Academia de villanos de Netflix reescribe el manual del villano

Academia de villanos
Molly Se-kyung
Molly Se-kyung
Molly Se-kyung es novelista y crítica de cine y televisión. Además, se encarga de las secciones de estilo.

La nueva película Academia de villanos se presenta no solo como una comedia, sino como una exploración metacinematográfica y autorreflexiva de la narrativa misma. Su premisa central se pone en marcha cuando la vida de Gigi, una empleada de restaurante interpretada por Barbie Forteza, comienza a desmoronarse. Sufre una falta de respeto sistémica en sus esferas profesional, familiar y romántica, un estado de colapso que la convierte en una víctima perpetua. La película da un giro fantástico cuando Gigi es transportada físicamente a través de la pantalla de su televisor a una institución clandestina de entrenamiento para villanos de ficción. Este recurso narrativo establece el concepto central de la película: un viaje literal a la maquinaria de la narración, donde los tropos de la villanía no son solo funciones dramáticas, sino un oficio que se puede aprender y que empodera.

La película funciona como un híbrido de comedia dramática y fantasía de venganza, empleando el marco estructural del género japonés isekai, en el que un protagonista es trasladado a una realidad alternativa. La importancia de esta elección genérica es profunda; el «mundo diferente» al que entra Gigi no es un reino de fantasía convencional, sino el universo diegético de la telenovela filipina, o teleserye. Es un mundo gobernado por arquetipos de personajes y convenciones narrativas establecidas, lo que convierte el escenario de la película en un laboratorio para la disección cultural. La academia, bajo la dirección de la formidable Mauricia, interpretada por Eugene Domingo, tiene una misión clara: enseñar a sus estudiantes «a ser malos, a ser grandiosos y a ser valientes». Este plan de estudios se enmarca explícitamente como una metodología para el empoderamiento, un medio para que Gigi cultive la confianza y se vengue de sus verdugos del mundo real. Así surge la tesis central de la película: la adopción estratégica de la personalidad villana es un camino viable, incluso necesario, hacia la autorrealización en un mundo que se aprovecha de los pasivos.

El método Martinez: la sátira como bisturí cinematográfico

Academia de villanos es una entrada indeleble en la obra del guionista y director Chris Martinez, un dramaturgo ganador del premio Palanca cuyo trabajo cinematográfico se caracteriza por una síntesis de atractivo popular y rigor intelectual. La película funciona como una sucesora espiritual de sus guiones anteriores, especialmente Ang Babae sa Septic Tank (La mujer en el tanque séptico). En esa película, que se centraba en unos cineastas que intentaban crear un drama digno de un Óscar sobre una madre que vende a su hijo a un pedófilo, Martinez deconstruyó los tropos de la «pornomiseria» y las pretensiones del circuito de cine independiente. Aquí, dirige su lente satírica del cine de autor al comercial, diseccionando los arquetipos de la teleserye comercial, específicamente su figura más perdurable: la kontrabida. Esta continuidad temática revela un proyecto de toda una carrera que consiste en poner un espejo a la propia industria cinematográfica filipina, utilizando las convenciones de género para interrogar los valores culturales que reflejan.

La filosofía cómica de Martinez, articulada en su opinión de que «las mejores comedias son las que te hacen reír a carcajadas, pero en realidad duelen», se realiza plenamente en esta película. El humor no es un fin en sí mismo, sino un vehículo para el comentario social, un bisturí utilizado para exponer verdades dolorosas sobre las dinámicas de poder, las expectativas sociales y la construcción de la identidad. Su dominio de las comedias corales, demostrado en películas como Here Comes the Bride (Aquí viene la novia), es evidente en el entorno de la academia, donde múltiples arcos de personajes se gestionan dentro de una narrativa cohesiva e ingeniosa. Su declarada admiración por la obra de Woody Allen señala una afinidad por la comedia impulsada por el diálogo que explora los absurdos de la sociedad. En última instancia, Academia de villanos es un proyecto ambicioso que busca elevar el género de la comedia local, ofreciendo al público algo «grande, audaz y diferente» que es a la vez intelectualmente estimulante y ampliamente entretenido.

Una clase magistral de malevolencia: la dinámica Domingo-Forteza

La película se apoya en la potente dinámica entre sus dos protagonistas. La interpretación de Eugene Domingo como Mauricia es una clase magistral de mentoría arquetípica. Su actuación está respaldada por una célebre carrera que le ha valido el título de «Estrella de la Comedia para Todas las Estaciones». Su filmografía, que incluye su papel protagónico dual en la serie Kimmy Dora, escrita por Martinez, y su aclamada interpretación en Ang Babae sa Septic Tank, muestra a una artista que navega tanto la comedia amplia como el drama matizado con una habilidad excepcional. Graduada de la prestigiosa compañía de teatro Dulaang UP, Domingo aporta una presencia imponente al papel, convirtiéndola en una directora creíble y formidable para una academia de antagonistas.

