La Saatchi Gallery celebra su cuadragésimo aniversario no con una retrospectiva, sino con The Long Now, una exposición colectiva que entiende la historia de la institución como una plataforma activa para obra nueva y reencuentros con piezas de referencia. Con el apoyo de De Beers London y la curaduría de Philippa Adams, exdirectora sénior de la galería, la muestra ocupa dos plantas y nueve salas, combinando encargos específicos con instalaciones, pintura, escultura y obras de imagen en movimiento. El propósito declarado es claro: reafirmar el papel del museo como un lugar donde los artistas ponen a prueba materiales, ideas y públicos, sin convertir el aniversario en una celebración autocomplaciente.
En el núcleo de The Long Now late una preocupación por el proceso: cómo se trazan las marcas, cómo los materiales resisten o facilitan, y cómo se constituyen las imágenes. Las obras de Alice Anderson, Rannva Kunoy y Carolina Mazzolari marcan el tono. Cada una aborda la factura como tema en sí misma: el envolvimiento y trenzado laborioso de Anderson, las superficies atmosféricas de Kunoy que capturan y desprenden luz, y las composiciones textiles de Mazzolari, que difuminan dibujo, pintura y escultura. El efecto es menos estilístico que operativo: mostrar el trabajo de hacer, donde la mano permanece visible y el resultado es un registro de atención sostenida.
Un segundo hilo sigue a artistas que tensan los límites del medio y el mensaje. Tim Noble, André Butzer, Dan Colen, Jake Chapman y Polly Morgan aparecen como nodos de una conversación amplia sobre la experimentación. En lugar de escenificar “grandes éxitos”, la exposición sitúa estas obras como bancos de pruebas de cómo se construye el significado: por yuxtaposición, por escala, por apuestas conceptuales que interpelan las expectativas del espectador. Su presencia subraya una constante de Saatchi: exhibir el riesgo y permitir que la discusión se desarrolle en las salas.
La pintura, columna vertebral histórica del programa de la galería, se muestra con amplitud y contraste técnico. Passage (2004) de Jenny Saville ofrece un estudio concentrado del cuerpo contemporáneo—no idealizado, complejo, obstinadamente presente—y recuerda por qué su obra ha sido central en el debate sobre la figuración en las últimas décadas. A su alrededor, la precisión plana de Alex Katz, las superficies cosidas y pintadas de Michael Raedecker, la figuración descentrada de Ansel Krut, los velos etéreos de Martine Poppe y los enfoques híbridos de Jo Dennis despliegan un abanico de estrategias. La agrupación es elocuente: la pintura no es un discurso único, sino un conjunto de lenguajes superpuestos que se revisan continuamente.
Dos instalaciones articulan con mayor claridad las ideas de participación y transformación. YARD de Allan Kaprow, un campo de neumáticos históricamente activado por el movimiento del público, reconfigura la escultura como entorno: un lugar que se recorre, no un objeto que se contempla a distancia. Suspendida sobre las cabezas, Golden Lotus (Inverted) de Conrad Shawcross convierte un Lotus clásico en escultura cinética—mostrada anteriormente en Sweet Harmony: Rave Today—y plantea una contemplación inversa: despojar a un diseño industrial de su función para asignarle una nueva vida reflexiva. Leídas en conjunto, ambas obras proponen modelos complementarios de agencia: Kaprow invita a intervenir; Shawcross transforma la máquina en pregunta.
La muestra también asume los territorios más disputados del presente—vigilancia, automatización y los dilemas éticos de la inteligencia artificial. Las obras de Chino Moya y Mat Collishaw examinan cómo las máquinas producen, ordenan y circulan imágenes, y plantean una pregunta básica: ¿qué significa delegar la mirada en sistemas? Más que respuestas didácticas, ponen en primer plano el propio aparato—captura, reconocimiento de patrones, distribución—y cómo estos procesos alteran la comprensión del mundo y de los demás.
