“Reconfiguring the Figure” en Pangolin London recorre siete décadas de escultura figurativa

Una presentación intergeneracional sitúa a Lynn Chadwick entre sus coetáneos de mitad de siglo y artistas contemporáneos que ponen a prueba cómo se construye y percibe la figura humana, y cómo puede extenderse más allá de la anatomía

Lisbeth Thalberg
Lisbeth Thalberg
Periodista y artista (fotógrafa). Editora de la sección de arte en MCM.
Lynn Chadwick, Stairs, 1991, Bronze, 239 x 160 x 112 cm, Edition of 9. Photography: Steve Russell Studios.

Pangolin London presenta Reconfiguring the Figure, una exposición colectiva que toma la obra de Lynn Chadwick como punto de partida para examinar la evolución de la escultura figurativa desde la posguerra hasta la actualidad. Al poner en diálogo a maestros británicos del siglo XX con artistas contemporáneos, la muestra analiza cómo la figura ha sido cuestionada, fragmentada y reconstruida a través de cambios en materiales, métodos y contextos. Más que proponer una tesis única, el recorrido traza varias vías de aproximación al cuerpo —representación directa, sustitución simbólica, superficie especular e imagen construida por datos— y, al mismo tiempo, identifica líneas de continuidad entre generaciones.

La obra de Chadwick vertebra el eje histórico de la exposición. Sustituyendo el modelado blando por formas construidas y angulares, el escultor desarrolló figuras masculinas y femeninas —a menudo solitarias o en pareja, encapuchadas, aladas, caminando, sentadas o reclinadas— cuyos contornos reconocibles mantienen una distancia emocional deliberada. Las caras pulidas en bronce devuelven la mirada del espectador, de modo que el acto de ver se convierte en parte del tema. El propio Chadwick resumió esa economía expresiva con una frase que orienta la lectura de estas piezas: “No expression is an expression”.

En el centro del montaje se sitúa Stairs, la obra de mayor escala de la serie homónima. Dos figuras femeninas se cruzan en un tramo de escalones: un encuentro que puede leerse como saludo o indiferencia, captado en el umbral entre el movimiento y la pausa. La pieza traduce el método del artista —soldar un esqueleto lineal y construir a partir de él— en una combinación de claridad arquitectónica y tensión latente, una síntesis que contribuyó a definir una etapa clave de la escultura británica de posguerra.

La muestra contrapone este lenguaje a las búsquedas de artistas de mediados del siglo XX que llevaron la figura por derivas sensuales, simbólicas, esqueléticas o mecánicas, desafiando las expectativas clásicas. Horse and Rider de Geoffrey Clarke combina hierro forjado con madera a la deriva recogida en una playa de Normandía; su construcción híbrida subraya el impulso experimental de una época en la que la soldadura y el ensamblaje abrían rutas inéditas para la figuración, más allá de la tradición del vaciado o la talla.

Otros trabajos de ese periodo transforman la experiencia vivida y las secuelas históricas —no pocas veces bélicas— en términos escultóricos. The Infant St George, de George Fullard, lleva en sus superficies de madera y metal el registro del impacto; Soldier’s Head II, de Elisabeth Frink, comprime el volumen en una cabeza marcada y desafiante que funciona a la vez como emblema y testigo. Incluso cuando la escultura británica se inclinaba hacia la abstracción más estricta, figuras como Frink y Fullard defendían la vigencia del cuerpo como terreno de innovación. La figuración sobrevivió a ese giro y ha demostrado ser elástica: capaz de absorber las inquietudes, ideales y recursos de cada generación.

Desde ese sustrato de mitad de siglo, Reconfiguring the Figure avanza hacia el siglo XXI para observar cómo la práctica contemporánea ensancha el significado mismo de “figura”. La figuración deja de limitarse a la representación del cuerpo y se abre a estrategias que expresan presencia y emoción humanas mediante la reflexión especular, la imagen científica, los cuerpos sustitutos y el diálogo entre procesos analógicos y digitales.

