Una de las obras más emblemáticas y célebres del arte barroco es El entierro de Cristo, de Michelangelo Merisi da Caravaggio, ejecutada hacia 1602-1604. Esta pintura ilustra el doloroso momento en que el cuerpo de Jesús es retirado de la cruz y depositado en el sepulcro. Representa una procesión de figuras, entre ellas María Magdalena a la izquierda, Juan Evangelista a la derecha y José de Arimatea, que lleva a Jesús en brazos. La intensa emoción representada en este cuadro capta el dolor y la pena que acompañan a la muerte de un ser querido.
La composición de este cuadro está muy influida por la profunda fe religiosa de Caravaggio y su dominio de la técnica del claroscuro. Mediante el uso de luces y sombras para crear efectos dramáticos, Caravaggio enfatiza ciertos elementos y oscurece otros. Esto crea una sensación de gravedad espiritual, así como un mayor sentido del drama que lleva a los espectadores a centrarse en la figura en los brazos de José – el propio Cristo.
Este cuadro muestra también el notable uso que hace Caravaggio del color como medio para expresar emociones. Aquí emplea azules y morados oscuros para evocar sentimientos de tristeza y desesperación, mientras que tonos más claros, como el melocotón, transmiten esperanza en medio de la tragedia. Además, al ocupar sus figuras grandes espacios del cuadro, Caravaggio llama la atención sobre sus expresiones, lo que refuerza aún más el impacto emocional que esta obra tiene en quienes la contemplan.
El Entierro de Caravaggio se ha convertido en una de sus obras más célebres por su fuerza narrativa, sus cualidades emotivas y su magistral uso de la técnica, todo ello perfeccionado durante años de estudio con maestros menores y con pintores renacentistas italianos como Giovanni Bazzi (conocido como Sodoma) y Peterzano Cesare da Sesto, a quienes consideraba sus verdaderos maestros. De hecho, estas influencias son evidentes en toda su obra, pero en ninguna parte tanto como en El Entierro, que sigue siendo hoy un testimonio impresionante del genio de Caravaggio para captar la emoción a través de la luz y el color.