La elección de Barbie Forteza como Gigi es una subversión deliberada de su imagen de estrella establecida. Como la «Princesa del Prime Time de Kapuso», es conocida principalmente por interpretar a la bida, o heroína, en dramas populares como The Half Sisters (Las hermanastras) y Anak ni Waray vs. Anak ni Biday. Su extensa y versátil carrera, que incluye un premio internacional a la Mejor Actriz por la película Laut y un papel definitorio en la serie Maria Clara at Ibarra, demuestra un rango dramático significativo. El arco de su personaje en la película —de una protagonista oprimida a una antagonista empoderada— refleja una metanarrativa de una actriz conocida por interpretar a heroínas que aprende a manejar el poder de la villana. Esto se profundiza aún más con el desarrollo artístico de Forteza en el mundo real, que incluye la participación en una clase magistral de actuación con la fallecida Cherie Gil, una de las kontrabidas más icónicas del cine filipino. El casting, por lo tanto, crea una convincente relación de mentora y protegida que también funciona como un diálogo entre generaciones cinematográficas. Domingo, la veterana fuerza cómica y colaboradora frecuente de Martinez, instruye a Forteza, la abanderada de la actual generación del drama de horario estelar. Es un intercambio simbólico entre dos tradiciones distintas pero relacionadas del entretenimiento filipino: la comedia cinematográfica aguda y satírica y el drama serializado emocionalmente resonante.

El valor cultural de la ‘kontrabida’

La película se involucra en un sofisticado análisis cultural del arquetipo de la kontrabida, un elemento fundamental de los medios populares filipinos. Tradicionalmente, esta figura es una matriarca rica, intrigante y poderosa que sirve como el principal obstáculo para la felicidad de la heroína. La importancia de este personaje se extiende más allá de la mera mecánica de la trama; es un potente símbolo cultural. La kontrabida representa una transgresión contra la identidad filipina idealizada, que a menudo se retrata como «pura, sumisa e ingenua». Su ambición, asertividad y ejercicio del poder se codifican como rasgos villanos, y su arco narrativo concluye convencionalmente con un castigo, reforzando así las normas sociales conservadoras.

Academia de villanos subvierte fundamentalmente esta función. La kontrabida se transforma de una advertencia moral a un modelo a seguir. La película postula que en un mundo que explota a la bida pasiva, adoptar la agencia de la kontrabida es un acto de supervivencia racional, incluso esencial. El plan de estudios de la academia, que incluye lecciones sobre cómo pronunciar monólogos mordaces y ejecutar bofetadas dramáticas, se presenta como un conjunto de herramientas prácticas para navegar en un entorno hostil. La película sugiere que la antagonista no nace, sino que se hace, un «producto directo del mundo en el que intentaron con todas sus fuerzas sobrevivir». Este reenfoque es un acto de reapropiación feminista. Toma un tropo de personaje históricamente utilizado para vigilar la ambición femenina y lo reformula como una fuente de liberación. La película argumenta que la «villanía» de la kontrabida no es una maldad inherente, sino la posesión de agencia y la negativa a sufrir en silencio, cualidades codificadas como antagónicas solo dentro de una estructura narrativa patriarcal. La academia es el espacio donde esta codificación se deconstruye y sus componentes se reclaman como fortaleza.

Un conjunto de arquetipos y la evaluación final

La academia está poblada por un sólido elenco de reparto, que incluye a Jameson Blake, Michael De Mesa, Ysabel Ortega, Xyriel Manabat, Carmina Villaroel, Yasser Marta y Pinky Amador. Sus roles funcionan como representaciones de varios subarquetipos de la villanía en pantalla, enriqueciendo el universo autorreferencial de la película. Un conmovedor homenaje al linaje de este arquetipo es la colocación visible de una fotografía de la fallecida Cherie Gil en los pasillos de la academia, consolidando la profunda conciencia de la película sobre su propia historia cinematográfica.

En su totalidad, Academia de villanos es una historia compleja y rica que utiliza una premisa cómica para investigar el peso del poder y las repercusiones de las decisiones humanas. Su logro radica en su capacidad para operar simultáneamente como una comedia muy entretenida y una pieza inteligente de crítica de medios. Es una obra significativa en el cine filipino contemporáneo, que se distingue por un guion ingenioso, una dirección aguda y la formidable química de sus actrices principales. La película recompensa a los espectadores familiarizados con los tropos de los medios filipinos, sin dejar de ser accesible a través de su narrativa universal de empoderamiento. La película tiene una duración de 107 minutos. Producida por Unitel Straight Shooters Media, Academia de villanos se estrenó mundialmente en Netflix el 11 de septiembre de 2025.

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