Libertad parece ser ya una palabra del pasado, de la Revolución Francesa o del esclavismo o, simplemente, ha pasado de moda y ahora todos queremos ser independientes (que se viene a resumir con no depender de nadie).
Independiente es el que se busca un trabajito y se va de casa de sus padres (sintiéndolo mucho, sigue dependiendo el muchacho del sistema, pero al menos puede beber cerveza e invitar a la novia) y se independiza una nación oprimida de su agresor (sin chistes, Martin, sin chistes) y… leyendo perfiles en cierta red de citas, me doy cuenta que la gente (ellas al menos, de ellos no sé nada) es cada día más independiente.
Me resulta un poco extraño que en una red de citas todos presuman de independencia, y no sólo lo hacen de una manera económica (que podría estar hasta bien, ya supongo que si no lo ponen te hueles lo peor), sino que esa independencia se extiende al terreno sentimental y, a día de hoy, todos tenemos que ser independientes y, a la mínima, aplicar eso de ‘si te he visto no me acuerdo’. Como todo en la vida, antes un negocio duraba más y te esclavizabas al negocio familiar o tu puesto de trabajo, pero con tanta independencia hoy nos hemos acostumbrado al ‘todos somos prescindibles’ y ‘como tú tengo una pecera llenita’ (para la red de citas también parece ser aplicable). De alguna rocambolesca manera que yo no entiendo muy bien, cambiamos de pareja con la misma facilidad que de empleo porque ahora somos todos muy modernos. Aplicando eso del materialismo histórico (o como dirían algunos ‘todo se puede explicar por el $$$’): esta fórmula le sirve a las empresas para prescindir fácilmente de los trabajadores, no depender para nada de ellos y abaratar costes. ¡Un chollo!
Y como vivimos en el capitalismo, de alguna manera eso de los dólares en la cuenta bancaria nos afecta a todos y de alguna manera algo se pega en nuestro cerebro para llegar a la conclusión de que podemos pasar de una pareja a otra sin pasar por un período de luto (qué antiguo soy) o lamentarnos un minuto siquiera ya que, al fin y al cado, me cojo el móvil y aquello está lleno de independientes pececillos como yo que buscan, sobre todo, mantener su independecia y (esto lo ponen todos, jeje) ‘echarse unas risas’.
Como parece que ahora lo de buscarse pareja consiste solamente en ‘echarse unas risas’ porque hoy estoy contigo y mañana los dioses dirán, pues para qué nos vamos a molestar. Hay que ser atractivo a la vista porque así lo marcan los cánones (siempre triunfaron los guapos, tampoco nos engañemos, que llegue el día que me pongan a mí en una película y no a Brad Pitt y el tortazo en taquilla seria apoteósico –por cierto, si hay alguien interesado, puedo trabajar por whiksy-). También tienes que tener aficiones que comparta todo el mundo como senderismo (yo estoy en Madrid los fines de semana y estamos todos bebiendo, pero vale), algún deporte de riesgo (importantísimo, eso de arriesgar la vida es de cerebritos ahora) e ir mucho a la playa (pero mucho, mucho). Por cierto, insinúa de alguna manera que tienes coche (es importante).
No queremos reaplicar el materialismo histórico pero se me plantea que para ir tanto a la playa hay que tener dólares, lo del coche ni te cuento ($$$), lo de la independecia es que estás adaptado al sistema y por lo tanto recibes los anhelados dólares, y lo del senderismo porque te gusta, te sientes cool y realizado con esa cara de Washington planeando en el horizonte de tu próximo viaje exótico (otra vez, potentado, guapooooo, tio bueno, macizorro).
No sé, igual es que veo demasiado cine últimamente pero me estoy volviendo un poco anticuado y antes te tenía que gustar alguien.
Por cierto, no me atreví a hacer el chiste del todo en la sección de Preguntas Frecuentes pero esta vez le echo narices.
¡Acepto donaciones! No coche, ni me puedo ir al Himalaya a contemplar una puesta de sol con mis gafas de sol último modelo asi que. Ahí va:
Pasen ustedes un buen día. Yo creo que hoy estaré solito.