El thriller japonés de ciencia ficción Alice in Borderland, de éxito mundial, estrena su tercera temporada, continuando la narrativa de alto riesgo sobre la supervivencia en un Tokio paralelo y distópico. La serie, que se ha clasificado sistemáticamente entre los títulos de habla no inglesa más vistos de su plataforma, alcanzando el Top 10 en más de 90 países, se basa en la premisa ya establecida en la que los individuos deben competir en juegos mortales para poder vivir. Estos juegos, clasificados por los palos de las cartas y su dificultad numérica, dictan las condiciones de existencia en un desolado paisaje urbano. La nueva temporada gira en torno a la ominosa revelación con la que concluyó la entrega anterior: la aparición de una única carta, el Joker. Este acontecimiento marca un cambio de paradigma en la narrativa, que pasa del objetivo finito de conquistar una baraja de 52 cartas a una confrontación con una entidad desconocida que opera al margen de las reglas conocidas hasta ahora, elevando fundamentalmente las apuestas psicológicas y existenciales para todos los participantes.
Una nueva realidad, un regreso forzoso
El marco narrativo de la tercera temporada comienza con un importante salto temporal. Los protagonistas Ryōhei Arisu, interpretado por Kento Yamazaki, y Yuzuha Usagi, interpretada por Tao Tsuchiya, han regresado al mundo real y ahora viven una apacible vida de casados. Sin embargo, su realidad se ve fracturada por un detalle crucial: no conservan recuerdos conscientes de sus traumáticas experiencias en Borderland, aunque los acontecimientos se manifiestan como sueños inquietantes y alucinaciones. Esta frágil paz se ve rota por el incidente que desencadena la temporada: el secuestro de Usagi por un misterioso erudito llamado Ryuji, interpretado por Kento Kaku, cuya investigación se centra en el más allá. Este acto sirve de catalizador para el regreso voluntario de Arisu al peligroso mundo del que una vez escapó, impulsado por el único objetivo de rescatar a su esposa. A su regreso, los protagonistas son separados inmediatamente y obligados a unirse a distintos equipos de jugadores, forzados a navegar por una nueva serie de juegos letales bajo el dominio del Joker.

Esta estructura narrativa representa una adaptación estratégica más que una traducción directa del manga secuela del material original, Alice in Borderland: Retry. El manga establece el matrimonio de Arisu y Usagi después de Borderland, pero desencadena el regreso de Arisu a través de un accidente personal casi mortal. La serie de acción real adopta el concepto central de su relación establecida para asentar a los personajes en un nuevo statu quo, pero altera fundamentalmente el catalizador de su regreso. Al sustituir el incidente interno y solitario del manga por un acto externo y antagónico —el secuestro de Usagi—, la serie introduce un antagonista claro y una trepidante misión de rescate. Este giro facilita un conflicto más amplio, impulsado por el conjunto de personajes, adecuado para un formato de serie de televisión por temporadas, creando un mecanismo lógico para la reincorporación de otros personajes clave y ampliando el potencial de un complejo drama interpersonal.
El reparto que regresa: Aliados, antagonistas y ciudadanos
La tercera temporada cuenta con el regreso de su reparto principal, encabezado por Kento Yamazaki y Tao Tsuchiya, cuyos personajes deben enfrentarse ahora al trauma despertado de Borderland. A ellos se unen varios personajes secundarios fundamentales que sobrevivieron a los juegos de las figuras. Ayaka Miyoshi retoma su papel de Rizuna Ann, una antigua científica forense de la policía cuyo pensamiento racional resultó crucial en desafíos pasados y que es fundamental para facilitar el reingreso de Arisu en el mundo del juego. Significativamente, la temporada confirma el regreso de Hayato Isomura como el asesino en serie Sunato Banda y de Katsuya Maiguma como el estafador Oki Yaba. Estos dos personajes son únicos entre los supervivientes, ya que fueron los únicos jugadores que optaron por permanecer en Borderland como «ciudadanos» al final de la segunda temporada, abrazando el mundo violento y sin ley como propio.
