¿Quién es Francisco Nicolás Gómez Iglesias, también conocido como «Pequeño Nicolás»?

En los anales de la historia de España, pocas personas han captado la atención del público como Francisco Nicolás Gómez Iglesias. Conocido coloquialmente como «El pequeño Nicolás», Gómez Iglesias saltó a la infamia en 2014, cuando salieron a la luz los detalles de su elaborada red de engaños y fraudes.

Francisco Nicolás Gómez Iglesias nació el 18 de abril de 1994 en Madrid, España. Criado por su abuela desde los 14 años, emprendió un camino que le llevaría a convertirse en uno de los delincuentes más conocidos de España. Mientras estudiaba Derecho en la universidad, Francisco Nicolás comenzó a forjarse una intrincada doble vida. Afirmaba tener influyentes conexiones en las esferas política y empresarial, una fachada que utilizaba para explotar a personas y organizaciones desprevenidas.

La audacia de Francisco Nicolás no tenía límites. Supuestamente estafó a docenas de personas, prometiéndoles lucrativas oportunidades de negocio a través de sus supuestos contactos de alto nivel. Para reforzar sus historias inventadas, alquiló coches de lujo e incluso equipó uno con una luz azul similar a las utilizadas por las unidades policiales encubiertas. Hizo todo lo posible por mantener la ilusión, contratando guardaespaldas personales para dar credibilidad a sus diversas identidades.

Pero fue la capacidad de Francisco Nicolás para infiltrarse en las altas esferas del poder político y económico español lo que realmente cautivó a la opinión pública. Afirmó haberse hecho pasar por un miembro del CNI, la agencia de inteligencia española, e incluso asistió a la coronación del Rey Felipe VI como invitado de lujo. Estas audaces hazañas le catapultaron a la fama nacional y le valieron el apodo de «Pequeño Nicolás».

A pesar de sus esfuerzos por mantener su fachada, la red de engaños de Francisco Nicolás acabó por deshacerse. El 14 de octubre de 2014 fue detenido por la Policía Nacional acusado de falsificación, estafa y usurpación de identidad. La investigación posterior puso al descubierto el alcance de sus actividades fraudulentas y la vasta red de personas y organizaciones a las que había engañado.

En entrevistas posteriores a su detención, Francisco Nicolás hizo afirmaciones aún más extravagantes. Afirmó que había trabajado para los servicios secretos españoles, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), así como para la familia real española y la vicepresidencia del gobierno español. Incluso presumía de haber sido presidente de la organización juvenil de la agrupación local del Partido Popular español.

Los problemas legales de Francisco Nicolás no hicieron más que intensificarse en los años siguientes. En febrero de 2015, fue detenido por no pagar su parte de la cuenta de un restaurante. Sus encontronazos con la justicia continuaron, con condenas posteriores por delitos como falsificar su DNI para que un amigo hiciera en su nombre las pruebas de acceso a la universidad. La Audiencia Provincial de Madrid le condenó a un año y nueve meses de prisión por este delito en junio de 2021.

En julio de 2021, Francisco Nicolás fue condenado a tres años de prisión por usurpación de funciones públicas y cohecho activo. El tribunal citó «anomalías psicológicas y dilaciones indebidas» como circunstancias atenuantes de la condena. Ese mismo año, en diciembre, fue condenado a tres años y cinco meses de prisión por nuevos delitos de usurpación de funciones públicas y falsificación de documentos oficiales.

El capítulo más reciente de la saga delictiva de Francisco Nicolás se refiere a su plan para acceder a información confidencial de las bases de datos policiales. Fue declarado culpable de crear un sistema ilegal para obtener estos datos, que planeaba explotar en beneficio propio dentro de los círculos sociales y políticos que frecuentaba. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid le condenó a cuatro años y tres meses de prisión por este delito, con lo que su pena total de prisión ascendió a la asombrosa cifra de doce años y cinco meses.

La historia de Francisco Nicolás Gómez Iglesias es una advertencia sobre los peligros del engaño y las consecuencias que aguardan a quienes manipulan a otros en beneficio propio. Sus audaces hazañas y su capacidad para infiltrarse en las altas esferas de la sociedad española cautivaron la imaginación del público, pero al final su red de engaños se desenredó, provocando una cascada de repercusiones legales.

El ascenso y la caída del «Pequeño Nicolás» sirven a España para recordar que nadie está por encima de la ley y que la verdad siempre prevalecerá. La historia de Francisco Nicolás sirve de dura advertencia a las personas tentadas por la seducción del engaño y el fraude, poniendo de relieve las graves consecuencias que aguardan a quienes eligen este camino.

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