Jorge Oteiza – Galería Ansorena

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Lisbeth Thalberg Lisbeth Thalberg

Ansorena Galería de Arte termina la temporada con una  exposición muy especial que cuenta con la presencia de uno de los creadores e intelectuales más importantes de nuestro país, Jorge Oteiza (Orio, 1908 – San Sebastián, 2003).

La comisaria, Pilar Oteiza, sobrina y heredera de Jorge Oteiza, hace un recorrido por la extensa trayectoria de Oteiza, escogiendo 16 esculturas de entre la que fue la última colección personal del artista.

Las obras de esta exposición, como todas las obras de Oteiza, no son obras aisladas. Cada obra pertenece a una serie, donde las piezas representan y expresan un objetivo común. Podemos entender su obra como un conjunto de piezas interconectadas en el que se necesitan, en cierto sentido, unas a otras.

Utilizando su Ley de los Cambios en el arte, Oteiza explica los ciclos artísticos históricos y su proceso artístico particular:

“¿Cómo es esta Ley de los Cambios? Es bifásica. En una primera fase se plantea el crecimiento físico de la expresión en una escala creciente a partir de cero y, en una segunda fase, se completa la experimentación interna de la expresión hasta apagarse en la señal conclusiva de una obra vacía… La técnica en primera fase es acumulativa, por ocupación creciente del espacio. En la segunda, se procede a la inversa con una técnica desocupacional del espacio, eliminativa.”

Seis de las esculturas que se presentan en esta exposición pertenecen a la primera fase de la Ley de los Cambios, la fase convexa, acumulativa: Macla generatriz, Poliedro, Ipar Haize, Espazioko Zartada, Construcción vacía con cuatro unidades binarias de desocupación espacial y Ezaugarri; mientras que las diez restantes pertenecen a su fase eliminativa, cóncava, receptiva: Retrato de un gudari armado llamado Odiseo, Oposición de dos matrices Málevich divergentes, Primera variante vacíos en cadena/Construcción vacía con cuatro unidades planas positivo-negativo, Arista vacía, Homenaje a Mallarmé, Triedro, Homenaje a Torres García, Caja abierta, Gurutze, y, finalmente, la Unidad mínima, como la escultura que mejor repressenta su fase conclusiva.

Esta exposición es la materialización de algunas de las obras de su Laboratorio experimental, un enorme conjunto de piezas de mínimo tamaño que desarrolla a lo largo de toda su carrera artística y que contienen la clave de su intención plástica, espacial y formal, de renovación de la escultura y del espacio.

El resultado de su investigación estética alcanza su máxima intensidad cuando participa en la IV Bienal de Sao Paulo, de 1957, en la que obtiene el Premio Internacional de Escultura, que supuso el gran reconocimiento internacional a su trabajo y le situó como un escultor esencial para comprender la evolución del arte del siglo XX.

Galería Ansorena

C. de Alcalá, 52, 28014 Madrid

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