Sarah Roberts de la Joan Mitchell Foundation.

Joan Mitchell, Untitled, c. 1963. © Estate of Joan Mitchell
Lisbeth Thalberg
Lisbeth Thalberg
Periodista y artista (fotógrafa). Editora de la sección de arte en MCM.

David Zwirner presentará una cuidada selección de pinturas y obras sobre papel de Joan Mitchell que cartografían un tramo breve pero determinante de su trayectoria. Reunidas a partir de préstamos públicos y privados, así como de la Joan Mitchell Foundation, las piezas se concentran en el lustro en el que Mitchell aflojó los armazones estructurales de sus primeras composiciones y avanzó hacia planteamientos más exploratorios. La exposición está comisariada por Sarah Roberts, directora senior de Asuntos Curatoriales en la Joan Mitchell Foundation.

Situado como bisagra entre los formatos anclados al paisaje y su arquitectura pictórica posterior, el conjunto de estos años suele organizarse en torno a un núcleo denso y arremolinado —predominantemente en azules y verdes superpuestos—, que se recorta sobre veladuras más delgadas de color. La tensión entre compresión y apertura actúa como principio ordenador, mientras profundidad cromática y turbulencia gestual comparten el mismo campo.

La vida de estudio en París coincidió con viajes prolongados por la Costa Azul junto al pintor Jean Paul Riopelle. El tiempo en el agua, viviendo por temporadas en un velero y observando el horizonte cambiante, alimentó los lienzos de manera indirecta. En lugar de representar vistas concretas, Mitchell reestructuró sensaciones de resplandor, distancia y fractura costera en un vocabulario de constelaciones centralizadas y trazos interrumpidos. El horizonte se retira como andamiaje; la atmósfera se convierte en estructura.

La crítica de la época registró el cambio, describiendo estos lienzos como meditaciones sobre fragmentos de paisaje y aire, una caracterización que sintoniza con el énfasis de la muestra en el proceso por encima del motivo. Las masas de color, las aceleraciones del trazo y los intervalos entre ellas sostienen la carga emocional, desplazando cualquier localización o relato único.

Las propias declaraciones de Mitchell ofrecen una clave concisa: buscaba algo que no podía verbalizar, “definir un sentimiento”. La exposición toma esa ambición como eje. Las capas de pintura se acumulan, se borran parcialmente y vuelven a afirmarse; rojos y violetas incrustados emergen a través de los azules y verdes dominantes, ponen a prueba la estabilidad de la imagen y registran la memoria como un bajo continuo más que como un tema.

El montaje aclara el juego entre cambios estructurales y técnicos. Golpes de brocha amplios y elásticos interrumpen zonas abatanadas; racimos percusivos se cruzan con largos barridos. Las composiciones gravitan hacia el centro sin ceder un punto focal único, manteniendo un equilibrio operativo entre inquietud y orden. El “clima interno” de las pinturas —ráfagas, detenciones, lucideces repentinas— funciona como un principio de trabajo más que como metáfora.

Al acotar la mirada a 1960–1965, la presentación aísla el momento en que Mitchell se apartó del paisaje como tema, conservando, sin embargo, sus atmósferas y temporalidades como fuerzas estructurantes. Es un argumento compacto, inscrito en la superficie de las obras, sobre cómo sensación, memoria y método convergieron para reorientar su pensamiento pictórico.

Sede y fechas: David Zwirner, 537 West 20th Street, Nueva York — “To define a feeling: Joan Mitchell, 1960–1965”, comisariada por Sarah Roberts. Fechas de la exposición: del 6 de noviembre al 13 de diciembre de 2025.

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