John Gotti

Penelope H. Fritz
John Gotti being booked by the FBI New York offices on December 11, 1990

John Gotti, también conocido como «El Don de Teflón», fue un tristemente célebre gángster estadounidense y jefe de la familia del crimen Gambino en Nueva York. Su ascenso al poder, sus tácticas despiadadas y su extravagante personalidad le convirtieron en una de las figuras más notorias de la historia del crimen organizado. Este artículo se adentra en la vida y el legado de John Gotti, relatando sus primeros años, su ascenso en la familia Gambino y su caída final.

John Gotti
John Gotti

John Joseph Gotti Jr. nació el 27 de octubre de 1940 en el barrio del Bronx de Nueva York. Creció en la pobreza, rodeado de una familia numerosa. Los padres de Gotti, John Joseph Gotti padre y Philomena «Fannie» DeCarlo, lucharon por mantener a sus hijos. El padre de Gotti trabajaba como jornalero, pero sus ingresos irregulares dejaban a la familia en un estado constante de inestabilidad financiera.

De adolescente, Gotti se involucró en bandas callejeras asociadas a la mafia de Nueva York. Hacía recados para Carmine Fatico, capo de la familia Gambino, y participaba en secuestros de camiones en el aeropuerto de Idlewild (actual aeropuerto internacional John F. Kennedy). Las actividades delictivas de Gotti le pusieron en contacto con Aniello «Neil» Dellacroce, subjefe de la familia Gambino, que se convertiría en su mentor.

Gotti se estableció rápidamente como un valioso miembro de la familia Gambino. Se labró una reputación de hábil asalariado y leal soldado. Bajo la dirección de Dellacroce, Gotti ascendió en el escalafón y se convirtió en un hombre hecho en la Mafia, consolidando su posición en el submundo criminal.

A finales de la década de 1970, la capacidad de liderazgo y el carisma de Gotti se hicieron evidentes para sus compañeros mafiosos. Fue nombrado capo de la banda de Bergin, una de las facciones más lucrativas y poderosas de la familia Gambino. La banda de Gotti operaba en el barrio de Ozone Park, en Queens (Nueva York), y se dedicaba al juego ilegal y a la usura.

Durante esta época, Gotti también formó importantes alianzas dentro de la Mafia. Se hizo amigo de Angelo Ruggiero y Wilfred «Willie Boy» Johnson, que se convertirían en figuras clave de sus actividades delictivas. La reputación de Gotti como mafioso temible y ambicioso siguió creciendo.

En diciembre de 1985, Gotti orquestó el asesinato de Paul Castellano, el jefe de la familia del crimen Gambino. El liderazgo de Castellano se había hecho cada vez más impopular entre los miembros de la familia, y Gotti vio la oportunidad de tomar el control. Con la ayuda de su leal banda, Gotti tendió una emboscada y mató a Castellano a las puertas del Sparks Steak House de Manhattan.

Tras el asesinato de Castellano, Gotti asumió el cargo de jefe de la familia Gambino. Su estilo extravagante y su personalidad carismática le valieron el apodo de «The Dapper Don». El ascenso de Gotti al poder marcó un cambio significativo en el liderazgo y la dirección de la familia Gambino.

El mandato de Gotti como jefe de la familia Gambino se caracterizó por su habilidad para evitar las condenas y mantener su poder a pesar de las numerosas batallas legales. Se ganó el apodo de «El Don de Teflón» porque las acusaciones contra él a menudo no prosperaban. Los juicios de Gotti en la década de 1980 se saldaron con absoluciones, lo que le granjeó la reputación de figura intocable en el sistema de justicia penal.

Durante su reinado, Gotti se hizo famoso por su extravagante estilo de vida y su llamativa personalidad. Vestía ropa cara, frecuentaba restaurantes de lujo y cultivaba relaciones con famosos y políticos. Su imagen pública le granjeó la simpatía de algunos ciudadanos, que lo veían como una figura carismática.

Sin embargo, el estilo extravagante de Gotti también atrajo la atención de las autoridades policiales. El FBI y otros organismos siguieron reuniendo pruebas contra él, decididos a acabar con él de una vez por todas.

La caída de Gotti comenzó con la cooperación de su subjefe, Salvatore «Sammy el Toro» Gravano, que aceptó entregar las pruebas del Estado y testificar contra Gotti. Gravano se había desilusionado con la Mafia y vio la oportunidad de conseguir una sentencia más leve cooperando con las fuerzas del orden.

En 1992, Gotti fue finalmente condenado por cinco asesinatos, conspiración para cometer asesinatos, chantaje, obstrucción a la justicia, evasión fiscal, juego ilegal y otros cargos. Fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.

La condena de Gotti conmocionó a la familia Gambino y al mundo de la delincuencia organizada. Fue un duro golpe para las familias mafiosas de Nueva York, antaño dominantes. El reinado de Gotti como jefe de la familia Gambino llegó a su fin y la organización se enfrentó a un mayor escrutinio y presión por parte de las fuerzas del orden.

El ascenso y la caída de John Gotti dejaron un impacto duradero en la cultura popular estadounidense. Su personalidad y la atención mediática que suscitaron sus juicios y condenas lo convirtieron en un personaje muy conocido. Numerosos libros, películas y programas de televisión se han inspirado en su vida y sus actividades delictivas.

La historia de Gotti sigue fascinando a la gente, sirviendo de advertencia sobre los peligros y las consecuencias de una vida delictiva. Su reinado como jefe de la familia Gambino y su capacidad para eludir las condenas durante muchos años le convirtieron en una figura emblemática del hampa.

Sin embargo, las actividades delictivas de Gotti y el daño que causó a personas y comunidades no deben pasarse por alto. Su ascenso al poder estuvo acompañado de violencia, corrupción y explotación de personas vulnerables. El legado de Gotti sirve para recordar la naturaleza destructiva de la delincuencia organizada y los esfuerzos constantes de las fuerzas del orden para combatirla.

La vida de John Gotti estuvo marcada por un ascenso meteórico al poder y una dramática caída en desgracia. Como jefe de la familia criminal Gambino, ejerció una inmensa influencia y se convirtió en una figura prominente del hampa. Sin embargo, su reinado se vio empañado por la violencia, las actividades ilegales y el desprecio por la ley.

La condena a cadena perpetua de Gotti puso de manifiesto la determinación de las fuerzas del orden para acabar incluso con los delincuentes más poderosos. Su historia sirve de advertencia y nos recuerda las consecuencias destructivas de una vida delictiva.

Aunque el nombre de John Gotti se asociará para siempre a la delincuencia organizada, es importante recordar a las víctimas de sus acciones y el impacto duradero de sus actividades delictivas. La lucha contra la delincuencia organizada continúa, y el legado de figuras como John Gotti sirve de recordatorio de la necesidad permanente de vigilancia y justicia.

https://www.youtube.com/watch?v=eRqyykujhBA
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