Hoy leo en el Forbes las 11 reglas del señor Bill Gates para los jóvenes. (Ya sabéis, es uno de esos de ir pasando fotitos y así ellos obtienen publicidad puesta en lugares estratégicos para que te equivoques así como si nada, es que lo que tiene este mundo).
Están bien las reglas y tienen su ironía, hablan sobre el mundo empresarial y aconseja que no se le eche la culpa a los padres de los fracasos propios y demás. Pero hay una que me gustó especialmente.
Regla ocho. En el colegio puede haberse eliminado la diferencia entre ganadores y perdedores, pero en la vida real no. En algunas escuelas ya no se pierden años lectivos y te dan las respuestas que necesitas para resolver correctamente un examen y facilidades para que tus responsabilidades sean cada vez menores. Eso no tiene nada que ver con la vida real.
¡Premio, señor Gates! Ya sé que es usted mil veces más listo que yo –y mejor de la pasta ni hablamos, jeje- pero me parece que ha dado usted en el clavo y ya tenía esa sensaci´çon desde que iba al colegio: aquello no era real (como en la película Inception o also así). Sí, en los colegios se eliminan efectivamente conceptos fundamentales de la sociedad como la competitividad o la diferencia. Sí, el que más o menos haga los deberes y no sea un burro total, aprueba y (dependiendo del país, claro), si sus padres pueden le pagan la universidad –ahí empieza ya la diferencia- o si no te vas a servir hamburguesas si no obtienes una beca. Al menos en lo que yo he conocido, la educación (y me refiero al aprendizaje, no a las buenas maneras) se basa en portarse un poco bien y poco más. Si no se te cae demasiado la baba, los exámenes se aprueban con la gorra porque, como dice el señor Bill Gates, las respuestas te vienen dadas.
Y ahí está la gran reflexión a mi modo de ver. Sí, puede que te enseñen (vamos a poner como ejemplo la informática) a medio programar, a medio saber lo que es una base de datos (que francamente, lo puedes aprender sin dificultad en la web) pero cuando surge un problema de verdad (un rootkit por ejemplo, es un virus de los chungos) pues hay que ver qué se hace y les aseguro que cuando te enfrentas a uno de éstos la solución no viene en Internet. Sí, entonces es cuando, se supone, hay que aplicar los conocimientos pero… creo que la mayoría de la gente viene tan acostumbrada a que les den las respuestas dadas que es incapaz de usar el coco para buscar respuestas a nuevos problemas que ‘no vienen en el libro’. Porque no, en el libro no viene como sobrevivir a un divorcio (en el cine nos dijeron eso de ‘felices para siempre’) o a tener hijos y que sean un verdadero coña…. (que suele pasar) o a miles de asuntos como que nos contaron que hay cosas que no cambian nunca y ya veis, las cosas se precipitan a modo de vértigo y las estructuras sociales dan giros demoledores en cuestión de meses (eh, que la Cámara de los Lores seguirá ahí, que se queden tranquilos los ingleses, otra cosa que nunca he entendido, pero bueno). Nos han preparado para seguir la instrucciones y cumplir con más o menos unas normas básicas para sobrevivir pero nada más.
Puede ser que en un mundo diferente al mío (en el, de Bill Gates ya ni te cuento) te hagas aprendiz de algo y a los diez años tengas tu propia panadería y los vecinos sean encantadores y los villancicos suenen por Navidad. Pero para mucha gente (y cada vez somos más), el mundo es un lugar peligroso de cambio constante y de adaptación al medio. La selva, vamos. Supongo que llevar (y fundar) Microsoft debió de ser la leche, y que cuando se plantaron en el despacho de IBM debieron flipar con ellos pero… ¡Riesgo y adaptación! Y creo que le fue bastante bien al chaval (y cuando se piró ya vimos lo que pasó con el señor Ballmer).
Y no, una empresa de software no va a durar eternamente (IBM no sé a qué se dedica exáctametne ahora, pero pervive, si alguien quiere saber cómo empezaron, que me pregunte, porque tiene un par de anécdotas jugositas). No, ni Apple ni Google ni Microsoft ni la madre que le parió van a liderar el mercado siempre. Llegarán otros, se meterán en un nicho de mercado nuevo (como hizo Google, no nos engañemos) y poco a poco irán comiendo terreno a los anteriores y… ¡ley de vida!
Y creo que la reflexión de Gates, al menos a mí, nos lleva a plantearnos el asunto de la adaptación y la de mantenernos despiertos, atentos y tratar de usar algo que, a veces se nos olvida, tenemos entre los hombros (y no, no son los pectorales machacados del gimnasio, no). Este tipo la usó, hizo algo nuevo y… yo creo que ganó, ¿no?
En el vídeo de hoy no hay ni tíos ni tías buenas (es un tío, no entiendo mucho pero…). En fin, sí, os presento a Steve Ballmer, que tengo entendido que tenía un alto cargo en Microsft cuando Gates dejó la firma. No sé por qué pero cuando anunció que se piraba, él mismo ganó millones con las acciones de Microsoft del pelotazo para arriba que pegaron. ¡Para pensárselo!