La serie de animación DAN DA DAN, del estudio Science SARU, estrena su segunda temporada, continuando las caóticas aventuras de sus protagonistas acosados por lo paranormal. La nueva entrega retoma la historia justo en el cliffhanger de la primera temporada, cambiando el formato inicial de «monstruo de la semana» por una narrativa más profunda y con tintes de terror que explora el trauma generacional y la crueldad humana. La serie sigue a los estudiantes de secundaria Momo Ayase, descendiente de una familia de médiums, y Ken «Okarun» Takakura, un fanático del ocultismo. Sus vidas, entrelazadas por una apuesta que demostró que tanto los fantasmas como los extraterrestres son reales, han dejado a Momo con habilidades psicoquinéticas latentes y a Okarun poseído por el espíritu de la Abuela Turbo, lo que le otorga poderes sobrenaturales a un alto precio. A ellos se unen aliados como la abuela de Momo, Seiko, y la propia Abuela Turbo, que ahora habita en un muñeco maneki-neko.
Viaje a una casa maldita
La temporada se centra en una misión presentada al final de la entrega anterior: salvar al amigo de la infancia de Momo, Jin «Jiji» Enjoji. La casa de su familia, en el pueblo rural de Daija, está afectada por una maldición tan potente que ha llevado a múltiples exorcistas al suicidio y ha dejado a sus padres hospitalizados. Con los poderes espirituales de Seiko limitados a su ciudad, a Momo se le encarga el exorcismo, lo que la arrastra a ella, a Okarun y a Jiji a la inquietante historia del pueblo. La trama aborda directamente el doble cliffhanger con el que concluyó la primera temporada. Mientras Okarun y Jiji descubren una habitación oculta cubierta de talismanes dentro de la casa maldita, Momo es acosada por un grupo de hombres en unas aguas termales locales. Su rescate no proviene de sus propios poderes, mermados por el calor, sino de la intervención inesperada de la Abuela Turbo, que se había colado en el viaje.

Nuevos adversarios y secretos ancestrales
Esta temporada introduce a la familia Kito, los propietarios de la casa de Jiji, que ejercen una autoridad siniestra sobre el pueblo de Daija. Se revela que son los guardianes de un ritual centenario de sacrificios humanos, diseñado para apaciguar a una entidad monstruosa conocida como el Tsuchinoko, o Gusano de la Muerte de Mongolia. Este ser ancestral reside en un volcán cercano, y la familia Kito cree que sus ofrendas evitan una erupción catastrófica. La investigación lleva a los protagonistas directamente a la guarida subterránea del Tsuchinoko, donde deben enfrentarse no solo a la amenaza física de la bestia, sino también a sus potentes ondas psíquicas que inducen una desesperación suicida en sus víctimas.
La tragedia del Mal de Ojo
En el corazón de la maldición se encuentra el antagonista principal de la temporada, el Mal de Ojo, un poderoso yokai cuyos orígenes están impregnados de tragedia. De acuerdo con el tema de la serie de humanizar a sus monstruos, se revela que el Mal de Ojo es el espíritu de un niño sacrificado al Tsuchinoko cientos de años atrás. Deformado por siglos de soledad, privaciones y un profundo odio hacia la humanidad, el espíritu del niño se convirtió en una fuerza vengativa. Jiji, cuya carismática personalidad enmascara su propio y profundo trauma, muestra compasión al espíritu. Este acto de empatía permite que el Mal de Ojo lo posea, buscando utilizar el poder espiritual innato y el cuerpo atlético de Jiji como recipiente para su venganza. Esto transforma a Jiji en una amenaza formidable, desdibujando la línea entre amigo y enemigo y forzando a sus amigos a un conflicto complejo y peligroso.
Evolución de personajes y relaciones
Los arcos de «La Casa Maldita» y «El Mal de Ojo», de alto riesgo, sirven como un crisol para el desarrollo de los personajes principales. Okarun, antes un solitario inseguro y celoso de la conexión de Jiji con Momo, se ve forzado a ser más proactivo y heroico, y su rivalidad con Jiji evoluciona hacia una amistad genuina. Momo, aunque mantiene su apariencia segura, se enfrenta a vulnerabilidades más profundas. La temporada la desafía a gestionar sus crecientes sentimientos por Okarun, que le cuesta expresar verbalmente, recurriendo más a gestos físicos de afecto. Jiji se establece como el núcleo emocional de la temporada; su naturaleza empática lo lleva a ser poseído y crea un complejo conflicto interno que lo convierte tanto en una víctima que debe ser salvada como en un antagonista al que hay que combatir.
Un paisaje visual y sonoro evolucionado
La producción, liderada por el director Fūga Yamashiro, que regresa, y el nuevo codirector Abel Góngora, refleja el tono más oscuro de la narrativa. El equipo de animación de Science SARU utiliza una paleta de colores más desaturada e inquietante para el escenario del pueblo de Daija, apoyándose en la estética del terror para crear una atmósfera espeluznante. La temporada también presenta nuevas técnicas de animación experimental, como el uso de modelos 3D y texturas de lápiz más ásperas, especialmente en secuencias visualmente complejas y cargadas de emoción, como la transformación de Jiji en el Mal de Ojo. El compositor Kensuke Ushio regresa con una banda sonora versátil que transita sin problemas desde motivos tradicionales japoneses a paisajes sonoros de terror desconcertantes y pistas de acción de alta energía, amplificando el estilo característico de la serie que mezcla géneros.
La segunda temporada de DAN DA DAN está disponible en streaming. La serie se estrenó en julio de 2025 en Netflix.