Hoy celebramos el aniversario del físico más influyente de la última época: Albert Einstein. (No vamos a decir el más, porque esto es irse superando unos a otros).
Albert Einstein nació en Ulm, por entonces Reino de Wurtemberg (cómo cambian las cosas) y terminó sus días en Boston, como profesor en Princeton. Como todos sabemos, enunció la Teoría de la Relatividad y esa cosita (en sus dos versiones) ha revolucionado el mundo de la física. Le gustaba navegar, decía que relajaba y que le dejaba pensar.
Pensó mucho este tipo, y lo de la relatividad va más o menos de que el tiempo no es un continuo y que en realidad depende de la atracción gravitacional y de la velocidad. Dícese: que el tiempo es una dimensión relativa que depende de otros factores por lo que (y ahora interviene la ciencia-ficción) los viajes en el tiempo son posibles. También especuló sobre agujeros negros, blancos y demás cuestiones sobre partículas que nos superan (anda que no, que tenemos unos cuantos artículos preparados).
Pero os voy a contar una anécdota que tal vez no conozcáis. Se encuentran Einstein y Chaplin y le dice Einstein que, jope, que Chaplin era un tipo admirable porque su arte era universal y que lo comprendía todo el mundo, a lo que le responde el creador de Tiempos Modernos: qué va, si lo admirable es lo suyo, que nadie comprende una palabra de lo que dice y encima le admiran.
Ahí queda.
Einstein queda hoy como el mayor revolucionario de la física tradicional y como un icono de la evolución y la ciencia.
Ay, que se me olvidaba, que fumaba en pipa, que no todos somos tan tontos.