En la campiña inglesa de mediados de los años 90 se encuentra Stanton Wood, un reformatorio para adolescentes que representa la última oportunidad para jóvenes con problemas de conducta. Al frente de esta institución se halla Steve, su director, un hombre consumido por una dedicación absoluta a su labor. Interpretado por Cillian Murphy, Steve se presenta desde la primera escena no como un héroe pedagógico, sino como un individuo al borde del colapso. Cuando un equipo de documentalistas le pide que se describa en tres palabras, su respuesta es lapidaria: «muy, muy cansado». Esta confesión de agotamiento sirve como prólogo a un drama intenso que se desarrolla íntegramente en el transcurso de un único y caótico día.
La narrativa de «Steve» se centra en la doble crisis que asedia a su protagonista. Por un lado, enfrenta una batalla externa desesperada por salvar la integridad de Stanton Wood ante una inminente clausura por problemas financieros y falta de apoyo institucional. Por otro, libra una guerra interna y silenciosa contra el deterioro de su propia salud mental, una lucha que amenaza con arrastrarlo al mismo abismo del que intenta rescatar a sus alumnos. La película sumerge al espectador en la vorágine de este día decisivo, explorando la fragilidad tanto de los jóvenes marginados por el sistema como del hombre que ha jurado protegerlos.
La Lucha por Stanton Wood
El núcleo argumental de «Steve» se articula en torno a las trayectorias paralelas de dos personajes cuyas luchas internas se reflejan mutuamente: Steve y un estudiante llamado Shy. Stanton Wood no es una escuela convencional; es un centro de última instancia para jóvenes que enfrentan complejos desafíos sociales y de comportamiento, un lugar que el mundo parece haberles olvidado. La trama se desarrolla bajo la inmensa presión de una posible clausura definitiva, lo que obliga a Steve a navegar un campo de minas emocional y burocrático. Su batalla personal se manifiesta en una dependencia del alcohol o las drogas, un mecanismo de supervivencia que lo vuelve tan vulnerable como los chicos a su cargo.
En este contexto aparece Shy, interpretado por Jay Lycurgo, un adolescente problemático atrapado entre un pasado turbulento y un futuro incierto, que lidia con impulsos de violencia y autodestrucción. Aislado de su familia y acosado por sus compañeros, Shy encarna la desesperación que impregna la institución. La dinámica entre ambos personajes cristaliza la tensión central de la película. En un intento por conectar, Steve le asegura: «Porque no estás solo, Shy». La respuesta del joven es una interpelación directa que desarma al educador: «¿Y tú qué, Steve? Hablemos de ti». Este intercambio revela que las fronteras entre cuidador y cuidado son peligrosamente difusas.
La ya frágil estabilidad de Stanton Wood se ve completamente alterada por la llegada de un equipo de filmación que pretende realizar un documental sobre la escuela. Lejos de ser observadores pasivos, su presencia funciona como un catalizador del caos. La presencia de las voluminosas cámaras de la época, que justifica la ambientación en los años 90, se convierte en un elemento intrusivo que invade la privacidad de los estudiantes y los incita a actuar para la audiencia. Esta «invasión» amenaza con exponer las grietas del centro a los contribuyentes, añadiendo una capa de escrutinio público a la presión interna. El equipo de documentalistas no se limita a registrar la historia; la altera y la acelera, externalizando las presiones internas de los personajes y precipitando la crisis. En este entorno de alta tensión, la película aborda de manera cruda y sensible temas como el acoso escolar, la violencia, la falta de apoyo institucional y el suicidio adolescente.

Del Papel a la Pantalla: La Metamorfosis de ‘Shy’
La génesis de «Steve» se encuentra en la aclamada novela corta «Shy», publicada por el autor Max Porter. Sin embargo, la película no es una adaptación literal, sino una reinvención consciente de la obra original. El cambio más significativo y definitorio del proyecto reside en un giro fundamental de la perspectiva narrativa. La novela de Porter está escrita íntegramente en primera persona, sumergiendo al lector en el flujo de conciencia y la experiencia subjetiva del adolescente Shy.
Para la versión cinematográfica, se tomó la decisión de «girar la historia sobre su eje» para contarla predominantemente desde el punto de vista del director de la escuela, Steve. Esta elección artística transforma la esencia de la historia. Al cambiar el foco del joven problemático al cuidador en crisis, la narrativa evoluciona de ser una historia sobre la angustia adolescente a convertirse en un profundo examen de la carga psicológica, a menudo invisible, que soportan los educadores. La película ya no trata solo de los «chicos perdidos», sino del hombre «perdido» que intenta salvarlos.
