«María Soledad: El fin del silencio» es un documental dirigido por Lorena Muñoz sobre el caso de María Soledad Morales.
En 19990, en Catamarca, una ciudad argentina de 90000 habitantes, una joven llamada María Soledad Morales fue asesinada y desfigurada a la salida de una fiesta. El único acusado y supuesto novio de la víctima, Luis Tula, fue liberado por falta de pruebas a las pocas horas.
Nadie sabia en realidad qué había sucedido, pero todos sospechaban que alguien poderoso estaba detrás del asesinato de la joven.
La familia Saadi, una poderosa familia que mandaba en Catamarca. Ramón Saadi, gobernador de la ciudad, hijo de Vicente Leónidas Saadi, un caudillo del peronismo y el hombre que aupó a Carlos Menem al poder.
Se organizaron las llamadas «marchas del silencio», a las que llegaron a acuidr 30.000 personas. El caso tuvo una repercusión mediática inmediata debido a su atrocidad: era ya un caso de cobertura nacional y, desde Buenos Aires, el presidente Menem envió al comisario Patti para investigar, que volvió a acusar a Luis Tula.
Pronto se descubrió una trama en la que ciertos hijos de familias poderosas de la localidad salían por las noches, en unas fiestas que iban mucho más allá del alcohol.
Como pueden ver, se trata de un suceso traumático, de un caso que atrajo la atención de toda Argentina y que terminó por destapar una terrible red de acontecimientos tenebrosos y horribles.
«María Soledad: El fin del silencio» nos relata el caso desde la perspectiva de las compañeras de la víctima, de la joven María Soledad Morales. Nos cuenta el caso desde el principio y lleva el caso como si fuera, casi, una investigación criminal, todo un documental tipo true crime que sigue al pie de la letra las reglas del género sin incumplir ni una: testimonios, policías, encubrimientos, sospechas e incluso música tenebrosa.
Ya saben, las técnicas cinematográficas habituales para subir el clima del morbo e ir más allá del documental clásico.
Eso sí, esta vez, y debido a las circunstancias del caso, el true crime sube el nivel y acusa a la clase política, llevando un crimen a la altura de la maldad del poder en sí mismo y a la impunidad absoluta con la que los poderosos se mueven, algunas veces, llegando a cometer crímenes espeluznantes.
Espeluznante, terrible suceso que, una vez más, es aprovechado por Netflix para dar al público exactamente lo que está buscando: la visión más atroz del espíritu humano.
Y hay pocos casos que puedan dar tanto juego como el de esta pequeña chica asesinada en 1990.