El rostro del terror moderno tiene muchas máscaras. Una es la del tímido encargado de motel con una devoción mortal por su madre. Otra es la de una figura corpulenta en la zona rural de Texas, que empuña una motosierra y se oculta tras la piel de sus víctimas. Una tercera es la de un asesino que busca transformarse confeccionando un traje con la piel de mujeres. Norman Bates, Leatherface y Buffalo Bill son pesadillas grabadas en el imaginario cultural, villanos cinematográficos que definieron el género de terror para generaciones. Sin embargo, estas ficciones macabras brotan de una única y aterradora raíz histórica: un hombre solitario y aparentemente inofensivo de Plainfield, Wisconsin, llamado Edward Gein.
La próxima entrega de la exitosa antología de Netflix, Monstruo: La historia de Ed Gein, se adentra en la vida de este hombre, cuya historia no solo inspiró a Hollywood, sino que redefinió la propia naturaleza del miedo en la cultura estadounidense. La serie, creada por Ryan Murphy e Ian Brennan, no se limita a narrar los crímenes de Gein, sino que busca explorar una pregunta más profunda y perturbadora que su legado plantea: cómo un hombre sencillo se convirtió en «el ghoul más singular de la historia» y cómo los monstruos, en última instancia, no nacen, sino que son creados.

La Sombra de Augusta: La Forja de un Recluso en Plainfield
La historia de Edward Theodore Gein es inseparable de la granja aislada y la figura dominante que la gobernaba: su madre, Augusta Wilhelmine Lehrke Gein. Junto a su padre alcohólico, George, y su hermano mayor, Henry, Ed creció en un ambiente de aislamiento casi total, orquestado deliberadamente por Augusta. Convencida de que el mundo exterior era un pozo de pecado y depravación, trasladó a su familia a una remota granja en las afueras de Plainfield, Wisconsin, con el objetivo de proteger a sus hijos de cualquier influencia que no fuera la suya.
Augusta era una luterana fanática que inculcó en sus hijos un profundo desprecio por las mujeres, a quienes consideraba instrumentos del diablo, y una obsesión con la moralidad del Antiguo Testamento, a menudo leyéndoles pasajes sobre la muerte y el castigo divino. El único contacto de Ed con el mundo exterior era la escuela, donde era un niño tímido y retraído, objeto de burlas por parte de sus compañeros. El resto de su tiempo lo pasaba trabajando en la granja bajo la estricta supervisión de su madre.
La estructura familiar comenzó a desmoronarse con la muerte de su padre por insuficiencia cardíaca, un evento que, en lugar de ser una tragedia, fue visto como un alivio que intensificó aún más el control de Augusta. Años más tarde, su hermano Henry empezó a mostrar signos de rebeldía, cuestionando la reclusión impuesta por su madre y expresando preocupación por la malsana devoción de Ed hacia ella. Poco después, Henry murió en circunstancias misteriosas durante un incendio en la granja. Aunque estaban juntos intentando apagar las llamas, Ed fue quien, tras perder de vista a su hermano, guio a las autoridades directamente hasta su cuerpo, que presentaba un golpe en la cabeza. La muerte fue declarada oficialmente como asfixia.
Con la muerte de su hermano, el último amortiguador entre Ed y la influencia total de su madre desapareció. Cuando Augusta sufrió un derrame cerebral que la dejó postrada en cama, Ed se convirtió en su único cuidador. Su fallecimiento dejó a un Ed de casi cuarenta años completamente solo, aislado en un mundo que apenas comprendía y despojado del único ancla de su existencia. En un acto que presagiaba los horrores venideros, selló la habitación de su madre, conservándola como un santuario intacto, mientras el resto de la casa se convertía en el escenario de su descenso a la locura.
La Casa de los Horrores: Crímenes y Descubrimiento
En el vacío dejado por Augusta, la mente de Ed Gein se fracturó por completo. Su obsesión por su madre se transformó en un impulso por recrearla. Incapaz de relacionarse con mujeres vivas, a quienes su madre le había enseñado a despreciar, buscó su compañía entre las muertas. Comenzó a visitar los cementerios locales por la noche, exhumando los cadáveres de mujeres de mediana edad recientemente fallecidas que, en su mente, se parecían a Augusta. Era metódico y cuidadoso, devolviendo las tumbas a su estado original para no levantar sospechas.
Lo que hacía con los restos trascendía el simple robo de tumbas. En el interior de su granja, en medio de una suciedad y un desorden indescriptibles, Gein se convirtió en un macabro artesano. Utilizaba los huesos y la piel de los cadáveres para fabricar objetos domésticos y prendas de vestir. La policía encontraría más tarde cuencos hechos con cráneos humanos, sillas tapizadas con piel humana, pantallas de lámparas, un cinturón de pezones y máscaras faciales cuidadosamente extraídas de los rostros de las difuntas. Las investigaciones posteriores determinaron que Gein no practicaba el canibalismo ni la necrofilia; su impulso era la posesión, la transformación de la forma femenina en objetos que podía controlar por completo, poblando su mundo solitario con una parodia grotesca de la domesticidad.
Su actividad criminal escaló de la profanación al asesinato. Cuando la propietaria de la ferretería local, Bernice Worden, desapareció, las sospechas recayeron sobre Gein, cuyo nombre figuraba como el último cliente en el registro de ventas del día. El hijo de Worden, que también era ayudante del sheriff, encontró un rastro de sangre en la tienda. A pesar de que los lugareños consideraban a Ed un excéntrico inofensivo, el sheriff Arthur Schley se dirigió a la granja Gein para interrogarlo.
