Una docuserie de Netflix revisita el feminicidio sin resolver más infame de Argentina

19 junio 2025 3:02 AM EDT
Las mil muertes de Nora Dalmasso
Las mil muertes de Nora Dalmasso

En la cuidada tranquilidad de un exclusivo country argentino, un crimen de una brutalidad inenarrable hizo añicos la ilusión de seguridad y desató un escándalo nacional que ha supurado durante casi dos décadas. La víctima fue Nora Dalmasso, y su muerte en noviembre de 2006 se convirtió en el epicentro de un terremoto mediático. Ahora, un nuevo documental de Netflix en tres partes, Las mil muertes de Nora Dalmasso, ofrece el análisis más definitivo del caso hasta la fecha. La serie deconstruye meticulosamente cómo la investigación de un feminicidio degeneró en lo que su director, Jamie Crawford, describe como «un cóctel lascivo de sexo, clase, poder y prejuicio». Narra una historia tejida con investigaciones policiales deficientes, errores judiciales y una prensa implacable que sentó a la propia víctima en el banquillo, sin lograr finalmente hacer justicia por un crimen que sigue siendo una herida abierta en la psique de la nación.

El título, Las mil muertes de Nora Dalmasso, es una elección deliberada que señala la tesis central del documental. Sostiene que Dalmasso fue asesinada más de una vez. Primero, a manos de su asesino, y luego, repetidamente, por una narrativa pública despiadada que desmanteló sistemáticamente su reputación. La serie expone cómo, ante la ausencia de hechos, un frenesí misógino y clasista llenó el vacío. Rumores morbosos y sin fundamento sobre su vida privada no solo se susurraron, sino que se difundieron, creando una niebla tóxica que ocultó la búsqueda de la verdad. Esta aniquilación de su imagen pública fue tan profunda que culminó en la creación de camisetas que demonizaban a Dalmasso, culpándola grotescamente de su propio asesinato. El documental se posiciona como un correctivo a esta injusticia histórica, una investigación sobre la violencia simbólica que consumió la identidad de una mujer y dejó a una familia navegando un infierno público inimaginable.

Las mil muertes de Nora Dalmasso
Las mil muertes de Nora Dalmasso

Una perspectiva humana en medio de un infierno mediático

Lo que distingue a este documental es la perspectiva única de «insider-outsider» de su director, Jamie Crawford. Cineasta británico conocido por éxitos de Netflix como Trainwreck: Woodstock ’99, Crawford no es ajeno a la disección de tormentas culturales. Sin embargo, su conexión con esta historia es profundamente personal; vivió en Río Cuarto en los años 90, forjando un vínculo duradero con la comunidad. «Nuestro objetivo no era investigar el crimen», afirma Crawford, «queríamos contar la historia de la historia». Este enfoque empático, nacido de una conexión genuina en lugar de un turismo de true crime extractivo, fue la clave para desvelar el componente más vital del documental: las voces de la familia Dalmasso-Macarrón.

Por primera vez, el viudo de Nora, Marcelo Macarrón, y sus hijos, Facundo y Valentina, hablan largo y tendido, ofreciendo un relato crudo e íntimo de su calvario. Durante años, su duelo quedó eclipsado mientras eran transformados en personajes de una telenovela nacional, con sus palabras filtradas por una prensa hostil y un poder judicial receloso. Su participación es un testimonio de la confianza depositada en los cineastas para contar finalmente su versión de la historia sin distorsiones. El productor ejecutivo Tom Keeling, de Pulse Films, atribuye la «extraordinaria conexión» de Crawford como la fuerza motriz del proyecto. Al entrelazar el testimonio de la familia con entrevistas a periodistas, investigadores y amigos, y complementarlo con material de archivo inédito, la serie va más allá de los titulares para construir un retrato profundamente humano de una familia atrapada en una tormenta perfecta de tragedia e injusticia.

El crimen que sigue siendo una herida abierta

La serie reconstruye los hechos de noviembre de 2006 con una claridad escalofriante. Nora Dalmasso, de 51 años, fue encontrada muerta en la habitación de su hija dentro de su casa en el supuestamente seguro country Villa del Golf. La causa de la muerte fue asfixia por estrangulamiento mecánico. El arma fue el lazo de tela de su propio albornoz, atado con un fuerte nudo doble alrededor de su cuello, un detalle íntimo que sugería un asesino que se sentía cómodo en el hogar. Esta sospecha se vio amplificada por un hecho crucial: no había señales de entrada forzada. Las puertas y ventanas estaban cerradas, lo que llevó a la presunción inmediata de que Nora había dejado entrar a su asesino o que el autor ya tenía acceso.

Este conjunto de hechos desconcertantes creó un vacío narrativo que se llenó rápidamente de especulaciones. La familia directa tenía coartadas sólidas: su marido, Marcelo Macarrón, un respetado médico, estaba en un torneo de golf en Uruguay; su hijo, Facundo, estaba en otra ciudad; y su hija, Valentina, estaba en un intercambio estudiantil en Estados Unidos. Sin un sospechoso externo evidente, la investigación y los medios de comunicación se centraron en el interior, diseccionando la vida de Nora con una intensidad forense y a menudo morbosa. La ambigüedad de la escena del crimen permitió la proyección de innumerables teorías: un encuentro sexual que salió mal, un montaje para encubrir algo, conspiraciones que involucraban a amantes o negocios. Este encuadre inicial, impregnado de juicios misóginos, desvió la investigación por un camino erróneo del que no se recuperaría en casi dos décadas.

