¡Vuelta al cole!

Martin Cid
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Bueno, ahora que los críos vuelven al colegio (los que los tengan, los míos están en otra dimensión espacio-temporal) leo un artículo en mi medio favorito (el 20 Minutos, que ya que o voy a poner todos los días para qué seguir ocultándolo): Tecnología, nueva arma de motivación masiva.

Con mi ex discutía de esto casi todos los días y bueno, ella era la experta y no había que llevarle la contraria (por la cuenta que me traía): yo siempre decía que a los niños había que cascarles una Tablet, meterles ahí todos los libros y que los padres se ahorraban un dinerete. Para mí, lo correcto. Ella decía que en la pública no se podía porque… bueno, ejem, digamos que no daba clase en la Moraleja y que los niños no tenían dinero para libros de texto, luego se los regalaba el instituto y los perdían o los tiraban y no los cuidaban… que me imaginase el tiempo que tardaría la Tablet en salir volando a la búsqueda de una cabeza. Ante eso, sí, te callas y la verdad es que no sabes muy bien qué decir (aunque yo también he roto dispositivos cabreado, claro, así que igual si me dan una Tablet a los siete años no sé qué habría sucedido).

Bueno, pero parece ser que todos los institutos no son como éste y hay otros en los que las tablets no hacen de drons y que los niños las usan para aprender. Ponía hace tiempo una nota de prensa en la que Apple regalaba sus iPads a un colegio para que los niños aprendieran y esas cosas… luego está el asunto que me gustaría soslayar un poco… ¡los libros de texto son carísimos! Aparte de la destrucción del Amazonas… ¿no sería más fácil erradicar el papel empezando por los libros de texto? Parece ser que en España no porque… ejem, ejem… alguien gana dinerito con esto y hay incluso una ley estatal que obliga a mandar libro de texto (en papel) y, bueno… me contaron hace tiempo una anécdota de un profesor que hablaba con las editoriales a ver cuál le daba más por elegir su libro de texto. Total, que al final el tío se sacó un ordenador por la pachuli. Y sí, según me han contado estas prácticas son bastante habituales y el pirateo de los libros de texto mantiene vivas a las editoriales y cada año reporta pingües beneficios a éstas).

Y como autor que soy, no de libros de texto eso sí, me joroba porque las editoriales pasan de editar novelas y centran sus esfuerzos en los libros de texto. Vale, había que lidiar con eso y ya lo sabía pero… luego conocí a otro tipo (profesor) que había escrito un libro de texto para no recuerdo qué asignatura. Bueno, vale, ¿le pagaron? Pues tampoco le pagaron porque dijeron que el libro no se vendió. Vaya, hombre, como mis novelas. Pero para más inri, van al tío y le piden una revisión del libro y que modifique no sé qué para vender un libro de texto distinto para el año que viene… ejem, ejem… pero si no se había vendido… Otra vez conocí a un tipo cuyo libro iba por la séptima edición y no había recibido nunca un solo duro, euro o dólar por los derechos. ¿Van comprendiendo por qué no he vuelto a mandar un libro a ninguna otra editorial?

Cogiendo los dos argumentos y haciendo una especie de bocata con él le vamos a meter un poco de salsa para darle substancia. El asunto es: las viejas formas estructurales y los mecanismos educaciones están un poco corruptillos, vecinito y algo huele a podrido y cuando toca pagar los 500 eurazos (que serán más) por niño eso de septiembre  la cosa se pone m´ças dura que mi… hasta ahí. Que no cobra ni dios, que se forran unos pocos y que las leyes ayudan porque los que tienen el control quieren seguir dándose comilonas a consta de los pobres padres y subiendo el horario a los pobres profesores y… No sé, nunca fui un buen alumno, la verdad. He estudiado, he ido a la Universidad y todo eso pero… no aprendí gran cosa y creo que gran parte de mi fracaso total en el aspecto educativo ha sido el propio sistema, que para nada espoleó nunca la creatividad o algunas cualidades que creo poseer (la de beber alcohol no la incluyo aquí). Cuando me tenía que sentar día tras día, asignatura tras asignatura a leer el p. libro de texto… Que me aburría como un hongo y que no aprendía nada de nada. He aprendido cosas, pero a mi ritmo (que no suele ser muy lento, por decirlo finamente) y siguiendo mis parámetros. Así, para mí (y supongo que para muchos otros) el colgeio se convirtió en un suplicio que creía que terminaría en la Universidad pero… no, francamente, la misma m. Profesores cubriendo el expediente de manera hasta ofensiva, lamiéndose unos a otros las… y que si soy doctor en tal y en cual, ¡oh, qué bien lo disimulas! Al final resultó decepcionante pero descubrí que cuando cumples los dieciocho te dejan tomarte pepinazos entre clase y clase y luego dejé lo de ir a clase por los pepinazos y en fin… aquí andamos.

