City Hunter es una película japonesa de Netflix dirigida por Yuichi Satoh y escrita por Tatsuro Mishima. Está protagonizada por Ryohei Suzuki y Misato Morita.
¿Os gustan las comedias en las que… os reís? Sí, parece sencillo, evidente y obvio, pero cada vez hay menos, y “City Hunter” es una de esas extrañas comedias creadas sólo y exclusivamente para la diversión, en torno a un carismático personaje central que es una especie de superhéroe que hace streaptease y al que le gusta mucho, mucho irse de juerga.
En medio de todo esto, tiene que resolver el asesinato de su amigo.
Argumento
Ryo Saeba es un detective privado que, cuando no está bebiendo en los clubes de Kyoto y ligando, se dedica a resolver casos como detective privado. Todo se tuerce cuando su compañero muere asesinado y todo está relacionado con una droga que da a los que la toman una fuerza física extraordinaria y hace que pierdan totalmente la cabeza.
Sobre la película
Una comedia que es, sólo y excusivamente, una comedia. ¿Recuerdan esas películas de los 80 al estilo Beverly Hills Cop con Eddie Murphy? Es un poco de ese estilo, pero incluso más cómica, más estúpida y menos seria. “City Hunter” es una película que roza el absurdo, la parodia del género detectivesco.
Nuestro protagonista es todo carisma y toda la película gira en torno a los “chistes malos” y las estupideces que hace: es una especie de mezcla entre Batman, Philip Marlow y un ligón aficionado al “cosplay” (ese rollo de chicas que se disfrazan de conejitas y cosas parecidas). Entre medias, mafiosos, drogas peligrosas, peleas y muchos chistes y tonterías varias.
“City Hunter” os puede gustar porque os relajéis y, simplemente, os sentéis a disfrutar de esta película sin demasiado sentido o podéis poneros en plan neorrealista y decir que tanta estupidez no aporta nada al género humano. Personalmente, me encantan estas películas que no exigen nada a nivel cerebral y que nacen con la sana intención de divertir y entretener, sin más.
En este mismo orden de cosas: Ryo es un personaje al que odiar o al que amar, no hay término medio. A nosotros nos cae bien, muy bien y compadecer a todos aquellos que no vean el poco elegante sentido del humor detrás de este personaje que es una mezcla de tantas figuras conocidas en el cine.
En lo técnico, está bien hecha, con planos bien iluminados y alguna toma de mérito. Pero no se engañen: es una película televisiva con ritmo televisivo y argumento televisivo. Se olvida a medida que la vas viendo. No importa, porque nadie querrá ver esto para saber quién es el malo: la gracia está en dejarse llevar y ver qué nueva estupidez le ocurre a nuestro protagonista y su nueva compañera (la hermana de su socio asesinado).
Nuestra opinión
Siéntese y disfruten, olvidan que nacieron con neuronas y olviden que, muy probablemente, el mundo vea sus momentos finales. Merece la pena relajarse con una buena película estúpida y genial como las de antes, sin nada más que ofrecer que buenos momentos entre risas.
Y un extraordinario compañero llamado Ryo Saeba.