En el Día Europeo de las Personas Sin Hogar, la intervención social cobra gran importancia por su capacidad de resolver los problemas que amenazan a los colectivos en situación de riesgo
En España actualmente hay unas 40.000 personas sin hogar. Pero estas cifras se recrudecen cuando nos referimos a las personas que residen en una vivienda insegura, que son 3,6 millones y si atendemos a aquellas personas que se encuentran habitando en una vivienda inadecuada la cifra alcanza los 5 millones de personas.
Cáritas ya se ha pronunciado respecto a esta situación y ha puesto de manifiesto que la realidad que viven estas personas tiene que ver con la restricción de derechos que han sufrido en estos últimos años. Estas restricciones giran en torno a la dificultad para acceder a los servicios sanitarios o las diferencias de acceso y obtención de ayudas a través del sistema de protección social, en las que se tienen en cuenta aspectos como el empadronamiento y rentas mínimas.
Esta organización sin ánimo de lucro ha lanzado la campaña “Somos personas, tenemos derechos. Nadie sin hogar” para visibilizar los problemas a los que se enfrentan estos colectivos. También buscan sensibilizar a la sociedad, autoridades, entidades locales y medios de comunicación para que se comprometan con una mejora de los derechos de las personas más desfavorecidas.
Por todo ello, los profesionales de intervención social se han convertido en una figura fundamental de ayuda a estas personas. En GES Formación, escuela que ofrece cursos online y cursos a distancia además de postgrados y másteres en ambas modalidades, se imparte el máster de intervención social con colectivos en situación de riesgo y resolución de conflictos. Este máster tiene como objetivo preparar a profesionales para que conozcan los colectivos de riesgo existentes, como las personas sin techo o las víctimas de violencia de género, y posean las herramientas adecuadas para ayudar y resolver diferentes tipos de conflictos.
Se hace patente, por tanto, la necesidad de una concienciación social mayor respecto a la profesionalización de aquellos que ayudan a los colectivos más vulnerables. El fin debe ser asistir de forma eficaz a todas estas personas con acciones que realmente sean convenientes para cada situación. Una formación relacionada como el máster de intervención social habilitaría a los alumnos para desarrollar la labor de trabajador social.