Recuerdo el vómito seco de cólera tratando de escapar por mis entrañas mientras su sal me consumía desde el sexo hasta las mismas entrañas se llenaba de rencor y aversión y entre ese vómito frío quise escupir las palabras que aún dentro llevo descarnadas.
Quiero sentir ese su vómito frío, el de mis dos hermanas, el de mis dos ejecutoras, traidoras, feroces hienas de mar. Aún siento cerca su aliento de carne muerta, humano, sangrante. me alejo ahora cuando tomaron aquel barco para hacerse con la sal y me hicieron subir también a mí, Thalía, al mismo lugar. No les costó mucho con su sexo húmedo de venganza, de miedo, de rencor y muerte. Todos murieron, casi podía oler su sangre seca. Me encanta el olor de la sangre seca. Aún recuerdo el hambre que aún, aún, me invadía mientras ya la carroña se secaba al sol.
Dijeron haber preparado a los humanos, una exquisita comida y me llevaron a los sótanos del barco, dejando allí la carroña que ellas no habían querido, bien saciadas, engordadas, pútridas. ¿Queríais lo que llevaba en mi vientre? Suspirabais las dos y cuchicheabais, debilitadas de sexo y mentiras y sal. Thalía estaba hambrienta, tienen los mares que comprenderlo, tal vez perdonarme. Me abalancé desesperada sobre la carne ya putrefacta, arrastrándome sobre mis extremidades y rasgándome la piel y mis alas rugieron. Pero ellas allí reían de alientos fétidos y envidias y miedos y desde lo alto me arrojaron sal, un saco tras otro y reían a carcajadas mil mientras se consumía mi alma en el interior de la carne seca que aún late por venganza. Sentí que, poco a poco, mi piel se secaba hasta que no pude moverme más. Continuaron y bajo kilos de sal me enterraron, secándose ya por siempre mis articulaciones. Allí me quedé, mientras mis hermanas huyeron al fondo del mar, donde aún hoy yacen, donde aún hoy ríen mi fortuna.
Aún llevo en mi vientre ese vómito seco que pujó por salir en ese momento último, ese vómito frío, no de miedo, no de sed, de hambre, de hiel, de fuego.
Desde este lugar huelo a sangre, huelo a miedo, huelo a venganza.
Soy Thalía, la sirena, soy Thalía, la desventurada y he visto los mil desventurados desde las mil proas de mil barcos perdidos en ésta, la que es mi historia.