Bajo el resplandor de los letreros de neón que se reflejan en las calles húmedas de Macao, un hombre arriesga lo poco que le queda en las mesas de bacará. Este es el hipnótico escenario de «Maldita suerte», el nuevo thriller psicológico de Netflix que promete ser una de las apuestas cinematográficas más importantes de la plataforma. Protagonizada por un Colin Farrell en la cima de su carrera y dirigida por Edward Berger, el cineasta recientemente galardonado por la Academia, la película es un viaje a las profundidades de la adicción y la obsesión en el epicentro mundial del juego.
El proyecto reúne a un equipo de primer nivel para adaptar una aclamada novela, explorando la delgada línea que separa la realidad de la alucinación en un mundo donde la fortuna es efímera y los fantasmas del pasado nunca dejan de jugar su mano. La historia sigue a un fugitivo que, al huir de sus deudas y de sí mismo, se encuentra con una misteriosa mujer que podría ser su única salvación o el catalizador de su ruina definitiva.
La Trama: Un Descenso a los Infiernos del Juego
La narrativa de «Maldita suerte» se articula en torno a un enigmático antihéroe que se hace llamar «Lord Doyle». Lejos de cualquier linaje aristocrático, el personaje de Colin Farrell es en realidad un abogado inglés caído en desgracia, un estafador que ha huido al Este para escapar de la justicia. Su crimen: malversar la fortuna de una clienta anciana cuya confianza traicionó. Con el dinero robado como único pasaporte, se refugia en el laberíntico y deslumbrante paisaje de los casinos de Macao, un lugar donde espera desaparecer.
Su vida se convierte en un ritual de autodestrucción. Las noches son un borrón de alcohol y apuestas febriles, mientras que los días transcurren en la penumbra de hoteles lúgubres, recuperándose de los excesos y perpetuamente atormentado por las decisiones que lo llevaron hasta allí. Sin embargo, la película ahonda en una psicología más compleja que la del simple adicto. Doyle no juega para ganar; lo que ha descubierto en sí mismo es un «gusto por perder». Esta pulsión, extraída directamente del material original, lo define como un hombre que, en secreto, busca el castigo y el olvido en la derrota.
El punto de inflexión llega en su momento más bajo, cuando conoce a Dao-Ming, una enigmática mujer que parece ser, como él, una habitual del casino. Ella le ofrece una aparente vía de escape, una tabla de salvación en forma de dinero y una extraña conexión humana. Pero a medida que Doyle se adentra en esta relación, la realidad a su alrededor comienza a desdibujarse, sumergiendo la trama en una atmósfera de suspense con tintes sobrenaturales. La narración explora la obsesión y el riesgo, pero también se adentra en un terreno donde lo real y lo espectral se confunden, una cualidad de «historia de fantasmas» que parece ser la manifestación externa del tormento interno del protagonista.
El Protagonista: La Metamorfosis de Colin Farrell
La elección de Colin Farrell para encarnar a Lord Doyle es la culminación de una carrera marcada por una constante evolución. Tras darse a conocer a principios de los 2000 con thrillers de éxito como Minority Report y Phone Booth, Farrell se consolidó como una estrella de Hollywood. Sin embargo, fue su papel como un sicario atormentado por la culpa en la comedia negra In Bruges (Escondidos en Brujas) el que marcó un punto de inflexión, revelando una profunda capacidad para la vulnerabilidad y la complejidad moral que le valió su primer Globo de Oro.
A partir de ahí, su carrera viró hacia proyectos de autor más arriesgados, forjando colaboraciones clave con directores como Yorgos Lanthimos en The Lobster (Langosta) y The Killing of a Sacred Deer (El sacrificio de un ciervo sagrado), y con Martin McDonagh en The Banshees of Inisherin (Almas en pena de Inisherin). Estos papeles lo establecieron como un actor especializado en personajes oscuros, moralmente ambiguos y emocionalmente rotos. Su reciente transformación en el Pingüino para The Batman y su aclamada interpretación en The Banshees of Inisherin, que le otorgó un segundo Globo de Oro y su primera nominación al Oscar, lo sitúan en un momento de madurez artística. Farrell ha hecho del tormento interior una de sus señas de identidad, una pericia que lo convierte en la elección perfecta para un personaje como Lord Doyle, un hombre en guerra consigo mismo.
