Un nuevo documental de Netflix narra la dramática implosión de uno de los imperios minoristas más reconocibles de la década de los 2000. Fiasco total: American Apparel, la secta de la moda, dirigido por Sally Rose Griffiths, presenta una historia con moraleja sobre una cultura corporativa que salió terriblemente mal. La película es la última entrega de la serie antológica Trainwreck, que examina grandes escándalos y debacles públicas. A través de las perspectivas de los exempleados que lo presenciaron todo, el documental traza el ascenso meteórico de la empresa y su caótica y espectacular caída bajo el liderazgo de su fundador, Dov Charney. La película explora cómo una marca que una vez pareció revolucionar la industria de la moda con sus ideales progresistas se convirtió finalmente en un caso de manual de colapso corporativo.
El atractivo de un original americano
El documental establece primero lo que convirtió a American Apparel en un fenómeno cultural a mediados de la década de 2000. Un elemento central de su atractivo era un compromiso radical con la fabricación ética y libre de talleres de explotación (sweatshop-free). En un momento en que la industria de la moda trasladaba la producción al extranjero, American Apparel construyó su identidad sobre el lema «Hecho en EE. UU.» (Made in the USA). Su modelo de integración vertical, con una enorme fábrica en Los Ángeles, permitía un control directo sobre la calidad y una rápida respuesta a las tendencias cambiantes. La película destaca que la empresa pagaba a sus trabajadores, muchos de los cuales eran inmigrantes, salarios justos y ofrecía beneficios como comidas subvencionadas y seguro médico, una piedra angular de su reputación socialmente responsable y un marcado contraste con sus competidores de la moda rápida. Esta imagen de marca ética se combinó con una estrategia publicitaria icónica y controvertida. Las campañas eran conocidas por una estética sexualmente provocadora, sin retoques y minimalista. Rechazando a las supermodelos retocadas con aerógrafo, la marca presentaba a gente real —empleados, amigos y, a veces, estrellas del cine para adultos—, a menudo fotografiados por el propio Charney. Esto creó una autenticidad cruda, como de instantánea, que caló hondo en un público joven, urbano y creativo. La combinación de básicos de alta calidad como camisetas de colores y disco pants, un marketing atrevido y una historia de producción ética crearon un poderoso atractivo de culto. Para los jóvenes idealistas, trabajar en American Apparel no era solo un trabajo en una tienda; era una oportunidad de formar parte de un movimiento, la antítesis de las marcas corporativas convencionales.

Dentro de la secta de la moda
El documental pasa entonces de la brillante imagen pública de la marca a la oscura realidad interna, detallando la atmósfera de secta que floreció entre bastidores. En el centro estaba Dov Charney, retratado como un líder carismático, visionario y volátil que inspiraba una intensa devoción. Para su joven personal, trabajar para él era visto como una oportunidad única de aprender de un revolucionario de la moda. Sin embargo, la película utiliza testimonios desgarradores de los empleados para trazar la involución de este sueño. Lo que comenzó como un entorno emocionante y creativo se reveló gradualmente como un lugar de trabajo tóxico donde los límites profesionales y personales se borraban sistemáticamente. Esta difuminación de límites era una característica intencionada, no un error, del espíritu auténtico de la empresa; los mismos empleados que eran utilizados como modelos en anuncios sexualmente sugerentes encontraron esas dinámicas replicadas en la cultura de la oficina. El sentimiento de un exempleado, de que era una secta de la moda que amaron hasta que dejaron de hacerlo, resume el arco narrativo para muchos. La película detalla el estilo de gestión caótico y abusivo de Charney. Los testimonios relatan cómo gritaba a los trabajadores, lanzaba objetos y hacía llamadas telefónicas a altas horas de la noche solo para decirle a un empleado que lo odiaba. Este comportamiento se presenta como una parte habitual del trabajo, creando una atmósfera de miedo donde a los empleados se les decía que debían ganar o someterse. El coste psicológico de este entorno es subrayado por un exmiembro del personal que afirma que probablemente estará en terapia el resto de su vida como resultado de su tiempo en la empresa.
Un patrón de escándalo y mala conducta
Fiasco total: American Apparel, la secta de la moda profundiza en las acusaciones más graves que definieron los últimos años de la empresa: un patrón persistente de acoso y conducta sexual inapropiada en torno a Dov Charney. La película presenta la idea de que era un secreto a voces dentro de la empresa que el director general se acostaba con las empleadas. Esta normalización de relaciones inapropiadas se muestra como una característica clave del ambiente tóxico, donde se explotaban las dinámicas de poder entre un fundador poderoso y un personal joven. El documental relata las múltiples demandas por acoso y agresión sexual presentadas contra Charney a lo largo de los años. Un abogado que aparece en la película describe las denuncias que llegaron a su mesa como indignantes y parte de un claro patrón de comportamiento que se repetía una y otra vez. Al detallar estas acusaciones, la película tiene cuidado de proporcionar el contexto legal. Señala que Charney ha negado sistemática y vehementemente todas las acusaciones de mala conducta. También aclara que nunca fue declarado culpable ni responsable de ningún delito. Las demandas se resolvieron fuera de los tribunales o se gestionaron mediante arbitraje privado, un proceso que requería acuerdos de confidencialidad y que efectivamente impidió que los detalles específicos de las acusaciones se hicieran públicos. Independientemente de los resultados legales, el documental posiciona estos escándalos recurrentes como una fuerza profundamente corrosiva que destrozó la imagen ética de la marca, alimentó el caos interno y, en última instancia, preparó el escenario para su desaparición.
El desmoronamiento financiero
El acto final de la película conecta la podredumbre cultural y ética con el inevitable fracaso empresarial de la compañía. Establece un vínculo directo entre la gestión caótica de Charney, los escándalos interminables y el declive financiero de la empresa. La agitación interna comenzó a afectar la rentabilidad a medida que las ventas caían y la deuda se acumulaba; la empresa no había obtenido beneficios durante años antes de su colapso. El documental detalla el golpe en la junta directiva que llevó a la suspensión y posterior despido de Charney. Esta medida fue impulsada no solo por el largo historial de acusaciones de mala conducta, sino por la creciente ansiedad de los acreedores después de que un árbitro declarara a Charney culpable de difamación en un caso que involucraba a una exempleada. También se cubre la lucha posterior y finalmente fallida de Charney por recuperar el control de la empresa asociándose con un fondo de cobertura (hedge fund). A partir de ahí, el colapso se aceleró. El documental narra la primera declaración de bancarrota bajo el Capítulo 11, una breve y tumultuosa reaparición como empresa privada y una segunda y definitiva bancarrota. La narrativa concluye con la venta de la propiedad intelectual y algunos activos de American Apparel al fabricante canadiense Gildan Activewear por aproximadamente 88 millones de dólares. Ese acuerdo no incluyó las tiendas minoristas de la marca, que fueron todas cerradas, ni su fábrica de Los Ángeles. La adquisición por parte de Gildan marcó el final definitivo de una era, ya que los nuevos propietarios abandonaron el principio fundamental del «Made in USA» que una vez había definido la marca, trasladando la fabricación al extranjero.
Fiasco total: American Apparel, la secta de la moda se estrenó en Netflix el 1 de julio de 2025.