El Retrato de Elisabeth Lederer de Gustav Klimt se ha convertido en la obra más valiosa jamás vendida en la historia de Sotheby’s, alcanzando los 236,4 millones de dólares durante la subasta inaugural de la casa en el edificio Breuer de Nueva York. Esta transacción marca una revalorización significativa del mercado del artista, duplicando con creces el récord anterior de subasta para un Klimt y estableciendo el cuadro como la segunda obra de arte más cara jamás vendida en una subasta.
La obra figuraba como la pieza central de la Colección Leonard A. Lauder. El precio final se alcanzó tras una prolongada batalla de pujas de veinte minutos en la que participaron no menos de seis coleccionistas distintos. Finalmente, el lote fue asegurado por Julian Dawes, vicepresidente de Sotheby’s y director de Arte Impresionista y Moderno, quien pujó por teléfono en nombre de un cliente.
Importancia histórica y procedencia
Pintado durante el periodo de madurez de Klimt, entre 1912 y 1917, el retrato de cuerpo entero representa a Elisabeth Franziska Lederer. Las obras de esta escala y acabado son excepcionalmente raras fuera de las instituciones museísticas; antes de esta venta, el lienzo se identificaba como uno de los dos únicos retratos de este tipo encargados que permanecían en manos privadas.
La procedencia conlleva un peso histórico significativo en relación con el movimiento de la Secesión vienesa. Elisabeth era hija del industrial August Lederer y de Serena Lederer, considerados ampliamente como los mecenas más importantes de Klimt. La familia ofreció un apoyo financiero y social crucial al artista tras sus disputas con el establishment artístico vienés, llegando a reunir la colección más importante de su obra. Elisabeth, que se dirigía cariñosamente al artista como «tío», recordaba un laborioso proceso de creación de tres años, señalando el característico perfeccionismo del artista y su vocal insatisfacción durante las sesiones.
El legado Lauder
La venta también pone de relieve el ojo curatorial de Leonard A. Lauder. Figura fundamental en el panorama cultural estadounidense durante más de cincuenta años, Lauder es conocido por reunir la colección privada definitiva de arte cubista del mundo, de la cual noventa obras seminales fueron donadas al Museo Metropolitano de Arte. Su huella filantrópica se extiende significativamente al Whitney Museum of American Art, donde sus históricas contribuciones financieras facilitaron el traslado de la institución a su sede en el centro de la ciudad. La historia como coleccionista de Lauder se remonta a 1966, comenzando con la adquisición de un collage de Kurt Schwitters en Sotheby’s Parke Bernet.
Contexto de mercado
La venta del retrato de Lederer ancló una velada de sólidos resultados para la colección Lauder, con informes que indican que casi todos los lotes superaron las expectativas previas a la venta. El catálogo de la subasta incluía importantes composiciones de Edvard Munch, Henri Matisse, Vincent van Gogh y Agnes Martin.
Los procedimientos de la noche estaban programados para concluir con una subasta separada de arte «Now & Contemporary». Entre los lotes posteriores destaca America de Maurizio Cattelan, un inodoro totalmente funcional fundido en oro de 18 quilates. La puja por la pieza conceptual estaba prevista para abrirse a un precio que reflejara el valor bruto del peso de la obra en oro al cierre del mercado.

