Economía, papás, Francia

Dijo Bill Gates que no había que echarle la culpa a los padres de lo que nos pasaba. Algo así está sucediendo con la economía.

Dijo no hace mucho el señor Presidente de Estados Unidos que la culpa de todo lo que se estaba viviendo era culpa de la administración anterior y que, claro, ahora estaba difícil. El asunto se hace extensible a otros países y vemos como, los que llegan y según llegan, dicen que no están seguros si podrán cumplir las promesas porque, claro, ‘estaba así cuando llegué (espero que no me demanden de The Simpsons).

Por lo poco que sé, y es un poco lo que nos cuentan, la cosa va así y voy a simplificar. Los países ahora mismo contraen deudas porque claro, así funcionan las cosas, y son más o menos como si nosotros contratamos una hipoteca y tenemos el ‘marrón’ de por vida: a pagar y pagar e incluso los bancos son tan magnánimos que te dejan seguir pidiendo dinero porque te va a ir tan bien que vas a poder pagarte el Maseratisin problemas. La segunda parte es que luego no podemos ni nosotros ni los estados y parece que el llega se lo encuentra peor aún y por eso, mejor, no arreglar nada.

Lo de Estados Unidos. Ejemplo con Apple: ¿cuánto costaría ese teléfono fabricado con mano de obra exclusivamente americana? Vale, pongamos que mucho, mucho  más… pero nos queremos comprar entonces un móvil de esos chinos… no, que mejor les cosemos a impuestos para que el chino cueste mucho más. Al final, con el mismo sueldo, el teléfono me costará mucho más. ¿Es o no una pérdida de poder adquisitivo? Sí, sé que no se necesita ni un móvil ni un coche para sobrevivir y que con un taparrabos en la granja se sobrevive a cuerpo de rey pero no sé yo si en este plan arreglamos nada.

¿Han visto una película llamada Wag the Dog? Antes que sucediera lo de Bill Clinton se estrenaba (antes, insisto). Argumento: el presidente tenía un lío y contratan a un productor para que se invente una historia (una guerra) para confundir a la opinión pública. No quiero decir más porque sé que son ustedes personas inteligentes y se pueden imaginar el resto. Y es que, por ahora, no se han puesto propuestas económicas coherentes sobre la mesa en ningún país.

Vamos con Francia: uno se quiere medio ir de la UE (hasta lo llama Frexit) y la otra quiere correr para irse. Bien, ya sólo quedan dos y parece que ninguno es amigo de la UE y que esto, amigos míos, está próximo a la ruptura. Nuestros ‘amigos’ los ingleses lo empezaron (sé que no todos estaban de acuerdo, pero ahí quedó) y ahora nuestros ‘amigos’ los franceses tienen en su francesa mano acabar con una estabilidad que, me temo, ya se está tambaleando.

Ni Macron ni Le Pen van a echar flores a la UE y eso ya lo han dicho. Parece que va a ganar Macron (yo me equivoco siempre así que ni caso, por favor) así que tendremos una opción más o menos moderada pero esto no evita que la mecha que se encendió en el Reino Unido se extienda por Europa y, en consecuencia, a su euro.

Aunque nadie en su granja me crea: malo para todos porque la economía es global, aunque algunos, por muy oval que sea su despacho, se nieguen a reconocerlo. Estoy de acuerdo que se puede convencer a muchos con promesas dudosas pero me temo que los tiempos felices de Dorothy buscando al Mago de Oz han pasado y ya es hora de que nos enteremos. ¿Que estábamos mejor antes? Puede ser pero como dijo Ana Belén…

No volverán Ana Belen

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