Pero entre medias sí aprendí a manejar un ordenador (bueno, ya sabía, me gustaba lo de programar desde chiquitín) y resulta que ahora… la tecnología se ha hecho con el cotarro pero los señores del antiguo régimen no creen (o no quieren creer, o más bien no les interesa) que una Tablet sirva para algo más que para volar por la clase. Yo comprendo que el cambio es difícil, pero todos los niños llevan un móvil como el mío y parece ser que eso sí que lo cuidan porque ahí tienen el Whatsapp y eso sí que les interesa. A lo mejor, y sólo a lo mejor, deberíamos hacer algo porque cierto tipo no se sacase un ordenador gratis e intentase hacer las clases más interesantes y sí, una Tablet te puede durar tres años y así se abarataría el coste de los libros de texto y sí, también se podría hacer un control de la venta de libros electrónicos (cuando quieren lo hacen, eh, que a Hacienda no se le escapa una)… pero claro, nada de esto interesa y en cambio hacer una ley como la lomce (o como sea) parece ser que les ha supuesto un esfuerzo de tres pares de coj… y al final se monta siempre por lo mismo cuando, en realidad, a nadie le interesa arreglar nada (y tampoco a veces a los padres, que muchas veces utilizan el colegio como simple guardería, sólo en algunos casos, eh, que otros seréis padres excelentes).

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Bueno, que sé que nada cambiará pero, si tuviera hijos, me gustaría que tuviera acceso a todo cuanto antes… que se me mete en la red Tor, pues mala leche pero mira qué espabilado me habría salido el niño. Además, si no se mete ahí antes se metían en peleas o en bandas y eso viene con el hecho de crecer y por la curiosidad propia de la edad. No sé, este temor a las nuevas tecnologías que veo en algunos me parece que es más por conservar su puestecito detrás de una mesa sin hacer ni el huevo que por hacer que realmente los críos aprendan algo. Y en internet (sin necesidad de entrar en la red Tor) se pueden aprender infinidad de cosas… y ver documentales sobre naturaleza y hasta cómo se construyeron las pirámides (este último es de la BBC y me entretuvo hasta a mí). Lo que quiero decir y digo es que a lo mejor un poco menos de vaguería un conformismo no nos vendría mal.

Aunque ya sé que siempre ha sido así y que siempre será así. O no, porque a veces no hay quien detenga el progreso.

Hale, a cuidarse y… ¡a por el chupito de las doce!

Vamos al vídeo. Si conocéis la teoría de la relatividad enunciada por cierto tipo que fumaba donde se postulaban los agujeros negros y esas cosas… sí, se puede viajar en el tiempo (al menos hacía adelante, hacía atrás ni Einstein ni yo pensamos que se pueda pero ya veremos porque si le hablas a un romano de un agujero negro te podría poner una cara de alucine)… (ya me perdí). Bueno, que seguro que este documental de hoy estimula la imaginación y habla de estas cosas de la relatividad que están muy chulas. A cuidarse (que ganas de llegar al bar). Joer, le he echado un ojo y tiene buena pinta, es un poco lo de siempre pero lo explican bastante bien.

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