Shirley Chisholm: Una mujer pionera que se presentó a las elecciones presidenciales

Penelope H. Fritz
Penelope H. Fritz
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Shirley Chisholm fue una política, educadora y escritora estadounidense. Fue miembro de la Cámara de Representantes de EE.UU. de 1969 a 1983, en representación del distrito congresual 12 de Nueva York. Chisholm fue la primera mujer afroamericana elegida para el Congreso, y también la primera mujer negra que se presentó como candidata a la presidencia en las primarias de uno de los principales partidos políticos. A lo largo de su carrera, luchó por los derechos civiles, los derechos de la mujer y la justicia social. Defendió cuestiones como la reforma de la educación y la lucha contra la pobreza, y fue cofundadora del Caucus Negro del Congreso en 1969. Chisholm sigue siendo una figura influyente en la política estadounidense y se la recuerda por su espíritu pionero y su dedicación al servicio público.

Vida temprana y educación

Shirley Chisholm nació en Brooklyn, Nueva York, en 1924, de padres inmigrantes de Barbados. Creció en una época de segregación racial y prejuicios contra los afroamericanos. Sin embargo, esto no le impidió seguir estudiando. Chisholm se licenció cum laude en Sociología en el Brooklyn College en 1946. En 1952 obtuvo un máster en educación primaria en el Teachers College de la Universidad de Columbia.

Los logros educativos de Chisholm como mujer afroamericana a mediados del siglo XX allanaron el camino para su posterior carrera y sus logros políticos. Utilizó la educación como herramienta para empoderarse y superar la discriminación institucional a la que se enfrentaba. Su éxito académico demostró su intelecto, determinación y capacidad para prosperar a pesar de los retos a los que se enfrentaba. Esta sólida base educativa resultaría esencial en la posterior e innovadora carrera de Chisholm.

Carrera como educador

Tras obtener un máster, Shirley Chisholm empezó a trabajar como educadora en las escuelas públicas de Nueva York. Centró gran parte de su carrera en la educación infantil y trabajó con alumnos de guarderías y centros preescolares.

En la década de 1950, Chisholm fue directora de dos guarderías en Nueva York. Supervisó programas educativos para niños pequeños y ayudó a orientar la misión y el funcionamiento de estos centros. Su interés por la educación infantil demostraba su convicción de que una educación de calidad desde una edad temprana era crucial para el desarrollo de los niños.

Chisholm creía que, con la educación y las oportunidades adecuadas, todos los niños podían triunfar y hacer valiosas aportaciones a la sociedad. Su trabajo como educadora y directora de guarderías sentó las bases de su posterior carrera política, donde siguió defendiendo el acceso a la educación y la igualdad. Incluso con su entrada en el mundo de la política, Chisholm siguió comprometida con el campo de la educación durante toda su vida.

Entrada en política

Shirley Chisholm empezó a participar en política a principios de la década de 1960. Trabajó en varias campañas políticas, incluida la campaña presidencial de John F. Kennedy en 1960. En 1964, Chisholm decidió presentarse ella misma a la Asamblea del Estado de Nueva York. Dirigió una exitosa campaña popular en su distrito de Brooklyn, centrándose en cuestiones de educación y bienestar social importantes para su comunidad. Chisholm ganó las primarias demócratas por abrumadora mayoría y se impuso en las elecciones generales.

Con su victoria, Shirley Chisholm se convirtió en la segunda mujer afroamericana elegida para la Asamblea Legislativa del Estado de Nueva York. Como asambleísta, siguió defendiendo la reforma educativa, la vivienda asequible, las prácticas laborales justas y las medidas contra la discriminación. Chisholm trabajó en la Asamblea Estatal hasta 1968, cuando decidió presentarse como candidata al Congreso de los Estados Unidos. El éxito de su campaña en 1964 marcó el comienzo de su larga e innovadora carrera como cargo electo. Aportó una voz apasionada para hablar contra la discriminación racial y luchar por las minorías, las mujeres y los pobres.

Elección al Congreso

En 1968, Shirley Chisholm hizo historia al convertirse en la primera mujer afroamericana elegida para el Congreso de Estados Unidos. Ganó las elecciones para representar al 12º Distrito Congresual de Nueva York, en Brooklyn.

El eslogan de la campaña de Chisholm era «Unbought and Unbossed» («No comprada y no patrocinada»), que reflejaba su independencia y compromiso con sus electores. Derrotó a otros tres candidatos en las primarias demócratas antes de vencer a su oponente republicano James Farmer en las elecciones generales.

Como congresista, Chisholm luchó incansablemente por los derechos civiles, los derechos de la mujer y otras causas progresistas. Fue una firme defensora de la guerra de Vietnam y de programas como Head Start. Trabajó para ampliar los cupones de alimentos y establecer un programa nacional de seguro médico.

