Sueños de una Escritora en Nueva York está protagonizada por Sigourney Weaver y Margaret Qualley. Una cinta que se nos antoja como un mero pasatiempo, una disculpa para retratar una época de manera un tanto tópica.
No nos ha gustado ni nos ha sacado «el gusanillo».
Argumento de Sueños de una Escritora en Nueva York
Una chica entra a trabajar en la agencia literaria que lleva a J.D. Salinger. Un día, recibe una llamada: era el escritor, que lleva sin dejarse ver durante décadas.
La Película. Crítica
Todos los tópicos sobre el “querer ser escritor y no puedo”, toda la falsa admiración por ese mundo que se fue, todo el recuerdo, todos los que leían en Newyorker y todos los que considerarojn durante cincuenta años que Salinger había escrito la gran novela americana.
Vamos, todo admiración al mundo que se fue, todo recuerdo y nada que lleve sangre en las venas, una especie de biopic demasiado respetuoso que ni es biopic ni se atreve a superar el tópico de la literatura y el mundo de los agentes literarios (que parecen un poco ya más pasados que el tebeo). En este sentido, tiene la poca gracia que podemos encontrar: lo de no comprarse un ordenador, lo de un mundo pasado que ya se ha ido…. Como la propia Sigourney Weaver, que nos hace una entrada en la oficina clavada a Armas de Mujer (parodia, suponemos), pero aquí no hay Let the River Run.
Es una peli almibarada, fácil y seca que no se moja en nada y que se limita a recordarnos que ese mundo literario existió, nos da unas pinceladas y nos apunta un camino inciático que no culmina en ningún lugar.
Vive mucho del mito de Salinger y tiene la gracia de que la novela en la que se basa vio la luz (recordemos, una vez se publicó una biografía de este escritor y el autor terminó en el juzgado).
Una película oportunista a la espera de que sean publicadas las obras inéditas de Salinger (ha muerto hace poco y se prepara la edición de sus libros).
Nuestra Opinión
No dice gran cosa. Se limita a retratar lo más respetuosamente posible un mundo que se fue y se ha mitificado.
Sólo tiene la gracia de volver a ver a Sigourney Weaver.