Leo en el 20 Minutos este artículo escrito por Alicia Martos que, vamos, eso de escuchar vibrar el móvil de manera sospechosa y que luego no ha pasado nada es algo que no sólo me pasa a mí (que reconozco mi enganche, y a varias sustancias, y al móvil y…. dejémoslo).
Pues sí, señorita Alicia Marto, lo he sentido y lo siento cada día y esos estudiantes que mencionas en el artículo no están locos. Parece ser que si te acuestas mirando en móvil (si tienes novia o novio y no vives con él o ella o ello no es tan extraño)… pues malo porque puedes sentir mientras duermes notificaciones, llamadas o cosas así (puff si me pierdo un mensaje de Twitter, mi vida se va al garete) y que no vamos a dormir nada bien. Me pregunto (y nada en contra del estudio ni del comentario de esta chica, eh): ¿quién hoy en día puede vivir sin el móvil? Conozco a un tipo que lo intenta (y con todas sus fuerzas, no os creáis, ni whatsapp ni nada y con su móvil se podría partir una piedra si se lo propone). El chico tampoco quiero lo de internet porque… es un atraso o algo así (no preguntéis)… No, supongo que él esto no le pasa y me pregunto… (vamos a otro párrafo, por darle al enter más que nada, que ya apetece).
¿No vivíamos mejor antes? (Venga, la respuesta es NOOOO, pero bueno). Sin este Síndrome de Vibración Fantasma nuestros sueños eran mejores y el regalo de Navidades era una corbata que nunca te gustaba y no ese móvil tan chulo que ahora estás deseando con todas tus ganas para hacer… vale, no sabes muy bien qué porque no te sigue ni Dios en Twitter pero… ¿no echas de menos esa profunda sensación de decepción con esa corbata que nunca te has puesto y que aún sigue colgada del armario? ¡Cuántos recuerdos te trae, sí! Vale, ahora vivimos un poco enganchados algunos (lo reconozco) pero… ¿y cuando tenías que irte a la biblioteca a buscar un libro de Dumas? Venga, que disfrutábamos todos del paseíto… a lo mejor no sé, se conocía a alguien y hablábamos un rato (pues también es verdad, ahora que lo pienso entre tanta ironía enfrentada).
Lo dicho, que gracias a Alicia Martos por su artículo y ahora me siento un poco menos solo cuando escucho el móvil vibrar, lo miro y…. ¡nadie me quiere en Facebook!
P.S: Yo quiero conocer al peluquero de Rita Ora. Que… ¡flexibilidad!