Chisholm contrató a un equipo exclusivamente femenino y denunció que el Congreso fuera un «club de ricos». Allanó el camino para que otras mujeres afroamericanas pudieran servir en el Congreso en el futuro. Su elección fue un hito inspirador en la lucha por una mayor diversidad y representación en la política estadounidense.

Campaña presidencial de 1972

En 1972, Shirley Chisholm hizo historia al convertirse en la primera candidata afroamericana que aspiraba a la nominación de un gran partido para la presidencia de Estados Unidos. Realizó una campaña sin precedentes para la nominación demócrata con una plataforma progresista que abogaba por los derechos civiles, los derechos de la mujer, los pobres y la reducción del gasto militar.

Chisholm declaró su candidatura en enero de 1972, argumentando que defendía al pueblo y representaba un «catalizador del cambio». El eslogan de su campaña era «Unbought and Unbossed» («No comprada y no controlada»), para subrayar su independencia del establishment político. Esperaba que su candidatura «cambiara la cara y el futuro de la política estadounidense».

Chisholm era una candidata con muchas posibilidades, frente a aspirantes más conocidos como George McGovern, Hubert Humphrey, Edmund Muskie y George Wallace. Pero llevó a cabo una enérgica campaña popular y fue una presencia emocionante en las primeras primarias, atrayendo a grandes multitudes y la atención de los medios de comunicación.

Ganó delegados en las primarias de varios estados antes de obtener su primera victoria en las primarias de Nueva Jersey en junio. Pero, al final, no pudo conseguir el impulso suficiente para hacerse con la candidatura, que fue a parar a McGovern. Aun así, con más de 150 delegados en la Convención Nacional Demócrata de ese verano, había tenido un impacto importante.

Aunque no ganó, la campaña de Chisholm en 1972 allanó el camino para futuras candidaturas afroamericanas y femeninas a la presidencia. Rompió estereotipos e inspiró a muchos con el carácter histórico de su candidatura. Su candidatura elevó la conciencia política y demostró la creciente diversidad del Partido Demócrata.

Logros en el Congreso

A pesar de las dificultades a las que se enfrentó como primera mujer negra en el Congreso, Chisholm consiguió muchos logros durante su mandato. Se pronunció enérgicamente contra la guerra de Vietnam y el gasto militar, y presentó un proyecto de ley para poner fin inmediatamente a la financiación de la guerra. Chisholm fue también cofundadora del National Women’s Political Caucus en 1971, creado para aumentar la participación de las mujeres en la política.

Uno de los logros legislativos más notables de Chisholm fue patrocinar la Ley de Igualdad de Oportunidades de Crédito, que prohibía la discriminación en la concesión de préstamos basada en características como la raza y el sexo. Esta importante ley de derechos civiles contribuyó a ampliar el acceso al crédito y acabó aprobándose en 1974.

Incluso después de dejar el Congreso, Chisholm siguió siendo una figura inspiradora. En 2015, el presidente Barack Obama le concedió a título póstumo la Medalla Presidencial de la Libertad por su innovadora carrera y su activismo. Gracias a su audacia, integridad y liderazgo pionero, Shirley Chisholm dejó tras de sí un poderoso legado como defensora de las mujeres, las minorías y los ideales progresistas en las altas esferas del poder estadounidense.

Legado

Shirley Chisholm dejó un legado perdurable en la política y los derechos civiles estadounidenses. Como primera mujer afroamericana elegida para el Congreso, inspiró a generaciones de mujeres y minorías a aspirar a cargos políticos. Su campaña por la presidencia en 1972, que rompió barreras, allanó el camino a futuros candidatos.

A lo largo de su carrera, Chisholm personificó el eslogan «unbought and unbossed» («no comprada y no dominada»). Mantuvo una férrea independencia y defendió sin paliativos políticas progresistas relacionadas con los derechos civiles, los derechos de la mujer, la educación, la sanidad y los programas contra la pobreza. Incluso cuando se enfrentó a la resistencia de políticos más conservadores, Chisholm se mantuvo firme en sus principios y dijo la verdad al poder.

El legado de Chisholm perdura a través del diverso grupo de mujeres y personas de color que ahora ocupan escaños en el Congreso y en las asambleas legislativas estatales de todo el país. Chisholm demostró que era posible que grupos históricamente marginados accedieran a cargos electos y lograran cambios significativos. El Proyecto Shirley Chisholm trabaja para continuar su legado animando a los jóvenes infrarrepresentados a participar en la política y el servicio público.

Más de 50 años después de su llegada a Washington, la carrera pionera y el valor inquebrantable de Shirley Chisholm sirven de inspiración. Su impacto duradero en la política progresista y su espíritu inquebrantable siguen motivando a las nuevas generaciones de pioneros políticos.

