“Este maldito fútbol fantasy” de Netflix convierte la fiebre italiana por el fantasy de fútbol en una sátira sobre un novio desaparecido

Este maldito fútbol fantasy
Veronica Loop
Veronica Loop
Veronica Loop es la directora jefe de MCM. Apasionada por el arte, la cultura y el entretenimiento.

Este maldito fútbol fantasy (título original Ogni maledetto fantacalcio) sigue a un grupo de amigos cuya rivalidad en una liga de fútbol fantasy se cruza con consecuencias reales. En la mañana de su boda —que coincide con la última jornada decisiva de su liga privada— Gianni no aparece y, de forma significativa, tampoco envía su alineación. El caso llega a manos de una jueza de ironía seca que interroga a Simone, un guionista despreocupado y mejor amigo del desaparecido, mientras la película se despliega en flashback. El interrogatorio funciona como marco narrativo que dosifica la cronología del fin de semana de despedida, y los mensajes, capturas de pantalla y fotos recortadas del chat de la liga se tratan como “pruebas”, convirtiendo los rituales del aficionado en comedia procesal.

La dirección de Federici privilegia la economía y la legibilidad por encima del exceso. El film alterna la severidad estática de la sala de interrogatorios con la textura volátil de las secuencias de fiesta, manteniendo el ritmo con transiciones limpias más que con montaje frenético. Los elementos de interfaz —superposiciones de chats, notificaciones e imágenes recortadas— se integran como motivos visuales y no como trucos, ubicando el relato en la jerga digital del fandom contemporáneo sin sacrificar claridad. El guion de Giulio Carrieri, Michele Bertini Malgarini y Roberta Breda mantiene unas apuestas acotadas y comprensibles: lealtades, estatus dentro de la liga y etiqueta competitiva, refractados por un misterio que avanza y se resuelve sin melodrama.

Este maldito fútbol fantasy
Este maldito fútbol fantasy

Las interpretaciones están afinadas al equilibrio coral. Giacomo Ferrara compone a Simone con un tempo medido y sin esfuerzo aparente que ancla la escalada de enredos. Silvia D’Amico aporta a Andrea —la incorporación más reciente de la liga— una reserva ambigua que tensiona la dinámica del grupo sin caer en la caricatura. Gianni, interpretado por Enrico Borello, se reconstruye sobre todo a través del recuerdo y el rumor; una elección que mantiene al novio ausente en el centro dramático y a la vez justifica las rivalidades. Antonio Bannò y Francesco Russo perfilan arquetipos distintos y legibles dentro del conjunto, de modo que las escenas corales se sostienen nítidas y no caóticas. Como magistrada sardónica, Caterina Guzzanti marca el diapasón tonal: lacónica, procedimental y refractaria a la exageración, permite que el humor nazca del encuadre y la subrayado.

En términos formales, la película se lee como un buddy–mystery calibrado con cadencia de comedia deportiva. El bloqueo es contenido, los patrones de corte son funcionales y el uso diegético de la mensajería imprime un ritmo conversacional que emula el runrún de la jornada de liga. Cuando el relato gira hacia la explicación, lo hace con pragmatismo: pistas triviales se examinan con gravedad de drama criminal y tropiezos cotidianos se inflan lo justo para exponer cómo un “juego sobre un juego” puede normar amistades, reglas y conflictos. Apariciones breves de figuras reconocibles para el público del fútbol italiano —personalidades mediáticas y un jugador y un árbitro de la Serie A— puntúan la diégesis sin desbordarla, subrayando la frontera porosa entre la cultura del espectador y la vida cotidiana en la plataforma global de Netflix.

Sin sermonear, Este maldito fútbol fantasy articula cómo la competición, la contabilidad de puntos y la chanza se convierten en gramática de la amistad —a veces productiva, a veces corrosiva. Sigue siendo, ante todo, una comedia: ágil, contenida y adversa a la grandilocuencia, con un tramo final que resuelve la desaparición con claridad y devuelve a los personajes a su escala. Para quien esté acostumbrado al espectáculo de estadio, se trata de una pieza de cámara sobre la micropolítica del fandom, ejecutada con mano ligera y oído preciso para cómo se discute realmente una alineación.

Netflix

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