Así es el Hamlet de Coderch y Malavia, una obra icónica que condensa nuestras dudas e incertidumbres ante una situación de crisis
Valencia, 23 de abril.- Abril es por antonomasia el mes de libro y de las letras. Los grandes clásicos de la literatura universal conviven con las últimas novedades editoriales en las ferias del libro que albergan las ciudades. Sin embargo, la actual crisis sanitaria provocada por el COVID-19 ha obligado a aplazar estas ferias.
Aún así, son muchas las personas que eligen los libros como refugio y fuente de inspiración durante esta cuarentena. Es el caso del dúo de escultores Coderch y Malavia que siempre han recurrido a otras disciplinas artísticas como la danza, la pintura o la literatura para crear sus piezas escultóricas.
Fruto de ello, nace una de las obras que más reconocimientos les ha aportado: Hamlet. Una figura hiperrealista de bronce de 173 x 42 x 37 cm que muestra a Hamlet con los ojos tapados, cabizbajo y encima de una plataforma simulando el precipicio y el vacío existencial al que se enfrenta este personaje shakesperiano.
Precisamente este texto, el más largo y uno de los más influyentes de la bibliografía de Shakespeare, aborda sentimientos como la frustración, el miedo o la duda ante una situación excepcional y de crisis como es el asesinato del rey Hamlet (padre del príncipe Hamlet) por su hermano Claudio. Sensaciones que esta pareja de escultores representa en su escultura Hamlet, una pieza que está repleta de tensión, movimiento y que apela directamente al espectador.
Coderch y Malavia se decantaron por realizar a su particular Hamlet en bronce porque es “un material con durabilidad y calidad que está por encima de la mayoría de los materiales”, explican los artistas. Además, “registra cualquier textura y gesto que hagas en el original” con lo que consiguen la sensibilidad que persiguen en cada escultura.
Una figura que fue construida a cuatro manos, principal característica de estos escultores y que aunque para muchos pueda parecer una forma de trabajar compleja para ellos es natural y casi espontánea: “Las manos van solas, puedes volver a arriesgar e improvisar. Trabajar solo termina por convertirse en una fuerza relativa” “Uno coge la luz, el otro el movimiento… Las intervenciones son cortas o muy largas, cada figura es única, conjunta”, explican.
Sin duda, Coderch y Malavia encuentran en este personaje icónico y atemporal de la literatura el arquetipo perfecto para transmitir sentimientos tan universales como la duda o la resiliencia, tan vigentes en tiempos de coronavirus. ‘To die, to sleep, to sleep, perchance to dream’.