Vuelve el éxito polaco sobre los hooligans del túbol polaco a Netflix, y regresa con la misma fuerza y espíritu de provocación. Lejos de los focos de los estadios, en las sombras de Polonia, se libra una guerra territorial. No es por el fútbol, sino por el poder. Este es el brutal universo de Furioza, una inmersión en la subcultura de los hooligans polacos, donde la lealtad a un equipo es solo la fachada de operaciones criminales mucho más siniestras, como el tráfico internacional de drogas.
La vida aquí se rige por un código de honor violento y una hermandad inquebrantable. Ser etiquetado como desertor es una sentencia, y las disputas se saldan en peleas clandestinas concertadas. En este mundo, la banda ‘Furioza’ es una institución, una familia forjada en un pasado violento. Pero sus lazos están a punto de ser puestos a prueba por la policía, las bandas rivales y la traición que anida en su interior. Los personajes se definen por su relación con este entorno: algunos, como el médico Dawid, son exhooligans que intentan desesperadamente escapar; otros, como la detective Dzika, son impulsados por una venganza personal nacida de una confrontación de hooligans que le arrebató a su hermano. La premisa es sombría y clara: una vez que entras, no hay escapatoria.
Retratos de una Hermandad Rota
La tragedia de Furioza se articula a través de las conflictivas relaciones de cuatro personajes centrales, cuyas lealtades chocan y se desintegran, impulsando la narrativa hacia un final inevitable.
Dawid (Mateusz Banasiuk): El Infiltrado a la Fuerza
Dawid es un médico que ha conseguido lo imposible: dejar atrás su pasado como hooligan y construir una vida normal. Pero el pasado regresa con el rostro de su exnovia, Dzika, quien le presenta un ultimátum: infiltrarse en su antigua banda, ‘Furioza’, como informante de la policía, o ver a su hermano, Kaszub, pasar años en prisión. Atrapado entre la vida que ha construido y los lazos de sangre que lo atan, Dawid se ve arrastrado de nuevo al caos. Su regreso está marcado por la sospecha de sus antiguos hermanos, que lo ven como un traidor, forzándolo a jugar un peligroso doble juego mientras la culpa de su engaño lo consume.
Ewa ‘Dzika’ Drzewiecka (Weronika Ksiazkiewicz): La Venganza como Motor
Conocida como Savage (Salvaje), Dzika es una policía implacable y la mente maestra detrás de la operación de infiltración. Su guerra contra las bandas de hooligans no es solo profesional; es visceralmente personal. La muerte de su hermano, Daro, en una pelea de bandas años atrás, es el combustible de su obsesiva búsqueda de justicia. Su objetivo final es el traficante de drogas internacional Marcin Mrowczynski, alias Antman. Dzika opera en una zona moralmente gris, dispuesta a chantajear a su antiguo amor y a manipular a todos para alcanzar su meta. Sin embargo, su plan desata una cadena de violencia que escapa a su control, llevándola a descubrir que sus superiores pueden ser tan despiadados como los criminales que persigue.
‘Kaszub’ (Wojciech Zieliński): El Honor Entre Hooligans
El hermano de Dawid, Kaszub, es uno de los líderes de ‘Furioza’. Él representa a la vieja guardia, un hombre regido por un estricto código de honor que valora la hermandad por encima del beneficio económico. Aunque al principio desconfía del regreso de su hermano, el vínculo familiar se impone. Su brújula moral lo lleva a oponerse frontalmente a que ‘Furioza’ se involucre en el narcotráfico, una decisión que lo enfrenta directamente con las ambiciones de otros miembros de la banda. Para la policía, Kaszub es solo un peón para llegar a los traficantes más importantes. Su negativa a colaborar con el capo local Polanski sella su destino, convirtiéndolo en la primera víctima de la traición que desgarrará a la banda desde dentro.
‘Golden’ (Mateusz Damięcki): La Ambición que Corroe
Descrito como impredecible y hambriento de poder, Golden es el otro líder de ‘Furioza’ y, en apariencia, el leal segundo al mando de Kaszub. Sin embargo, su lealtad es una máscara que oculta una ambición desmedida. En secreto, teje una alianza con un líder rival para consolidar su poder. El arco de Golden es el oscuro reflejo del de Dawid: si Dawid traiciona a la banda para salvar a su hermano, Golden traiciona a su hermano de armas por poder y dinero. Su descenso culmina con el asesinato de Kaszub, el acto de traición definitivo. Después, en un calculado acto de falsa venganza, asesina al capo Polanski para apoderarse de su negocio de drogas, consolidando su poder y amasando una fortuna.
