En Catamarca, Argentina, se encuentra una de las regiones más altas de la Cordillera de los Andes, con una concentración de volcanes que superan los 6 mil metros de altura. Se trata de un tramo de casi 200 kilómetros entre cumbres de colores, valles, lagunas y salares andinos. Descubre el camino de los cielos catamarqueños
La Ruta de los Seismiles es uno de los recorridos más asombrosos de la Cordillera de los Andes: un trayecto de 200 kilómetros de la Ruta Nacional 60 que une Fiambalá, en Catamarca, Argentina, con el Paso de San Francisco, en la frontera con Chile. Esta carretera, totalmente pavimentada, zigzaguea en las alturas del desierto andino, entre 19 volcanes de más de 6 mil metros de altura que dan nombre a la ruta.
El circuito de los Seismiles permite disfrutar de paisajes que se suceden en una cadena de contrastes extraordinarios: volcanes y planicies; valles verdes y quebradas rojizas; salares y tundras; desiertos, aguas termales y lagunas turquesas, escenarios únicos habitados por vicuñas, guanacos y flamencos rosados.
La aventura de los Seismiles puede comenzar en la famosa Ruta del Adobe, que une Tinogasta y Fiambalá. Un paseo encantador entre bodegas, termas, capillas coloniales de adobe y ruinas precolombinas.
Una vez en Fiambalá, conocida también como la “Puerta de los Seismiles”, comienza la travesía hacia la ruta de los volcanes. Aquí, los visitantes cuentan con servicios turísticos y las fantásticas Termas de Fiambalá, con sus piletas de piedra encajonadas en roca rojiza. Esta ciudad es el último punto para cargar combustible y hacerse de los recursos necesarios para emprender el viaje hacia los Seismiles.
La primera atracción de este tramo de la Ruta 60 es la Quebrada de las Angosturas, en el km 43, que deslumbra a los visitantes con sus colores y maravillas naturales. Unos 20 km después, en el Valle de Chaschuil, se pueden ver pescadores en busca de truchas de río. Camino arriba, el camino ofrece un alto reparador en el paraje Cortaderas, que cuenta con una hostería a más de 3 mil metros de altura.
A partir del km 122 entran en escena los volcanes: el Pissis, con 6.882 m es uno de los volcanes inactivos más altos del mundo y la cuarta montaña de América. Más atrás se divisa el Ojo del Salado, que con sus 6.864 metros es el volcán activo más alto del planeta y la segunda cumbre de América después del Aconcagua. El Ojo del Salado se destaca entre los picos favoritos de los andinistas. Al expandir la mirada empiezan a aparecer el Walter Penck, el Incahuasi, el Cerro Tres Cruces, Nacimientos y el San Francisco. Los volcanes sorprenden uno tras otro, con sus cumbres nevadas y sus propios atractivos y tonalidades. En medio de la cadena de volcanes, se divisan las imponentes lagunas Azul, Verde y Negra que maravillan a los viajeros.
Cerca del puesto de Gendarmería Las Grutas, que se encuentra a más de 4 mil metros de altura en el kilómetro 179, se puede tomar un desvío hacia un paraje con aguas termales. En los casi 20 kilómetros que quedan hasta el Paso de San Francisco se puede ver una laguna que llama la atención por sus aguas turquesas. Mientras los viajeros suben por la ruta que bordea el Cerro San Francisco, se empieza a ver el Mojón Internacional que marca la frontera entre Argentina y Chile y que indica que la aventura de los volcanes está por terminar.
Información Importante: Se recomienda recorrer los Seismiles entre octubre y abril, en compañía de empresas o guías especializados. La expedición se realiza en camionetas 4×4, especialmente equipadas para Cordillera. Los viajeros deben estar preparados para enfrentar condiciones climáticas y geográficas extremas.
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