Adam Driver y Marion Cotillard protagonzian Annete, una extrañísima película musical dirigida por Leos Carax.
Ésta (os lo prometo) no es un musical de Disney. Os puede gustar o no, pero otra cosa sí que han intentado.
Argumento. Sinopsis
Un cómico de renombre y una cantante clásica (ópera) de éxito tienen una niña, Annette, cuyo destino parece deparar misteriosos presagios.
La Película. Crítica
Excesiva, distinta y con una sensación de ésas de “porque yo lo valgo” que nos encanta. Tiene fotografía, argumento (bueno, algo), coreografía, montaje… muy bien en el aspecto técnico y dos actores que dan el do de pecho en todo momento. Además, tiene el atrevimiento de ser bizarra, fresca, provocativa, agresiva y hasta mágica. Vamos, que tiene ese “algo” que tanto echamos de menos en tantas producciones enlatadas.
A la peli le encanta provocar, meterse con todo lo que se menea y hacer lo que Hollywood no quiere: ¡pues ahí lo tienen! Y además en el género Hollywood (uno de ellos, vale) por excelencia. El musical requiere tener las cosas muy claras para no caer en el ridículo, ser preciso en la ejecución y no permitirse nada fuera del guion. ¡Pues toma salida de guion! Aquí hay una provocación directa a la música clásica y a la ópera (la que a mí me gusta), al propio género musical, una sátira escena tras escena y, claro… a los actores les encanta, se divierten y se nota en la pantalla: tanto Adam Driver (La Casa Gucci) como Marion Cotillard (Inception) están “que se salen” y nos ofrecen un tour de forcé de “aquí me suelto la melena” porque, al fin y al cabo, para eso me hice actor/actriz.
Para los más puristas: no os va a gustar nada, pero me reconoceréis que tiene su gracia y está hecha con estilo. “Su estilo”, eso sí, pero es distinta, rocambolesca y… que nos ha gustado.
Lo que «Los Otros» Han Dicho de Annette
«Fascinante ‘Annette’. (…) una exuberante y desconcertante película» Nando Salvá: Diario El Periódico
Nuestra Opinión
Un musical muy distinto a los que estáis acostumbrados a ver. Sorprende, emociona y cautiva… o no te va a gustar nada, pero ahí queda el sabor de “lo auténtico”.