La presión medioambiental y la vida ulterior de los materiales emergen como motivo recurrente. Bardo de Gavin Turk, presentada en paneles de vidrio fragmentados, funciona como meditación sobre tránsito e impermanencia—lo bastante estable para sostener una imagen, lo bastante inestable para sugerir fractura. Las piezas de luz de Olafur Eliasson, Chris Levine y Frankie Boyle ralentizan la percepción hasta el mínimo, invitando a registrar cambios que habitualmente pasan inadvertidos. A su lado, las aportaciones de Edward Burtynsky, Steven Parrino, Peter Buggenhout, Ibrahim Mahama, Ximena Garrido-Lecca y Christopher Le Brun abordan extracción, residuo y renovación desde ángulos y materiales muy distintos. La línea curatorial es pragmática: clima e industria no son “temas” a ilustrar, sino condiciones bajo las que hoy se hace y se ve el arte.
20:50 de Richard Wilson opera a la vez como ancla histórica y clímax experiencial. La instalación llena una sala hasta la altura de la cintura con aceite de motor reciclado, cuya superficie inmóvil refleja la arquitectura con precisión desorientadora. Una pasarela angosta conduce al visitante a una cámara donde se invierten las referencias: los límites se difuminan y las líneas de visión parecen prolongarse en un espacio doble e invertido. Tras haberse instalado en las tres sedes previas de Saatchi, la obra reaparece aquí en un contexto nuevo, en una planta superior, modificando el encuentro sin perder su efecto central. En este marco, el material—el petróleo—adquiere resonancias añadidas, pero la pieza resiste el slogan fácil. Es una lección de mirada: entrar con cuidado, registrar la inestabilidad y notar cómo la percepción reconfigura lo aparentemente sólido.
Allí donde las exposiciones de aniversario tienden al autorretrato institucional, The Long Now mantiene la institución en segundo plano y la obra en el primero. El armazón curatorial de Adams es nítido pero liviano, y deja que las instalaciones articulen el discurso. El estatus actual de la galería como organización benéfica se enuncia en términos prácticos—los ingresos por entradas se reinvierten en programación y acceso—mientras que el apoyo de De Beers London se presenta como patrocinio alineado con la creatividad y la innovación, no como directriz curatorial.
La nómina de artistas subraya el diálogo intergeneracional y la amplitud. Junto a los ya citados, la exposición incluye a Olivia Bax, John Currin, Zhivago Duncan, Rafael Gómezbarros, Damien Hirst, Tom Hunter, Henry Hudson, Maria Kreyn, Jeff McMillan, Misha Milovanovich, Ryan Mosley, Alejandro Ospina, Sterling Ruby, Soheila Sokhanvari, John Squire, Dima Srouji y Alexi Williams Wynn, entre otros. No se trata de fijar un canon, sino de presentar un corte transversal de prácticas dedicadas a indagar cómo las imágenes acumulan significado y valor en el espacio público.
El acceso y la mediación forman parte del dispositivo expositivo. Las Saatchi Gallery Lates amplían horarios y ofrecen puertas de entrada alternativas a públicos que, de otro modo, podrían perderse la muestra. Las entradas parten de 10 £ y sus ingresos se destinan a la actividad esencial de la institución. En la planta baja, una presentación en colaboración con la Bagri Foundation—Myths, Dreams and New Realities—reúne a 13 artistas asiáticos emergentes, con curaduría de Chelsea Pettitt junto al equipo de Saatchi. Lejos de operar como satélite, este proyecto avanza en paralelo a las preguntas de la exposición principal: la identidad como construcción dinámica, los materiales como depositarios de memoria y la narrativa como herramienta para reimaginar el presente.
En conjunto, The Long Now utiliza un aniversario no para codificar el pasado, sino para aclarar el presente continuo de la práctica artística: proceso en primer plano, participación invitada, sistemas examinados y materiales llevados al límite. El título funciona como descripción e instrucción. La duración importa—no para aplazar la urgencia, sino para sostener la atención el tiempo suficiente como para que la obra compleja se asiente. Si el valor de una galería reside en la calidad de los encuentros que posibilita, la tarea a los cuarenta es la misma que a los cuatro: reunir objetos que exigen tiempo, disponerlos para que dialoguen entre métodos y generaciones, y confiar en el espectador para cerrar el circuito.
Fechas: The Long Now se exhibe del 5 de noviembre de 2025 al 1 de marzo de 2026. Las Saatchi Gallery Lates están programadas para el 7 de noviembre, 21 de noviembre, 5 de diciembre y 23 de enero. Myths, Dreams and New Realities, de la Bagri Foundation, puede visitarse del 24 de octubre al 30 de noviembre. Las entradas parten de 10 £.

