La industria cinematográfica siempre está buscando al próximo director visionario capaz de traspasar los límites de la narración y provocar reacciones viscerales en el público. En los últimos años, Ari Aster se ha revelado como un director con un don poco común para crear thrillers psicológicos inquietantes que perduran en la mente mucho después de los créditos finales. Su primer largometraje, Hereditary, introdujo el estilo característico de Aster de tensión lenta, disfunción familiar y terror sobrenatural. Su continuación, Midsommar, consolidó aún más su estatus de director innovador con un profundo conocimiento de la fragilidad humana y de la capacidad del hombre para la oscuridad. Aunque sus películas no son aptas para pusilánimes, el genio perturbador de Ari Aster aguarda a quienes busquen una exploración inquebrantable del dolor, las relaciones y la psique humana.
Ari Aster: La mente detrás de Hereditary y Midsommar
Ari Aster es un director de cine estadounidense conocido por elaborar películas de terror psicológico que exploran los miedos más profundos y los impulsos más oscuros de la humanidad. Sus dos primeros largometrajes, Hereditary (2018) y Midsommar (2019), anunciaron a Aster como una nueva voz inquietante y perspicaz en el cine de terror.
Las películas de Aster giran en torno a personajes cercanos que caen en la locura y la violencia. En Hereditary, una familia se desmorona tras la muerte de su abuela y las siniestras maquinaciones de una secta. Midsommar sigue a un grupo de amigos que viajan a Suecia para asistir a un festival que se convierte en una pesadilla extraña y brutal.
Las películas de Aster son pausadas y aterradoras. Prefiere un realismo emocional inquietante y un cine atmosférico y envolvente a los sustos baratos. Aster consigue las mejores interpretaciones de sus actores, como las de Toni Collette en Hereditary y Florence Pugh en Midsommar. La angustiosa y desquiciada interpretación de Collette como artista que se enfrenta a la pérdida le valió un gran reconocimiento.
Algunos críticos sostienen que las películas de Aster son excesivamente sombrías o explotadoras. Sin embargo, sus películas exploran con detenimiento cómo las vulnerabilidades humanas y la necesidad de objetivos y pertenencia pueden manipularse con fines siniestros. Aster ha citado como influencias a Ingmar Bergman y Roman Polanski, y al igual que ellos, utiliza el género para examinar con perspicacia las relaciones y la psicología humanas.
Ari Aster es una de las voces más prometedoras del cine contemporáneo. Con sólo dos largometrajes en su haber, se ha consolidado como un director con un talento único, capaz de crear películas de terror emocionalmente devastadoras y psicológicamente ricas, de una profundidad y audacia poco comunes. No cabe duda de que sus futuras películas seguirán subvirtiendo las expectativas y ampliando los límites del género.
Trauma familiar y duelo en la herencia
El debut como director de Ari Aster, Hereditary, explora el trauma del duelo y la disfunción familiar. La película sigue a la familia Graham tras el fallecimiento de la matriarca, Ellen. Su hija, Annie, su marido, Steve, su hijo, Peter, y su hija, Charlie, tienen que hacerse cargo de todo.
Annie, una artista, lucha por superar la pérdida de su madre, con la que mantenía una relación complicada. Se une a un grupo de apoyo para superar su angustia y resentimiento hacia su difunta madre. Mientras tanto, Peter, un adolescente, lidia con sentimientos de culpa por la muerte de Ellen y su papel en el trágico accidente que sufre su hermana.
La familia empieza a desmoronarse a medida que extraños fenómenos asolan su hogar. Aster emplea imágenes surrealistas e inquietantes, como animales decapitados y sucesos paranormales, para representar el descenso de la familia hacia la locura y el dolor.
Las relaciones se fracturan a medida que los Graham se aíslan cada vez más en su dolor. El estado mental de Annie se deteriora debido a la traumática pérdida de su madre y su hija y a la falta de apoyo de su marido. Peter recurre a las drogas para escapar de su sentimiento de culpa y de los extraños sucesos que ocurren en su casa.
Aster elabora un desgarrador retrato de la pérdida y del poder destructivo de la angustia y el resentimiento no resueltos. La película sugiere que el dolor y la incapacidad para superar el trauma pueden desgarrar a las familias y tener consecuencias ruinosas. En conjunto, Hereditary explora el dolor de una forma conmovedora y profundamente inquietante, a través de una dirección magistral y un suspense que crece lentamente.
Horrores de culto: las tradiciones de Midsommar
Las películas de Ari Aster son inquietantes thrillers psicológicos que incorporan elementos del folclore y prácticas de culto. Su segunda película, Midsommar, está ambientada en una remota comuna sueca y examina un culto pagano con trasfondos siniestros.