Un laberinto de justicia fallida

Lo que siguió fue una tortuosa saga judicial, un laberinto de falsos comienzos y acusaciones ruinosas. El documental narra cómo la investigación se convirtió en una puerta giratoria de sospechosos. Una de las primeras víctimas fue Gastón Zárate, un pintor local utilizado como chivo expiatorio por el sistema y apodado peyorativamente «el perejil», cuya detención fue tan infundada que sus vecinos marcharon en protesta. Pero el foco de la fiscalía volvía sistemáticamente a la propia familia de la víctima.

El punto más bajo de la investigación llegó con la imputación formal del hijo de Nora, Facundo Macarrón, por el asesinato de su madre, un hecho que el director describe simplemente como «brutal». La acusación infligió un trauma profundo y duradero a un joven que lloraba una pérdida inmensa. Después de que Facundo fuera finalmente absuelto, el Estado centró su atención en su padre. En 2022, dieciséis años después del asesinato, Marcelo Macarrón fue finalmente llevado a juicio, acusado de contratar a un sicario para matar a su esposa. El juicio fue un espectáculo mediático, la supuesta culminación de toda la investigación. Terminó no con una condena, sino con una sorprendente absolución solicitada por la propia fiscalía por falta de pruebas. El veredicto dejó oficialmente el crimen impune. Esto fue más que una simple absolución; fue el colapso legal y público de toda la narrativa del Estado durante 16 años, que se había construido sobre la premisa de la culpabilidad de la familia. Finalmente liberados de la carga de ser acusados, los Macarrón pudieron convertirse en querellantes, exigiendo que el sistema de justicia encontrara al verdadero asesino.

La realidad imita al arte mientras surge un nuevo sospechoso

En un giro asombroso que valida la crítica del documental a la investigación, la serie llega en medio de explosivos acontecimientos en el mundo real. Una investigación revitalizada, obligada a «empezar de cero», ha identificado a un nuevo y único sospechoso: Roberto Bárzola, un parquetista que trabajaba en la casa de los Dalmasso en el momento del asesinato. Las pruebas son contundentes. A finales de 2024, un análisis avanzado de ADN cotejó su perfil genético con muestras de dos pruebas cruciales: el lazo del albornoz utilizado como arma homicida y un vello encontrado en el cuerpo de Nora. Bárzola ha sido imputado por «abuso sexual seguido de muerte».

Este avance replantea toda la saga, pasando de ser un misterio a un escándalo de incompetencia épica. Increíblemente, Bárzola no era un nombre nuevo. Se ha informado de que el FBI, que colaboró en el caso hace años, había recomendado incluirlo en la lista de sospechosos para ser cotejado con el ADN de la escena del crimen. Por razones que siguen sin explicación, los tres fiscales que llevaron el caso durante casi dos décadas supuestamente se negaron, manteniendo su enfoque firmemente en la familia Macarrón. Las pruebas que podrían haber resuelto el caso y ahorrado a una familia años de agonía estuvieron aparentemente ahí todo el tiempo, pero nunca se investigaron. El «misterio» de 18 años parece ser el resultado directo de un fracaso catastrófico de la investigación policial más básica.

La batalla final: verdad contra justicia

La identificación de un sospechoso no ha despejado el camino hacia la justicia; ha creado un obstáculo nuevo y formidable: el tiempo. La defensa de Bárzola ha solicitado que se desestime el caso, argumentando que la prescripción ha expirado después de casi 19 años. Esto ha sumido el caso en una compleja batalla legal. Un juez, en un fallo calificado de «contradictorio», rechazó la prescripción, pero ordenó un «juicio por la verdad histórica» en lugar de un juicio penal completo.

Un «juicio por la verdad» puede establecer oficialmente la culpabilidad, pero no conlleva una sentencia penal. Bárzola podría ser declarado el asesino, pero quedaría en libertad. Este resultado es inaceptable para la familia Macarrón y el nuevo fiscal, que han apelado la decisión, exigiendo un juicio penal con la posibilidad de una pena de prisión. Su argumento es tan poderoso como novedoso: sostienen que el reloj de la prescripción debería haberse detenido durante los años en que fueron acusados injustamente por el Estado, un período durante el cual se les impidió legalmente impulsar la investigación como querellantes. En una última y amarga ironía, la lucha final de la familia por la justicia es contra el mismo sistema cuyos fracasos pasados crearon el punto muerto actual.

Un caso sin resolver, un relato definitivo

Las mil muertes de Nora Dalmasso llega en un momento de profunda tensión legal y emocional. Es una obra magistral y polifacética que funciona como la historia de resiliencia de una familia, una crítica mordaz a la mala praxis de los medios, una autopsia del fracaso judicial y un compañero urgente y en tiempo real de un drama legal cuyo acto final aún se está escribiendo. La serie va más allá del escándalo para ofrecer lo que es, hasta la fecha, el relato más completo y profundamente humano de un feminicidio que no solo se cobró una vida, sino que también dejó una cicatriz indeleble en una familia, una comunidad y el propio sistema de justicia argentino.

La serie documental de tres partes, Las mil muertes de Nora Dalmasso, está disponible en todo el mundo en Netflix a partir del 19 de junio.

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