Pues acabo de volver del médico, sí. Era una tal Dra Vivas y me ha hecho más preguntas que Google y Facebook juntos. ¿Resultados? Pues no concluyentes y demás pero le hice una pregunta y me respondió más o menos bien (que la pierna no estaba más hinchada de lo normal ni roja ni nada). Bueno, sí que siguiera tomando la medicación y que dejara de fumar y de beber (adivina qué estoy haciendo para celebrarlo, jeje) y vamos, la medicación se la pueden meter por donde yo me sé. Eh, que yo entiendo que tienen que cumplir protocolos y demás y que hay que cubrirse las espaldas pero mira, si me quitan el tabaco y el alcohol no sé a dónde vamos a llegar.
Pero me gustaron las preguntas y bueno, la cosa empezó mal pero luego me empecé a sentir mejor porque me di cuenta que los que pasan por ahí estaban bastante peor que yo. Que si tenía ganglios, úlceras… vamos, me preguntó de todo y llegué a la conclusión que estoy como una rosa. No sé qué narices quieren mirar en el pecho pero no es que sea Tarzán pero ahí no van a encontrar nada de nada así que… ¡como un vigilante de la playa! Ya sólo me falta la Pamela Anderson de turno y ya… ¡a romper en Malibu!
Bueno, antes de las abdominales y las repeticiones (la verdad es que no sé ni lo que son) os contaré que mi amor por la gimnasia comenzó allá cuando iba al colegio y el profesor me miraba estupefacto diciendo que me estaba burlando de él, que era imposible ser tan inútil. Me gustaría volver a encontrármelo para darle las recomendaciones de las novias que he tenido y acreditar que sí, alguien puede ser así de inútil. Testimonios aparte, yo no era malo practicando deportes de equipo y metía goles y todo. Me llamaban Julio Salinas por mi torpeza al correr pero, leche, al final el baloncito iba dentro. Una vez incluso metí un gol de vaselina (sí, fue mi momento Messi, sólo fue ése asi que me acuerdo bien).
Bueno, pues nada que la vida sigue y que parece que los bares me van a tener que seguir aguantando algunos añitos más (tampoco nos pasemos, con unos meses más de vida me conformo).
Bueno, que hoy me siento como Barney (ese nombre tiene algo de mágico porque en dos series que me encantan, The Simpsons y How I Met Your Mother, salen dos Barneys que son la leche, gente guay) así que vamos a terminar con la conversación telepática y la respuesta de Barney en forma de los Beach Boys.