La cuidada selección de estos personajes que regresan establece un conflicto fundamental entre facciones filosóficas distintas. El final de la segunda temporada presentó a cada superviviente una elección definitiva que ponía a prueba sus valores fundamentales: volver a la realidad o permanecer en Borderland. Arisu, Usagi y Ann eligieron volver, buscando reclamar sus antiguas vidas. En cambio, Banda y Yaba, personajes definidos por su criminalidad y tendencias antisociales, optaron por quedarse. Al forzar a estos dos grupos a volver al mismo escenario narrativo, la temporada crea una colisión ideológica inherente. El objetivo de Arisu es escapar, mientras que Banda y Yaba, que ahora poseen un conocimiento interno como ciudadanos, pueden tener motivaciones totalmente diferentes relacionadas con el poder, el control o la perpetuación de los juegos. Esta dinámica transforma el conflicto de una estructura directa de «jugadores contra amos del juego» a una lucha polifacética en la que los adversarios más impredecibles son los propios compañeros con visiones del mundo irreconciliables.
Nuevos jugadores en la partida final
Un nuevo y nutrido elenco se presenta para participar en la letal fase del Joker. La nueva figura más destacada es el antagonista Ryuji, el erudito interpretado por Kento Kaku, cuyas acciones precipitan directamente el conflicto central de la temporada. El reparto más amplio de nuevos jugadores incluye a Koji Ohkura, Risa Sudou, Hiroyuki Ikeuchi, Tina Tamashiro, Kotaro Daigo, Hyunri y Sakura Kiryu, entre otros, en papeles que se definirán por la lógica brutal de los nuevos juegos. Esta afluencia de nuevos participantes cumple una función narrativa fundamental. Un componente central de la tensión dramática de la serie es la amenaza constante y creíble de la muerte de los personajes. Al introducir una gran cohorte de nuevos jugadores sin arcos narrativos establecidos, la serie restaura el alto riesgo de letalidad que definió sus primeras entregas, asegurando que los resultados de los juegos sigan siendo impredecibles. Además, cada nuevo personaje proporciona una nueva lente a través de la cual explorar los temas recurrentes de la serie, con la obsesión académica de Ryuji por el más allá introduciendo una motivación pseudocientífica no vista anteriormente entre los jugadores.
Continuidad en la autoridad cinematográfica y de producción
La serie mantiene su distintiva identidad cinematográfica gracias a la continua dirección de su equipo creativo principal. Shinsuke Sato regresa como director, asegurando una gramática visual y tonal coherente que se ha convertido en un sello distintivo de la serie. Sato también ejerce de coguionista, colaborando de nuevo con Yasuko Kuramitsu, con la producción a cargo de ROBOT Communications. La ejecución visual de la temporada sigue basándose en efectos visuales ambiciosos y complejos, con nuevos escenarios que incluyen un juego escenificado en un santuario donde los participantes son asaltados por flechas en llamas, y otro desafío centrado en tensas tiradas de dados de alto riesgo. Esta estética consolidada es producto de una larga colaboración entre Sato y jefes de departamento clave, como el director de fotografía Taro Kawazu y el diseñador de producción Iwao Saito.
La filosofía de los efectos visuales de la producción es la de un espectáculo anclado en la realidad, empleando meticulosamente imágenes generadas por ordenador para crear una versión hiperrealista pero fundamentalmente alterada de Tokio. El icónico cruce de Shibuya vacío, por ejemplo, se filmó en un gran plató al aire libre donde solo los actores y las piezas clave del decorado eran reales; el paisaje urbano circundante es casi en su totalidad una creación por ordenador. El proceso técnico se centra en el fotorrealismo, utilizando técnicas avanzadas como la imagen de alto rango dinámico (HDRI) para crear una iluminación naturalista, el escaneo Lidar para modelar estructuras derrumbadas y la fotogrametría para generar modelos 3D de objetos y personajes. Este enfoque potencia el terror psicológico al corromper una realidad familiar y tangible en lugar de crear un mundo puramente fantástico. El terror de Borderland se amplifica precisamente porque sus localizaciones resultan reconocibles; la corrupción de estos espacios familiares —incluida una visión de Tokio progresivamente reclamada por la vegetación— es un principio fundamental del lenguaje cinematográfico de la serie, ejecutado a través de sofisticados efectos visuales.
