Siempre el mismo día es una nueva serie protagonizada por Ambika Mod y Leo Woodall. Basada en el best-seller mundial de David Nicholls.
“Siempre el mismo día” es una serie romántica perfectamente diseñada para encandilar a los corazones más tiernos y sedientos de amor en estas fechas tan señaladas (ya sabéis, se acerca San Valentín).
Es la adaptación a serie de la película Siempre el mismo día (2011), protagonizada por Anne Hathaway y Jim Stugess.
La misma historia, pero muy modernizada. Lo notarán enseguida.
Las comparaciones son odiosas, pero la historia sigue siendo conmovedora y muy recomendable para todos aquellos fans del género romántico.
Una serie con dos personajes con personalidad y mucho que decir.
Aunque, y ya por entrar en comparaciones, 9 horas nos parecen un poco demasiado, incluso hasta para los románticos más empedernidos.
Argumento
Ésta es la historia del mismo día, pero en distintos años. A lo largo del 15 de julio, podremos ver cómo una relación pasa por altibajos, madura, se rompe y pasa de una profunda amistad al amor.
Sobre la serie
El best-seller de David Nicholls lo tenía absolutamente todo, y triunfó como libro primero, luego en la gran pantalla y ahora llega a Netflix con muchos cambios, sobre todo en la ambientación y algunas diferencias étnicas, pero con el mismo sabor a romance dramático imperecedero.
Es una historia mucho más televisiva, menos trabajada a nivel estético y muy fácil de digerir en forma de serie. Se ve fácil, sin perderse en ningún momento y la historia sabe tomar su ritmo y tomarse su tiempo para madurar un buen guion que, por otro lado, no aporta demasiado a la historia salvo algunas adaptaciones temporales (muy del estilo Netflix, por cierto).
Bien los protagonistas, bien Ambika Mod (que no es Anne Ahathaway) y bien Leo Woodall (que tampoco es Jim Sturgess). Las comparaciones serán inevitables y estos dos buenos intérpretes saldrán perdiendo, sobre todo por la propia concepción de la serie, en un formato más sencillo, menos trascendental y que se toma mucho tiempo para contarnos esta historia sencilla que, tras 7 horas, se hace un tanto excesiva en metraje.
Es una serie de buen rollo, y la amarga historia original de Nicholls se traslada a su lado más tranquilo, sentimental y hasta simple. Los sucesivos dramas de los protagonistas está bastante soslayados, y la serie se convierte, casi, en un producto dirigido a un público más juvenil que se aleja de las intenciones originales.
Eso sí, todo es cuestión de gustos, y los tiempos cambian con los gustos.
Nuestra Opinión
Una buena serie para tomarse su tiempo y paladearla y sentirla con mucha calma. Una historia que se adaptaba mejor en su formato al cine que a la televisión, pero que continúa siendo igualmente disfrutable.