Vida personal

Shirley Chisholm se casó con Conrad Chisholm en 1949, cuando aún cursaba estudios de posgrado. Conrad Chisholm era un educador jamaicano que enseñaba en la misma universidad que Shirley. Aunque hasta entonces se había centrado principalmente en su carrera académica, Shirley pronto adoptó el apellido de su marido y se convirtió en Shirley Chisholm.

Ambos estuvieron casados 28 años antes de divorciarse en 1977. Chisholm no tuvo hijos y fue durante su primera campaña para el Congreso cuando tomó la decisión de no tener una familia tradicional: «Sabía que si seguía casada, nunca llegaría al Congreso. Cuando me presenté al Congreso, los maridos estaban resentidos, no me apoyaban».

Tras retirarse del Congreso en 1983, Chisholm mantuvo su actividad política y académica. Impartió clases de política y estudios sobre la mujer en el Mount Holyoke College y en el Spelman College, y apareció regularmente en público. Trabajó incansablemente en defensa de los derechos de la mujer y los derechos civiles, así como de los grupos minoritarios.

Incluso una vez jubilada, Chisholm siguió abriendo nuevos caminos. Fue muy respetada por sus principios y su carrera política pionera. Chisholm allanó el camino a otros políticos de minorías y dejó un legado de poder.

Muerte y honores

Shirley Chisholm falleció en 2005 a la edad de 80 años en Ormond Beach, Florida. Murió por complicaciones relacionadas con una neumonía.

Incluso después de su muerte, se siguieron concediendo honores a Chisholm en reconocimiento a su carrera pionera y a las puertas que abrió a las mujeres y las minorías en la política.

En 2015, el presidente Barack Obama le concedió a título póstumo la Medalla Presidencial de la Libertad. Se trata del mayor honor civil de la nación.

También se han bautizado varios lugares y objetos en honor de Chisholm:

  • En 1993, el Spelman College rindió homenaje a Chisholm dando su nombre a su nuevo centro de liderazgo.
  • En 2001 se organizó en Brooklyn el primer Día de Shirley Chisholm para celebrar su vida y su legado. Este evento continúa anualmente.
  • En 2005 se inauguró el Parque Estatal Shirley Chisholm en Brooklyn, cerca de donde creció Chisholm. Es el primer parque estatal del estado de Nueva York en una zona urbana.
  • También en 2005, el Congreso de Estados Unidos creó el Fondo de Becas Educativas Shirley Chisholm para conceder becas universitarias a estudiantes que lo merezcan.

El legado de Chisholm como pionera y su dedicación a representar a los infrarrepresentados siguen siendo reconocidos y honrados más de 15 años después de su fallecimiento. Abrió puertas e inspiró a innumerables mujeres y personas de color a dedicarse a la política.

Shirley Chisholm fue una auténtica pionera que hizo historia con su carrera, que rompió barreras. Como primera mujer afroamericana elegida al Congreso en 1968, abrió las puertas de la política estadounidense a las mujeres y a la gente de color. Durante su mandato en el Congreso, Chisholm fue una firme defensora de las causas progresistas y de los grupos infrarrepresentados. Luchó por los derechos civiles, los derechos de la mujer, la atención infantil asequible y la ampliación de los cupones para alimentos.

En 1972, Chisholm volvió a hacer historia al ser la primera afroamericana que aspiraba a la candidatura de uno de los principales partidos a la presidencia de Estados Unidos. Su campaña inspiró a las mujeres y a los afroamericanos a ser más activos políticamente, aunque no consiguió la nominación.

La carrera pionera de Chisholm y su voluntad de defender la justicia dejaron una huella perdurable en la política estadounidense. Allanó el camino para que otras mujeres y personas de color aspiraran a altos cargos. Su legado sigue inspirando a nuevas generaciones de líderes que siguen sus pasos.

Shirley Chisholm demostró que la diversidad en el gobierno beneficia a la sociedad. Demostró que las mujeres y las minorías pueden presentarse con éxito al Congreso y a la presidencia. Su carrera es un testimonio de cómo derribar barreras y luchar por un cambio progresista puede ampliar la democracia y hacer avanzar a la sociedad. Chisholm dejó una huella duradera en la política estadounidense por su valentía, tenacidad y voluntad de «no ser comprada ni mandoneada». Su extraordinaria vida es un símbolo perdurable de cómo una persona comprometida puede generar un cambio positivo.

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Penelope H. Fritz es una escritora altamente cualificada y profesional, con un talento innato para captar la esencia de las personas a través de sus perfiles y biografías. Sus palabras son elocuentes y perspicaces, pintan una imagen vívida de sus temas y dejan a los lectores cautivados.
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