Una alegoría del País de las Maravillas
La serie sigue funcionando como una reinterpretación oscura y contemporánea de Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll. Los paralelismos son deliberados y se extienden desde los nombres de los personajes hasta los fundamentos temáticos. El protagonista, Arisu, es la pronunciación japonesa de Alice, mientras que su principal aliada, Usagi, se traduce como «conejo». Otros personajes sirven como análogos de los habitantes del País de las Maravillas, desde el enigmático Chishiya, cuyo comportamiento evoca al Gato de Cheshire, hasta el Sombrerero, el líder de la Playa. Más allá de la nomenclatura, la narrativa refleja la obra de Carroll temáticamente. Tanto Arisu como Alicia son protagonistas aburridos de sus monótonas realidades que se ven inmersos en un mundo surrealista gobernado por reglas y juegos ilógicos, incluido un juego culminante de croquet. Su viaje se convierte en una crisis de identidad, que les obliga a enfrentarse a quiénes son en un mundo diseñado para quebrarles, con el objetivo final de regresar a la realidad de la que una vez desearon escapar.
Un crisol de voluntades: Evolución temática y filosófica
La tercera temporada continúa su profundo compromiso con temas filosóficos y psicológicos, explorando la naturaleza de la humanidad bajo presión extrema, la ética de la supervivencia y la búsqueda existencial de una existencia con sentido. Borderland se interpreta ampliamente como una forma de purgatorio, un espacio liminal entre la vida y la muerte donde los juegos funcionan como una prueba de la voluntad de vivir de un individuo. La narrativa ha explorado sistemáticamente un espectro de respuestas filosóficas a esta realidad. Personajes como el Rey de Tréboles, Kyuma, representan una forma de existencialismo, creando su propio significado y viviendo libremente ante el olvido. Otros, como el nihilista Niragi, abrazan el caos, encontrando un propósito solo en la destrucción. La serie culmina en una forma de absurdismo, encarnada por Usagi, que postula que no se requiere un gran significado abstracto para la vida; la lucha y la búsqueda del mismo junto a otros es lo que le da valor.
La estructura narrativa de esta temporada, sin embargo, hace evolucionar la cuestión existencial central de la serie. Mientras que las dos primeras temporadas interrogaban sobre el valor de la vida para personajes que estaban en gran medida desafectos con su existencia en el mundo real, la tercera temporada gira hacia una pregunta más matizada: ¿qué constituye una vida a la que valga la pena regresar? Al establecer primero una realidad pacífica post-Borderland para Arisu y Usagi y luego destruirla violentamente, la serie les obliga a justificar su lucha no solo como un escape de la muerte, sino como una lucha por reclamar una felicidad específica y tangible que ahora han conocido. Su batalla en la fase del Joker es cualitativamente diferente de sus pruebas anteriores. Las apuestas se han elevado de un conflicto abstracto de «vida contra muerte» a una lucha concreta por una «existencia elegida y con sentido frente a un ciclo purgatorial y sin sentido», añadiendo una capa crucial a la investigación filosófica de la serie.
La apuesta del Joker
La tercera temporada de Alice in Borderland se posiciona como la culminación de los arcos narrativos y temáticos de la serie. La fase del Joker representa el desafío final y más enigmático, estructurado como un campeonato con múltiples rondas de eliminación diseñado para llevar a los supervivientes a sus límites físicos y psicológicos absolutos. El conflicto central se define por un regreso forzoso a un mundo del que habían escapado, la separación estratégica de sus personajes centrales y la inevitable colisión entre aquellos que desean desesperadamente abandonar Borderland y aquellos que han elegido convertirlo en su hogar. La serie está preparada para ofrecer una declaración definitiva sobre su sostenida exploración de la vida, la muerte y la voluntad humana de forjar un sentido frente a una desesperación abrumadora.
La tercera temporada de Alice in Borderland se estrenó mundialmente en Netflix el 25 de septiembre de 2025.
