Un cambio de paradigma
La mayor parte de nuestros alimentos han sido producidos durante décadas por la agricultura industrial. Este sistema ha sido dominado por granjas que cultivan los mismos productos año tras año. En el proceso se utilizan enormes cantidades de fertilizantes y pesticidas químicos que producen un impacto altamente dañino al suelo, el agua, el aire y el clima.
Este modelo derrocha y degrada los recursos, por lo cual no ha sido creado para durar.
En la actualidad, afortunadamente, un número cada vez mayor de agricultores y científicos que apuestan a la innovación están tomando un camino alternativo. Estos expertos están avanzando hacia un sistema de producción agrícola más sostenible, ambiental, social y económicamente.
El avance científico y el uso de nuevas tecnologías ha sido fundamental para el desarrollo de la agricultura sostenible. Los sensores de nivel o de líquidos y las herramientas semejantes a los instrumentos de medición de presión ayudan a mejorar la eficiencia de este sistema de producción agrícola.
Este sistema incluye a granjas de todos los tamaños, que producen una gran variedad de alimentos, fibras y combustibles adaptados a las condiciones locales y los mercados regionales. Sus prácticas de vanguardia, basadas en los últimos avances científicos, maximizan la producción y las ganancias y minimizan el daño ambiental.
Los defensores de la agricultura industrial aseguran que sus efectos son el precio que debemos pagar por “alimentar al mundo”. Sin embargo, la evidencia científica rechaza esta afirmación y propone un modelo más sostenible, que puede llegar a ser igual de rentable y capaz de cubrir nuestras necesidades a largo plazo.
La economía y el mundo se plantean cada día más estas cuestiones y se preocupan en estos términos. Muchas empresas de hoy tienen estructuran sus investigaciones y esfuerzos en este sentido, como Endress & Hauser: https://www.es.endress.com/
¿Qué es la agricultura sostenible?
Entonces, la agricultura sostenible es el futuro. Pero, ¿qué es exactamente?
En agricultura, la sostenibilidad es un concepto complejo con distintas facetas. Entre ellas se encuentra la económica. Una granja sostenible debe constituirse en un negocio rentable que contribuya al desarrollo económico.
Asimismo, incluye un aspecto social, ya que los trabajadores deben ser tratados de manera justa y debe existir un vínculo de mutuo beneficio con la comunidad en la que se desarrolla.
Finalmente, existe una esfera ambiental. En agricultura, se entiende por sostenibilidad ambiental a la buena administración de los recursos naturales utilizados por las granjas.
Esto implica, entre otras cosas, construir y mantener un suelo en buenas condiciones, gestionar el agua con prudencia, fomentar la biodiversidad y minimizar la contaminación del agua y el aire.
Prácticas de la agricultura sostenible
En las últimas décadas han surgido prácticas agrícolas sostenibles de un enorme valor. A continuación, hablaremos de las más importantes.
Rotar cultivos: La plantación de una variedad de cultivos es algo beneficioso; favorece una saludable conservación del suelo y mejora el control de plagas. Las prácticas de diversidad de cultivos incluyen cultivos intercalados y complejas rotaciones de cultivos durante años.
Reducción o eliminación de la labranza: Si bien el arado tradicional prepara los campos para la siembra y permite el control de la maleza, puede provocar una gran pérdida de suelo. Los nuevos métodos de labranza reducida o labranza cero, en los que se inserta la semilla de forma directa en el suelo no perturbado, pueden disminuir la erosión y mejorar la salud del suelo.
Cultivo de cobertura: La plantación fuera de temporada de cultivos de cobertura, como la arveja vellosa o el trébol, protegen y fortalecen la salud del suelo; previenen la erosión, reponiendo sus nutrientes y manteniendo las malezas a raya. Este tipo de cultivo reduce la necesidad de herbicidas.
Integración de cultivos y ganadería: En la agricultura industrial existe una tendencia a mantener separadas la producción vegetal de la animal. Los animales suelen vivir lejos de donde se produce su alimento. Los últimos descubrimientos en la materia proponen una integración inteligente de la producción animal y la agrícola, lo que haría a las granjas más rentables y eficientes.
Adopción de prácticas agroforestales: Almezclar árboles o arbustos en sus operaciones, los agricultores pueden ofrecer sombra y refugio a las plantas y animales. Además, esta práctica puede proporcionar ingresos adicionales.
Manejo integrado de plagas: Se pueden realizar controles biológicos y mecánicos para mantener bajo control las poblaciones de plagas y así minimizar el uso de plaguicidas químicos.
Gestión de paisajes: Las granjas sostenibles tratan a las zonas cultivadas y no cultivadas de manera menos intensiva. Son parte integral de la granja, valorándoselas por su papel en la reducción de la erosión, la disminución de la escorrentía de nutrientes y la protección de la biodiversidad.
Estas prácticas están conectadas por la diversificación. Al igual que la naturaleza, la agricultura más sostenible y productiva es compleja y diversa.
La agricultura sostenible es, hoy y ya, vista como una necesidad más que un privilegio o un lujo.