Tradiciones perturbadoras
Midsommar sigue a un grupo de turistas estadounidenses que viajan a Suecia para asistir a una fiesta del solsticio de verano en un pueblo rural. Las festividades se vuelven cada vez más extrañas e inquietantes. Los habitantes del pueblo practican antiguos rituales, como bailar alrededor de un palo de mayo, que tienen orígenes paganos pero que se han transformado en algo siniestro.
Los participantes en los rituales son sometidos a traumas y manipulación. Los ancianos de la comuna se aprovechan de los forasteros vulnerables para que se unan a su comunidad insular. Utilizan el engaño y los alucinógenos para adoctrinar a los nuevos miembros en su sistema de creencias.
Aster subvierte las representaciones idílicas de la comunidad y la tradición. El ambiente festivo de pleno verano, con su exuberante vegetación y sus coronas de flores, oculta la oscuridad que subyace. La comuna parece utópica, pero funciona mediante la coacción y el control.
El folclore se equivoca
Midsommar incorpora elementos del folclore escandinavo, pero los transforma en algo de pesadilla. Muchos rituales giran en torno a la fertilidad y la cosecha, pero dan un giro violento. Aster eligió piezas oscuras del folclore con las que la mayoría del público no estaría familiarizado, lo que le permitió tergiversar su significado.
La película sugiere que las tradiciones ancestrales pueden cooptarse con fines siniestros. Sin contexto, las prácticas culturales pueden parecer extrañas o absurdas a los forasteros. La comuna se aprovecha de la ignorancia de los visitantes, que no comprenden del todo las implicaciones de los rituales hasta que es demasiado tarde.
Midsommar deja al espectador inquieto al transformar lo familiar en algo extraño y amenazador. La película da a entender que cualquier comunidad unida tiene potencial para la oscuridad si exige una lealtad incondicional. Aster subvierte las expectativas del público infundiendo horror en escenas pastorales de belleza natural y tradición cultural.
El estilo de Aster: Terror psicológico de combustión lenta
Las películas de Ari Aster son conocidas por su terror psicológico de combustión lenta y su atmósfera inquietante. Su característico estilo de dirección utiliza la tensión y el pavor prolongados para perturbar profundamente al público.
Ritmo deliberado
Aster emplea un ritmo deliberadamente lento en sus películas para aumentar la sensación de inquietud y presentimiento. Las escenas se desarrollan a una velocidad pausada, permitiendo que la anticipación y la ansiedad del espectador aumenten. La progresión gradual de los siniestros acontecimientos resulta ineludible, como un «lento descenso a la locura», según el crítico A.A. Dowd.
Amenaza ambigua
Las amenazas en las películas de Aster son a menudo ambiguas o invisibles, acechando fuera de la vista. Deja mucho a la imaginación del espectador, optando por las pistas sutiles en lugar de las revelaciones directas. La naturaleza desconocida de la amenaza es más atormentadora psicológicamente que los efectos visuales o los sustos. El espectador se pregunta qué es real y qué es una ilusión.
Protagonistas imperfectos y simpáticos
Las películas de Aster suelen seguir a protagonistas complejos y cercanos, con defectos y debilidades humanas. Sus luchas contra el dolor, los traumas, los problemas de salud mental o las relaciones tensas despiertan la simpatía del público. La familiaridad y la credibilidad de los personajes hacen que sus estados mentales y sus encuentros con lo siniestro sean mucho más angustiosos. Nos vemos reflejados en ellos y sentimos profundamente su angustia.
Ari Aster ha creado un estilo único e impactante de terror psicológico que perdura en la mente mucho después de que pasen los créditos. A través de un ritmo medido, amenazas ambiguas y personajes simpáticos, crea una atmósfera de terror y un viaje a la locura difíciles de olvidar. Sus inquietantes películas anuncian la llegada de una nueva voz importante en el cine de terror.
Con sus dos primeros largometrajes, Hereditary y Midsommar, Ari Aster se ha consolidado como un director con un agudo ojo para el drama humano y un don para crear un terror psicológico inquietante. Sus películas exploran temas complejos como el dolor, la disfunción familiar y las relaciones de pareja de una manera lenta y deliberada, hasta llegar a un punto de catarsis emocional y revelaciones perturbadoras. Aster tiene talento para crear personajes y mundos plenamente realizados que resultan auténticos pero siniestros, familiares pero extraños. Sus películas permanecen en la mente mucho tiempo después de verlas, no sólo por las imágenes aterradoras o los sustos, sino por la experiencia emocional del viaje. Con sólo 32 años, Aster ya ha demostrado un nivel de habilidad y visión en la dirección que señala la aparición de una nueva e importante voz en el cine de terror. No cabe duda de que sus futuras películas seguirán impulsando el género en nuevas direcciones y consolidando aún más su estatus de maestro del inquietante drama humano. El género ha encontrado un digno sucesor en el genio perturbador de Ari Aster.