Human Error, de Zachary Eastwood-Bloom, presenta bustos de vidrio espejado derivados de datos generados por inteligencia artificial. Cercanos a la fisonomía humana pero deliberadamente extrañados, estos bustos devuelven la imagen de quien los mira y, al hacerlo, retoman el juego reflectante de Chadwick desde un marco de discusión sobre identidad en la cultura digital. La obra opera tanto como interfaz como retrato, situando la noción de persona en la intersección entre procedimientos algorítmicos y mecanismos de la visión.

Angela Palmer desplaza la representación más allá de la superficie hacia la arquitectura de la cognición. En The Last Frontier, la artista —en colaboración con Harvard Medical School— utilizó mil microescaneos del cerebro para grabar una imagen tridimensional distribuida en veintiocho planchas de vidrio. Observadas en conjunto, las láminas se funden en un volumen suspendido y luminoso que incorpora la imaginería científica a la práctica escultórica. El resultado amplía la figura al territorio cerebral y propone un retrato ensamblado por incrementos y transparencias, no por una forma continua.

Laura Ford explora la figuración a través del cuerpo animal. En Days of Judgement – Cat 2, inspirada en el fresco de Masaccio The Expulsion from the Garden of Eden, una figura felina y esbelta parece desplazarse con una inquietud sostenida. Sin rasgos faciales explícitos y, sin embargo, cargada de desasosiego, la obra actúa como un sustituto del yo, un vehículo para la culpa y la autoindagación. Con este cuerpo alegórico, Ford prueba cómo la vulnerabilidad y la resistencia pueden hacerse visibles sin recurrir a la representación humana directa.

Conjuntamente, estas propuestas amplían el vocabulario de la figuración y, a la vez, mantienen un vínculo con la herencia experimental de Chadwick. Ya sea mediante la talla, la fundición, la soldadura, el ensamblaje, las superficies reflectantes o la imagen médica, la figura sigue siendo un instrumento flexible para interrogar qué constituye la presencia humana en escultura. El cuerpo —literal o insinuado— continúa siendo el medio más adaptable para explorar la experiencia humana desde el lenguaje material.

El elenco de artistas da cuenta de esa amplitud. Entre los nombres de mitad de siglo se encuentran Kenneth Armitage, Michael Ayrton, John Bridgeman, Ralph Brown, Reg Butler, Lynn Chadwick, Geoffrey Clarke, Elisabeth Frink, George Fullard, John Hoskin, Bryan Kneale, F. E. McWilliam, Eduardo Paolozzi y Rosemary Young. En el capítulo contemporáneo figuran Anthony Abrahams, Victoria Atkinson, David Bailey, Glenys Barton, Jon Buck, Terence Coventry, Zachary Eastwood-Bloom, Abigail Fallis, Laura Ford, Sue Freeborough, Thomas Merrett, Breon O’Casey, Angela Palmer, William Tucker y Anastassia Zamaraeva.

La exposición se acompaña de documentación específica. Hay catálogo disponible previa solicitud, y el conjunto de imágenes de referencia incluye Stairs de Chadwick (bronce), Horse and Rider de Clarke (hierro y madera a la deriva), Soldier’s Head II de Frink (bronce), The Last Frontier de Palmer (grabado en veintiocho placas de vidrio) y Father Sky / Uranus de Eastwood-Bloom (bronce). Estos materiales contextualizan la atención curatorial al método: cómo la elección de medio y proceso determina lo que una “figura” puede llegar a ser.

Al reunir obras que van desde armaduras soldadas hasta láminas de vidrio estratificadas y bustos espejados derivados de IA, Pangolin London propone la figuración como un campo de investigación en marcha, no como una categoría fija. La selección muestra cómo las y los escultores usan la figura para negociar proximidad y distancia, superficie y profundidad, anatomía y analogía. A lo largo del recorrido, el público se encuentra con cuerpos presentados de manera frontal, insinuados por planos reflectantes o reconstruidos mediante datos científicos. En todos los casos, la figura sostiene el peso de la representación y, a la vez, pone a prueba sus límites para seguir registrándose como humana.

Sede y fechas: Pangolin London, Kings Place, 90 York Way, London N1 9AG — Reconfiguring the Figure permanecerá abierta del 19 de noviembre de 2025 al 24 de enero de 2026.

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