Sobre la Libertad de Opinar

Sobre la Libertad de Opinar
Martin Cid Martin Cid

Hoy en día se defiende la libertad de expresión como abanderada de la democracia, mientras se practica una censura tácita a nivel social y periodístico

Se puede opinar de todo, menos de ciertos temas. Frases como la libertad termina donde empieza la de los demás… y otras muchas sirven para que se practique la ingeniería social a través de medios y organizaciones subvencionadas que sirven al establishment de manera evidente.

Comienza con una injusticia flagrante, normalmente (y voy a intentar no poner ejemplos, que luego me cuelgan). Esta injusticia, que no es generalizada, se toma como estadística y poblaciones de más de un millón de personas es normal que, porcentualmente hablando, se de en más de un caso y en más de diez. ¿Es una lacra social? Para nada, hablamos de casos aislados en los que los individuos no se ven reflejados, pero que parece ser que son una lacra social y se insta a las personas a que luchen contra la injusticia y se unan a los nobles fines del gobierno de turno. Así comienza y luego, normalmente, la espiral se vuelve incontrolable.

Una única muerte es una tragedia, un millón de muertes es una estadística

En ciertos aspectos y temas, hasta podría darles datos técnicos incluso basados en ciertas estadísticas a las que tuve acceso. Todo comienza con un pequeño comentario lo suficientemente absurdo y que, a la vez, es compartido por una minoría. Algún listo (consciente de todo) intenta hacerse famoso y apoya la causa y se torna en abanderado de la democracia. ¿Acaso no opinas como él? Se toman casos extremos y se ridiculiza sobre manera al que no opina así, tacándole de criminal. La espiral es incontrolable y, por muy absurda que sea en su germen, ya todos la tienen por cierta, ya hablemos de temas como que algún país extranjero tiene la culpa del decrecimiento de la economía u otros temas como al que ahora me refiero sin nombrarlo.

No, en principio el tema no nos afecta porque ninguno somos enemigos de la democracia ni creemos en la desigualdad (Dios nos libre) y vivir en sociedad es estar de acuerdo con los principios democráticos y ay quién no los respete u ose criticarlos, porque entonces la masa de individuos caerá sobre el que vaya en contra de las buenas costumbres. La espiral ya está en instaurada en los medios y en nuestras conciencias. No podemos abrir la boca en reuniones de amigos, ni siquiera con la pareja, por miedo a no estar de acuerdo con la opinión general y que se nos tache de locos o anarquistas (un interesante movimiento, por cierto).

Nadie puede ya negar la evidencia porque vive en nosotros y convive entre los vecinos y desde el más inculto hasta el premio Nobel están de acuerdo.

En defensa de la libertad, se olvida la libertad.

P.S: Siento haber sido tan oscuro, pero creo que los inteligentes me entenderán.

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