Al entrar en la oscura y fétida casa, los agentes hicieron un descubrimiento que conmocionaría a la nación. Colgando de una viga en un cobertizo, encontraron el cuerpo decapitado y eviscerado de Bernice Worden. Una búsqueda más profunda en la «casa de los horrores» reveló la verdadera magnitud de sus actos: la cabeza de Mary Hogan, otra mujer desaparecida años antes, fue encontrada en una caja, junto con restos de al menos otros ocho cuerpos, cráneos en los postes de su cama y los mencionados artefactos de piel y hueso.
Gein fue detenido y confesó los asesinatos de Worden y Hogan. Sin embargo, fue declarado enfermo mental y no apto para ser juzgado, pasando el resto de su vida confinado en instituciones psiquiátricas. Mientras estaba bajo custodia, su casa ardió hasta los cimientos en un incendio provocado, borrando el escenario físico de sus crímenes pero no su impacto en la psique estadounidense.
Netflix Revive la Pesadilla: «Monstruo: La historia de Ed Gein»
La historia de Ed Gein es el tema de la tercera temporada de la serie antológica de crímenes reales de Ryan Murphy e Ian Brennan para Netflix. La franquicia Monster se ha consolidado como un fenómeno comercial para la plataforma de streaming. Sus temporadas anteriores, Dahmer — Monster: The Jeffrey Dahmer Story y Monsters: The Lyle and Erik Menendez Story, alcanzaron el número uno en su semana de estreno y obtuvieron un éxito masivo de audiencia, además de múltiples nominaciones y premios, incluidos un Emmy para Niecy Nash y un Globo de Oro para Evan Peters.
Para esta nueva entrega, el actor Charlie Hunnam, conocido por su trabajo en Sons of Anarchy, asume el complejo papel de Ed Gein, actuando también como productor ejecutivo, lo que indica una profunda implicación en el proyecto. A su lado, un elenco de gran calibre dará vida a las figuras centrales de esta historia. La aclamada actriz Laurie Metcalf interpretará a la matriarca Augusta Gein, el epicentro de la psicosis de su hijo. Lesley Manville encarnará a Bernice Worden, la última víctima de Gein.
El enfoque narrativo de la serie parece ir más allá de una simple biografía criminal, como sugiere la inclusión de varios personajes históricos clave que no tuvieron contacto directo con Gein. Tom Hollander interpretará al legendario director Alfred Hitchcock, mientras que Olivia Williams encarnará a su esposa y colaboradora, la guionista y montadora Alma Reville. Esta elección creativa sugiere que la serie explorará el meta-relato de cómo los crímenes de Gein fueron procesados y transformados en una de las obras de terror más influyentes de todos los tiempos: la película Psicosis.
Aún más reveladora es la inclusión de Vicky Krieps en el papel de Ilse Koch, una criminal de guerra nazi conocida como «la Bruja de Buchenwald», famosa por supuestamente poseer objetos hechos con la piel de los prisioneros del campo de concentración. La presencia de este personaje apunta a una ambición temática mayor: la serie podría establecer un paralelismo entre la atrocidad privada y psicótica de Gein y la atrocidad ideológica y sancionada por el Estado, planteando preguntas más amplias sobre la deshumanización y la profanación del cuerpo humano. Completando el reparto principal, Suzanna Son interpretará a Adeline Watkins, una mujer que afirmó haber mantenido una relación con Gein, ofreciendo una posible ventana a la «máscara de cordura» que el asesino presentaba al mundo.
La sinopsis oficial de la serie la describe como la entrega «más desgarradora» de la antología hasta la fecha, centrada en cómo «un recluso amigable y de modales apacibles» escondía una casa de horrores que «redefiniría la pesadilla americana».
El Legado Macabro: De Plainfield a Hollywood
El impacto de Ed Gein trasciende con creces los límites de Plainfield. Sus crímenes, por su naturaleza única y perturbadora, no solo generaron titulares, sino que se convirtieron en el material fundamental para un nuevo tipo de horror psicológico, convirtiéndose en el «plano para el horror moderno». Gein se convirtió, sin saberlo, en el «padrino de todos los asesinos en serie» de la ficción, el arquetipo del monstruo que no proviene de castillos lejanos o del más allá, sino del interior de la disfuncional familia estadounidense.
Su legado se puede rastrear directamente en tres de los villanos más emblemáticos del cine:
- Norman Bates de Psicosis: La novela de Robert Bloch, y su posterior adaptación por Alfred Hitchcock, se inspiró directamente en el caso Gein. La figura de un asesino solitario, consumido por una relación patológica con su madre fallecida, es un eco directo de la vida de Ed.
- Leatherface de La Matanza de Texas: El concepto de un asesino que vive en una granja aislada y usa una máscara hecha de piel humana es una clara referencia a los «trofeos» y la artesanía macabra descubiertos en la casa de Gein.
- Buffalo Bill de El Silencio de los Inocentes: El modus operandi de este personaje, que asesina a mujeres para crear un «traje de mujer» con sus pieles, es la manifestación más explícita de la obsesión de Gein por habitar o reconstruir la forma femenina.
Más allá de estos personajes, la historia de Gein marcó un punto de inflexión. El horror estadounidense, que hasta entonces se había centrado en gran medida en amenazas externas y sobrenaturales, se volvió hacia adentro. El caso demostró que el verdadero terror podía surgir de la represión psicológica, del aislamiento y de los secretos oscuros que se esconden tras la fachada de la normalidad rural. La figura del «monstruo de al lado» se convirtió en un pilar del género, y la fascinación cultural por la mente del criminal desviado, que la serie Monster explora y de la que forma parte, tiene sus raíces en los horrores desenterrados en aquella granja de Wisconsin.

