Bueno, segunda coca-cola de la mañana (ésta va con un pellizco de cariño) y vamos a ello, que luego nos desconcentramos. Ayer estuve leyendo sobre un tarado llamado Otto Rahn, al que echaron de las SS por sabe Dios qué razones (por tarado, supongo, pero para que te echen de las SS por tarado hay que estar muy, muy para allá). En fin, que el tipo éste –al que ya conocía, desde luego, pero hay que refrescar la memoria por otros asuntos que me tienen prohibido confesar- murió joven y dejó escritos dos libros (no me sé los títulos en español, lo siento, y la verdad es que en inglés tampoco me acuerdo y eso de mirarlo en internet… ufff, qué cansado) y murió joven en extrañas circunstancias. Algunos dicen que desertó o algo así y que unió a los americanos, no sé. Dicen tantas cosas que para qué prestarles atención. Bueno, el colega en cuestión estaba investigando algo así como el tesoro de los cátaros y con ello el puñetero Grial (no sé si va con mayúscula pero me la pela la real academia de la PUTA lengua española). Por supuesto, las cumplía todas, anti-judío y demás… que al final le mandaron a Dachau pero no de prisionero, jeje.
Bueno, que si os interesa saber más hay por ahí un montón de páginas, incluida la Wikipedia de los coj… en las que podéis aprender mucho sobre el tarado este. La página pseudo-oficial de Otto Rahn está en varios idiomas y si vuestro ruso no alcanza el nivel es mejor que ni os molestéis.
Por cierto, el que sí que es interesante es Otto Rank, un psicólogo freudiano de la Escuela de Viena (esto sí que va con mayúscula). Mejor os lo miráis por ahí que que os lo cuente yo que ya empiezo a estar piripi desde por la mañana y esto hay que aprovecharlo para seducir a alguna chavala (más quisiera, con que no me tiemble demasiado la mano para escribir voy más que sobrado).
Bueno, cuídense y no hagan nada que yo no haría (y no se me ocurre así que: haced lo que os venga en
gana).
Qué bien, qué bien, hoy no comemos