Detrás de la Cámara: La Precisión de Edward Berger
Al frente de «Maldita suerte» se encuentra Edward Berger, un director cuya visión cinematográfica lo ha catapultado a la primera línea internacional. Formado en la Universidad de Nueva York, Berger forjó una sólida carrera en la televisión alemana, dirigiendo episodios de series de prestigio como Tatort y Deutschland 83, así como la aclamada miniserie Patrick Melrose.
Su reconocimiento mundial llegó con All Quiet on the Western Front (Sin novedad en el frente), un fenómeno que le valió, entre otros muchos premios, el Oscar a la Mejor Película Internacional y el BAFTA a la Mejor Dirección. Su filmografía reciente, que incluye el thriller Conclave, revela a un cineasta atraído por la adaptación de material literario complejo y de prestigio. Berger no es un director de género, sino un autor con una habilidad especial para traducir narrativas densas e introspectivas en un cine atmosférico, tenso y visualmente poderoso. Su implicación en este proyecto garantiza un enfoque centrado en la tensión psicológica y una meticulosa construcción de mundo, priorizando la profundidad del material original sobre los convencionalismos del thriller.
El Escenario como Personaje: El Alma de Macao
Junto a Farrell, el reparto cuenta con el talento de Tilda Swinton y Fala Chen. La presencia de Swinton supone, además, un reencuentro profesional, ya que ambos actores compartieron pantalla en el primer largometraje de Farrell, The War Zone (La zona oscura).
Sin embargo, el verdadero coprotagonista de la historia es su escenario. Rodada en localizaciones reales de Macao y Hong Kong, la película utiliza la ciudad no como un mero telón de fondo, sino como un personaje fundamental. Descrita como «la Las Vegas de China», Macao es un lugar de paradojas: un mundo de neón y réplicas de monumentos donde la tradición ancestral china choca con un capitalismo desenfrenado. La atmósfera de la novela original, que la película busca capturar, es a la vez «sensual y lúgubre», un lugar gobernado por la superstición, donde se cree que los «fantasmas hambrientos» del más allá budista caminan entre los vivos. Este paisaje cultural, que fusiona el juego de altas apuestas con un profundo sentido de lo sobrenatural, se convierte en el reflejo perfecto del conflicto interno de Doyle, un hombre atrapado entre la desesperación material y el pavor existencial.
Del Libro a la Pantalla: La Herencia Literaria
La película se basa en la novela de 2014 The Ballad of a Small Player, del aclamado autor británico Lawrence Osborne. La obra de Osborne ya ha sido llevada al cine anteriormente con The Forgiven (Los perdonados), protagonizada por Ralph Fiennes y Jessica Chastain.
En su publicación, la novela fue seleccionada por The New York Times como uno de los «100 Libros Notables de 2014» y la crítica la emparentó con la tradición de thrillers morales de maestros como Graham Greene y Fiódor Dostoievski. Esta herencia subraya la ambición del proyecto, que trasciende el género de casinos para explorar temas universales como la culpa, la redención y la naturaleza de la autodestrucción. El guion ha sido adaptado por Rowan Joffe, y la producción corre a cargo de Good Chaos, Nine Hours y Stigma Films.
Fechas de Estreno
Siguiendo la estrategia de Netflix para sus lanzamientos más importantes, «Maldita suerte» tendrá un estreno limitado en cines antes de su llegada a la plataforma.
La película se estrenará en cines seleccionados de Estados Unidos el 15 de octubre de 2025, y en el Reino Unido e Irlanda el 17 de octubre de 2025. También están previstos estrenos en otros mercados internacionales, como Australia y Alemania el 16 de octubre, y España el 17 de octubre.
Finalmente, «Maltida suerte» estará disponible en todo el mundo en Netflix a partir del 29 de octubre de 2025.

