Michel Barnier ha señalado con un ejemplo simpático que la ruptura con la UE supone un cambio de regulación en todos los sentidos, también con los animales.
Ha sido un ejemplo y simpático y nos ha hecho gracia (ya sabéis que procuro no poner nada de ese país, pero es que tiene su gracia). El exministro francés, ahora encargado de negociar el brexit, ha señalado que los ingleses pueden irse olvidando de irse de vacaciones a España con el perro para así recalcar que la salida de la UE tiene sus consecuencias.
No, un perrito americano no es tratado de la misma manera que uno inglés (hasta ahora) y cuando vayan a Marbella de paseo… habrá que pasar otro tipo de controles sanitarios. Ya sabemos del amor de los ingleses por los perritos (lo suscribo, claro) y de la ironía francesa (me encanta) y que -lo reconozcan o no- a los ingleses les encanta España por su clima y demás. Sí, es señalar un poco lo que todos ya sabemos: que esto no va a tener nada de amistoso y que nos siguen encantado los perros pero que ya nada será igual y que cualquier tiempo pasado fue mejor y que siempre nos quedará París.
No aceptes la admiración de tu perro como una prueba concluyente de que eres maravilloso
Ann Landers
Ayer ya lo señaló Angela Merkel, en un discurso bastante acertado frente al de Theresa May (que ya exigía condiciones), que se resume en que primero debería venir el divorcio y luego se negociarán los futuros acuerdos y que Inglaterra, lo quieran o no, seguirá siendo parte de Europa.
Y por si andáis en el Reino Unido os voy a dar un poco de envidia, anda. Hoy aquí (sí, España) hace sol, puede que no tenga tanto dinero como un inglés (cierto) pero… me voy a ir a una terraza a fumar tabaco (inglés) y a tomarme un whisky al sol.
(Aunque la verdad, y lo acabo de mirar, en Londres no está tan frío… ¡pero que sepáis que mañana os llueve!).
Cuidaros y a ver si nos llevamos todos un poco mejor, que yo cuando hablaba con un inglés no tenía problemas ni con él ni con su perrito ni ellos con el mío.