La implicación de Cillian Murphy en el proyecto fue profunda y personal desde el principio. Amigo cercano de Porter, Murphy recibió una copia de la novela en galeradas, antes incluso de su publicación, y su reacción fue visceral. «Simplemente me rompió el corazón», declaró el actor, una conexión emocional que se convirtió en la piedra angular para llevar la historia a la pantalla.
Anatomía de una Colaboración Creativa
«Steve» es el resultado de una red de relaciones profesionales de larga data, un proyecto nacido de la confianza y la visión compartida entre sus tres pilares creativos: Cillian Murphy, el director Tim Mielants y el escritor Max Porter. No se trata de un encargo de estudio, sino del producto de un ecosistema artístico cuidadosamente cultivado. La película marca el primer proyecto oficial de Big Things Films, la productora fundada por Murphy junto a su colaborador Alan Moloney, lo que evidencia un deseo de control creativo y la búsqueda de historias con un significado personal.
La relación entre Murphy y Mielants se forjó en trabajos anteriores como la película «Small Things Like These» y la serie «Peaky Blinders». Su método de trabajo se basa en desafiarse mutuamente. «Intentamos empujarnos el uno al otro. Nos encanta tomar las rutas que dan miedo, tomar decisiones audaces», afirma Mielants. A su vez, la conexión de Mielants con la historia es profundamente personal; él mismo se describe como un «caso perdido» en su juventud debido a la dislexia, y atribuye su salvación a profesores que se negaron a renunciar a él. Para el director, la película es «una carta de amor» a esos educadores.
Paralelamente, la colaboración de Murphy con Max Porter se extiende más allá de esta película. Este proceso, que operó dentro de un círculo cerrado de socios de confianza, sugiere una estrategia deliberada por parte de Murphy para construir un modelo sostenible de creación artística. En lugar de funcionar como un «actor a sueldo», se posiciona como un arquitecto creativo, utilizando su influencia para dar vida a proyectos que de otro modo no encontrarían su lugar en el sistema de estudios tradicional.
Cillian Murphy: Retrato de un Educador Fracturado
La interpretación de Cillian Murphy se adentra en la compleja psique de un hombre que es, en sus propias palabras, «intensamente humano». Lejos de cualquier arquetipo heroico, Murphy construye a Steve como un personaje lleno de fallas y contradicciones, alguien que «simplemente está luchando» y «tratando de pasar el día». El actor explora la paradoja de un cuidador que, por su propia fragilidad, quizás no debería estar a cargo de jóvenes vulnerables. «No sé si puedes arreglar a otras personas antes de haberte cuidado a ti mismo», reflexiona Murphy sobre su personaje, encapsulando el dilema central de la película.
Steve es un hombre que antepone las necesidades de los demás a las suyas, una cualidad noble que en su caso se convierte en un camino hacia la autodestrucción. Su vulnerabilidad es tal que, según el propio actor, «probablemente no debería supervisar a un montón de chicos frágiles y vulnerables, porque él mismo es muy frágil y vulnerable». Esta visión del personaje se nutre de una conexión personal muy profunda para Murphy, cuya familia está arraigada en el mundo de la educación: sus padres eran profesores, su abuelo director, y casi todos sus tíos y tías son docentes. La construcción del personaje también implicó un considerable esfuerzo físico para comunicar el desgaste que el trabajo inflige en el cuerpo de Steve, un desafío que Murphy reconoce.
Elenco y Personajes
Aunque la película lleva el nombre de su protagonista, la historia se enriquece con un sólido elenco de reparto que da vida a la comunidad de Stanton Wood. Jay Lycurgo, en el papel de Shy, se erige como una fuerza coprotagonista. Su interpretación de la frágil salud mental del adolescente ha sido descrita como de una «dolorosa y cruda honestidad». El personal de la escuela está representado por un grupo de actrices de gran trayectoria que aportan diferentes matices a la dinámica institucional. Tracey Ullman interpreta a Amanda, la franca y directa segunda al mando de Steve. Emily Watson da vida a Jenny, una paciente terapeuta o consejera escolar. Y Simbi Ajikawo, más conocida como la rapera Little Simz, interpreta a Shola, una nueva profesora que se enfrenta a la dura realidad del centro.
El cuerpo estudiantil fue conformado a través de un enfoque que buscaba el máximo realismo, combinando a jóvenes actores con otros que no tenían experiencia previa en la actuación. Cillian Murphy describe cómo este grupo de jóvenes desarrolló una química auténtica en el plató, convirtiéndose en una verdadera «pandilla». Esta mezcla de talento profesional y nuevas voces refuerza el carácter crudo y veraz de una historia que busca resonar con la vulnerabilidad de sus personajes.
«Steve» se estrena a nivel mundial en la plataforma Netflix el 3 de octubre.