El Engranaje de la Traición
La trama de Furioza avanza como un mecanismo de relojería, donde cada decisión de los personajes aprieta un poco más el engranaje que los arrastrará a la destrucción. El plan de Dzika, diseñado para desmantelar una red criminal, se convierte en el catalizador que aniquila a todos los implicados.
La historia se pone en marcha con el chantaje de Dzika a Dawid, forzándolo a regresar al mundo que creía haber dejado atrás. Su infiltración en ‘Furioza’ es un camino de espinas; debe recuperar la confianza de quienes lo desprecian por haberlos abandonado en una pelea en el pasado. A través de brutales actos de violencia, Dawid se gana de nuevo su lugar, incluido el respeto de su hermano Kaszub, mientras filtra información a la policía.
El verdadero objetivo de la operación es una red internacional de narcotráfico liderada por Antman, que utiliza a las bandas de hooligans como músculo. La tensión explota cuando Kaszub se niega a que ‘Furioza’ trabaje para el capo local Polanski, chocando con la ambición de Golden. Esta negativa es una sentencia de muerte: Kaszub es asesinado de una forma que apunta directamente a su rival, Antman, desatando la sed de venganza en la banda.
Aprovechando el caos, Golden ejecuta su plan. En lo que parece un acto de lealtad, asesina a Polanski y se apodera de su imperio, convirtiéndose en un hombre rico y poderoso. Pero la verdad sale a la luz cuando la policía descubre una grabación que lo incrimina como el verdadero asesino de Kaszub. Asco de la corrupción de sus jefes, dispuestos a pactar con Golden, Dzika filtra el vídeo a Dawid y al resto de ‘Furioza’. La justicia de los hooligans es rápida y salvaje. La banda acorrala a Golden; Dawid lo muele a golpes, pero son los demás quienes lo rematan a machetazos antes de entregarse a la policía.
El resultado es un fracaso total. La redada policial captura un cargamento de drogas, pero Antman, el objetivo principal, escapa. Dzika es obligada a entregar su placa. Dawid, finalmente libre, intenta empezar de nuevo. Pero el pasado es implacable. En la escena final, en una playa, es apuñalado por un miembro de una banda rival, la última y brutal confirmación de que de ese mundo nunca se escapa del todo.
El Misterio de ‘Druga Furioza’
Tras el impactante final de la primera película, el universo de Furioza se expande con una secuela, Druga Furioza (traducida como Furioza de Nuevo). La dirección vuelve a estar en manos de Cyprian T. Olencki, quien ha demostrado su compromiso con la saga al dirigir y escribir también una serie de televisión de Furioza y tener planes para futuras entregas, garantizando una continuidad narrativa y estilística.
La trama de esta segunda parte se centra en Golden, quien, tras un asesinato, toma el control de la banda y expande sus operaciones criminales más allá de las fronteras, desatando el caos sobre la ciudad. Este punto de partida genera una contradicción inmediata, ya que Golden fue explícitamente asesinado al final de la primera película.
El misterio se profundiza al analizar el reparto confirmado. Aunque el regreso de Weronika Książkiewicz como Dzika es coherente, la lista de actores revela algo sorprendente: Mateusz Damięcki retoma su papel como Golden, y no solo eso, sino que también regresan Wojciech Zieliński como Kaszub y Mateusz Banasiuk como Dawid. La presencia de tres personajes principales que murieron en pantalla sugiere que la secuela no seguirá una estructura lineal.
Un Legado de Violencia
La saga Furioza se cimienta sobre la cínica filosofía del jefe de policía Bauer, quien sostiene que quien es un hooligan, lo será siempre. El destino de Dawid es la encarnación de esta máxima. A pesar de sus esfuerzos por redimirse, la violencia de su pasado lo alcanzó y lo consumió, demostrando que hay marcas que nunca se borran.
El cambio de enfoque de la primera película a la secuela parece asegurado. Si la historia de Dawid era la de un hombre que luchaba por escapar de la oscuridad, la de Golden parece ser la de alguien que la abraza para obtener poder. Este giro sugiere una exploración aún más profunda de la criminalidad, despojada del conflicto moral del protagonista original. La secuela hereda un mundo en ruinas: Antman sigue libre, Dzika es ahora una civil con un conocimiento íntimo del sistema y un deseo de venganza, y la banda ‘Furioza’ ha sido aniquilada.
El nuevo capítulo de esta historia explorará las consecuencias de este colapso, prometiendo una continuación del ciclo de violencia que parece no tener fin.
La película, del director Cyprian T. Olencki, llega a Netflix el 15 de octubre.

