La misteriosa muerte de Danny Casolaro: desentrañar una conspiración política

En el verano de 1991, la misteriosa muerte del periodista de investigación Danny Casolaro conmocionó al mundo. Hallado muerto en la bañera de un hotel de Martinsburg, Virginia Occidental, la muerte de Casolaro suscitó interrogantes sobre un posible encubrimiento político. ¿Fue asesinado porque estaba a punto de sacar a la luz una conspiración política muy delicada?

Primeros años y carrera profesional

Danny Casolaro nació el 16 de junio de 1947 en McLean, Virginia. Creció en el seno de una familia católica y desde muy joven desarrolló su pasión por la escritura y el periodismo de investigación. Tras asistir al Providence College, se embarcó en una carrera que incluía el boxeo amateur, la escritura de poemas y relatos cortos, e incluso la cría de caballos árabes de pura raza. Casolaro también incursionó en el periodismo, explorando temas como la presencia naval soviética en Cuba y el contrabando de opio a Estados Unidos por parte de organizaciones comunistas chinas.

Hacia finales de los años setenta, Casolaro se centró en la industria informática y adquirió una serie de publicaciones comerciales del sector. Sin embargo, a principios de los 90, decidió volver al periodismo y se interesó por el caso Inslaw, un escándalo de software en el que estaba implicado el Departamento de Justicia de Estados Unidos.

El caso Inslaw

El caso Inslaw giraba en torno a una empresa de software llamada Inslaw Inc, que había desarrollado un programa conocido como PROMIS (Prosecutor’s Management Information System). PROMIS se diseñó para agilizar la gestión de casos para los organismos encargados de hacer cumplir la ley. En 1980, el Departamento de Justicia de Estados Unidos se convirtió en uno de los principales clientes de Inslaw, pero la relación no tardó en agriarse.

Según William Hamilton, fundador de Inslaw, el Departamento de Justicia empezó a retener pagos a Inslaw, llevando a la empresa a la quiebra. Más tarde se descubrió que el gobierno canadiense también utilizaba el software de Inslaw sin el debido pago. Esto dio lugar a una batalla legal entre Inslaw y el Departamento de Justicia, con acusaciones de robo de software e irregularidades financieras.

Investigación de Danny Casolaro

Danny Casolaro creía que el caso Inslaw era sólo la punta del iceberg. Pensaba que formaba parte de una conspiración mucho mayor e interconectada en la que participaban funcionarios corruptos de Estados Unidos, el crimen organizado y agencias de inteligencia. Casolaro se refería a esta red en expansión como «El Pulpo».

La investigación de Casolaro le llevó a entrevistar a Bill y Nancy Hamilton, propietarios de Inslaw Inc. Ellos le presentaron a un hombre llamado Michael Riconosciuto, que afirmaba haber trabajado para la CIA y tener conocimiento de actividades ilegales relacionadas con la distribución del software de Inslaw. Riconosciuto alegó que los fondos procedentes de la venta del software se utilizaban para financiar operaciones encubiertas en Nicaragua, América Central y Oriente Medio.

Cuando se corrió la voz del escándalo de Inslaw, el Congreso empezó a tomar nota. En agosto de 1989, el Comité Judicial de la Cámara inició una investigación formal. Casolaro vio la oportunidad de sacar a la luz la verdad y empezó a reunir pruebas y a realizar entrevistas. Sin embargo, su investigación dio un giro inesperado cuando Michael Riconosciuto fue detenido por narcotráfico poco después de compartir su historia con los investigadores de la comisión.

Sin inmutarse, Casolaro continuó su investigación y se reunió con Elliot Richardson, ex Fiscal General del Presidente Richard Nixon. Richardson creía que el caso Inslaw tenía implicaciones de gran alcance, afirmando que la conspiración que lo rodeaba era más siniestra que cualquier cosa revelada en el escándalo Watergate.

La muerte de Danny Casolaro

El 10 de agosto de 1991, Danny Casolaro fue hallado muerto en una bañera del hotel Sheraton de Martinsburg, Virginia Occidental. La causa oficial de la muerte fue declarada suicidio por el forense. Sin embargo, la familia y los amigos de Casolaro se mostraron escépticos ante esta conclusión y sospecharon que se trataba de un crimen.

Según los informes policiales, en la bañera se encontraron una nota de suicidio y una única hoja de afeitar. Casolaro tenía doce cortes profundos en las muñecas, ocho en la izquierda y cuatro en la derecha. Uno de los cortes era tan grave que le seccionó un tendón. La nota de suicidio, supuestamente escrita por Casolaro, planteaba más preguntas que respuestas.

Los allegados de Casolaro cuestionaron la autenticidad de la nota de suicidio, ya que no parecía propio de él quitarse la vida. Además, señalaron que había recibido amenazas de muerte antes de morir y expresaron su temor por su seguridad. Las circunstancias que rodearon su muerte, incluidos los documentos desaparecidos y los moratones inexplicables, hicieron sospechar de un posible encubrimiento.

Investigaciones y encubrimientos

Tras la muerte de Casolaro, las autoridades de Virginia Occidental abrieron una investigación formal, pero muchos creen que fue insuficiente y careció de profesionalidad. La escena del crimen se manipuló de forma incorrecta, con la posible destrucción de pruebas cruciales. Además, la policía no examinó a fondo las habitaciones circundantes ni entrevistó a posibles testigos.

Elliot Richardson, una figura destacada en el caso Inslaw, creía que había pruebas suficientes para sugerir juego sucio. Criticó la falta de una investigación exhaustiva de la muerte de Casolaro y el posterior encubrimiento por parte de funcionarios del gobierno. La opinión de Richardson era compartida por la familia y los amigos de Casolaro, que consideraban que se había ocultado la verdad.

El legado de Danny Casolaro

La muerte de Danny Casolaro dejó tras de sí un legado de preguntas sin respuesta y especulaciones permanentes. Su incansable búsqueda de la verdad y la justicia frente a una vasta conspiración política ha cautivado las mentes de muchos. A pesar del paso del tiempo, el caso sigue sin resolverse, y el alcance de la conspiración del «Pulpo», si es que existe, sigue eludiendo a los investigadores.

La misteriosa muerte de Danny Casolaro sigue siendo un enigma, envuelto en acusaciones de encubrimiento político y preguntas sin respuesta. Su investigación sobre el caso Inslaw y su búsqueda de la verdad en torno a la conspiración del «Pulpo» le llevaron a su prematuro fallecimiento. Si la muerte de Casolaro fue un suicidio o un asesinato cuidadosamente orquestado, es posible que la verdad nunca se desvele del todo. La memoria de Danny Casolaro sirve para recordar los riesgos a los que se enfrentan los periodistas de investigación y la importancia de descubrir la verdad, sin importar las consecuencias.

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