Mucho se está hablando del ‘manspreading’, la actitud de algunos (hombres) de abrir demasiado las piernas en los transportes públicos.
El manspreading se refiere a cuando un hombre, generalmente, abre demasiado las piernas en un transporte público. A esto –ahora- se le llama desde algunos… lugares… micro-machismo (no confundir con los cochecitos de juguete de cuanto éramos pequeños). Este asunto viene de América aunque a saber en dónde comenzó y ahora aterriza en Madrid con unos carteles que advierten (siempre es un chico, nunca una mujer) de que esto no se hace.
Pues bien, parece que han pillado a la alcaldesa de Madrid (que va en metro a trabajar, sí) haciendo esto y abriendo demasiado las piernas y claro… ¡al twitter!
Manuela Carmena hiperventilando en el metro. Despotorrada. Dando ejemplo. ¡Ahí! #manspreading @alonso_dm pic.twitter.com/ueUnAirMqc
— Stop ISLAM (@ISIS_STOP) 8 de junio de 2017
También han cazado a otros políticos españoles (y no todos del PP) con esta actitud y por una parte mucha gente se toma esto a risa aunque no todos, porque he descubierto a través del hashtag #manspreading que hay mucha gente defendiendo que se critique esta actitud micro-machista. Para aclarar, yo no hago esto y eso de andar cruzando las piernas como suelo hacer (sí, lo hago) pues me ha supuesto algún que otro comentario jocoso (y vale, la perfecta melena que llevo también, es que yo lo valgo) pero mis amplias espaldas, conste, que no entran en los asientos reducidos del metro así que no suelo sentarme si hay otra persona sentada para no incordiar. Si se sientan al lado, procuro apartarme (a mí eso de tocar no me va, lo siento). Pero en fin, por qué andar discutiendo sobre la capa de ozono cuando tenemos temas tan interesantes como el manspreading (antes se llamaba ‘despatarre’ pero es que yo vengo del cine mudo por lo visto).
Bien, ante esto (que a mí también me invaden, y no sólo hombres), me hago la siguiente reflexión: ¿y por qué no vamos todos con chófer? Sí, yo no cojo el metro ya y he decidido ir en mi limusina con la botella de champán y haciéndome selfies con las dos modelos yugoslavas que me acompañan a todas partes del mundo… Ya saben, cenando con velas en París, en el Ritz… Le Pallais Garnier… degustando caviar en el Sojo. ¡Las cosas normales, vamos! Además, tampoco entiendo que la gente se agolpè en esos vuelos baratos… el jet privado es mucho, mucho mejor. Espacioso, sin problemas… no entiendo qué hace la gente que aún no se ha dado cuenta de esto.
Vamos a dejaros con un vídeo en el que estas tres chicas conducen y bailan en un coche, obviando todas las normas de tráfico. No os dejéis engañar por las curvas ni su actitud fresquita ni por los escotes ni por los besitos que lanza la de izquierda a los otros coches… Desde aquí defendemos el civismo y aplaudimos las preocupaciones serias como los carteles del manspreading.