¿Qué sucede cuando las crudas y agonizantes secuelas de la infidelidad no se procesan en la tranquila privacidad de la consulta de un terapeuta, sino bajo el duro resplandor de las cámaras de telerrealidad, transmitidas globalmente para millones? «Infieles: Asuntos pendientes» de Netflix se sumerge de lleno en este territorio volátil, presentando un experimento social envuelto en el brillante paquete de la telerrealidad contemporánea. Estrenada el 30 de abril de 2025, la serie reúne a ocho parejas cuyas relaciones se fracturaron por el engaño, obligándolas a confrontar sus pasados en un entorno soleado y de alto riesgo.
Guiando a estas parejas a través del campo minado emocional se encuentran dos caras conocidas: Amanda Holden, la conocida jueza de «Britain’s Got Talent», y Paul C. Brunson, el experimentado experto en relaciones reconocido por programas como «Married At First Sight UK» y «Celebs Go Dating». Holden se posiciona como una «tía favorita» comprensiva que ofrece un hombro sobre el que llorar, mientras que Brunson proporciona orientación estructurada y ejercicios terapéuticos. El concepto central del programa gira en torno a reunir a estas ocho exparejas en un lujoso retiro, con el objetivo de ayudarlas a enfrentar sus errores, reconstruir potencialmente la confianza destrozada y, en última instancia, decidir si forjar un nuevo camino juntos o separarse para siempre.
Es crucial distinguir esta serie de telerrealidad de 2025 de otras producciones que llevan el nombre «Cheat». No es el thriller psicológico de ITV de 2019 protagonizado por Katherine Kelly y Molly Windsor, que exploraba una dinámica tóxica entre una profesora universitaria y su alumna. Tampoco es el concurso de Netflix de 2023 presentado por Danny Dyer y Ellie Taylor, donde se animaba a los concursantes a hacer trampas para ganar un premio en efectivo. «Infieles: Asuntos pendientes» se centra directamente en las desordenadas realidades de la reparación de relaciones después de la traición.
La serie llegó a Netflix con todos los episodios disponibles simultáneamente, satisfaciendo a la audiencia moderna de maratones de series. Si bien algunas fuentes de datos iniciales, como IMDb, listaron un número menor de episodios al principio, múltiples informes detallados y reseñas confirman que se lanzó una temporada completa de nueve episodios, ofreciendo a los espectadores una inmersión profunda en los viajes de las parejas.

El escenario: Sol, secretos y segundas oportunidades en Mallorca
El telón de fondo de este crisol emocional es cualquier cosa menos sombrío. La filmación tuvo lugar entre mayo y junio de 2024 en el impresionante Spirit of Son Fuster, una finca privada y casa señorial del siglo XIV ubicada en las montañas de Mallorca, España. Este lujoso retiro, que se extiende por 40 acres y cuenta con comodidades como una gran piscina, gimnasio, biblioteca y diez habitaciones, proporciona un entorno aislado, casi idílico. La yuxtaposición del paisaje sereno con la intensa agitación emocional de los participantes es palpable; las exuberantes montañas quizás reflejen los desafíos monumentales que enfrentan las parejas, mientras que la tranquilidad simboliza la paz que buscan.
La premisa del programa se enmarca cuidadosamente no como un programa de citas, sino como un esfuerzo centrado en las relaciones. Holden enfatiza que presenta a «personas que están involucradas en sus relaciones y están viendo si pueden aferrarse a ellas y hacerlas funcionar». El objetivo no es necesariamente la reconciliación para todos, sino la confrontación, la comprensión y el cierre.
Central en este proceso es Paul C. Brunson. Su papel va más allá de la mera presentación; aconseja activamente a las parejas, estableciendo ejercicios diseñados para ayudarlas a navegar por sus complejos problemas. Brunson enfatiza constantemente la importancia de la «total transparencia y total vulnerabilidad», el perdón y el arduo trabajo necesario para reconstruir la confianza una vez que se ha roto.
Amanda Holden ocupa una posición única dentro de la dinámica del programa. Actúa como la oyente empática, la figura de «tía» que brinda consuelo, pero también preside las intensas confrontaciones de la «Sala del Juicio Final» (Reckoning Room). Su imagen pública y sus experiencias pasadas con la infidelidad, aunque en gran medida se mantienen como subtexto dentro del programa en lugar de detallarse explícitamente para todos los espectadores, probablemente informan su perspectiva. Holden insta repetidamente a los espectadores a «no juzgar» a los participantes demasiado rápido, abogando por la empatía y reconociendo que «todo el mundo debería tener una segunda oportunidad». Esta postura se alinea con el marco del programa, que busca explorar el ‘por qué’ detrás de la infidelidad sin necesariamente demonizar a los individuos involucrados. Este cuidadoso acto de equilibrio –aprovechar la cercanía de Holden para ciertas audiencias mientras se mantiene el enfoque en las historias de los concursantes– parece ser una elección deliberada, añadiendo una capa de complejidad a su papel como presentadora.
Conoce a las parejas: Ex de Love Island y mentiras persistentes
En el corazón de «Infieles: Asuntos pendientes» están las ocho exparejas, cada una trayendo su propia historia única de amor y traición al retiro. Su disposición a diseccionar sus relaciones fallidas ante la cámara proporciona el drama central.
Entre las caras más reconocibles se encuentran Biggs Chris y Rebecca Gormley, exalumnos de la primera serie de invierno de «Love Island» en 2020. Su romance post-villa duró 18 meses antes de terminar en medio de dificultades exacerbadas por las distancias del confinamiento (Glasgow y Newcastle) y la afirmación pública de Biggs de que Rebecca era una «chica fiestera». Las secuelas vieron a Rebecca vinculada a otro isleño, Michael Griffiths, mientras que Biggs entró en una nueva relación que terminó poco antes del nacimiento de su hijo en 2023. Los tráilers insinuaban problemas no resueltos y enfrentamientos sobre eventos pasados, con el programa adelantando que «eventos inesperados» los obligarían a ser honestos antes de que pudieran considerar seguir adelante.
Las otras parejas aportan dinámicas igualmente complejas, representando un espectro de duraciones de relación y conflictos específicos. Kieran y Amberley de Hertfordshire están estancados, incapaces de ponerse de acuerdo sobre los hechos básicos de su ruptura, y mucho menos sobre quién engañó a quién. La pareja de Yorkshire, Shaun y Tegan, parecen fundamentalmente incompatibles, chocando constantemente por sus problemas. Para Conor y Lucia de Gales, su relación de cuatro años pende precariamente, con el retiro sirviendo como una prueba final de su viabilidad.
Steph y Andre de Essex enfrentan una tensa reunión después de dos años separados, con indicios de más revelaciones por venir. Liam y Olivia de Buckinghamshire llevan el peso de una historia de una década, lo que hace que su posible reconciliación o ruptura final sea particularmente conmovedora. Dan y Rebecca C llegan con el bagaje de una «ruptura muy fogosa» y numerosas acusaciones. Quizás lo más explosivo sea que el exfutbolista Craig y su ex Jazz de Londres lidian con la revelación de que uno de ellos supuestamente estaba «viviendo una doble vida».
Dentro del drama: La explosiva ‘Sala del Juicio Final’
El viaje para estas parejas se desarrolla a través de una combinación de conversaciones íntimas cara a cara, ejercicios estructurados dirigidos por Paul C. Brunson y el elemento confrontacional característico del programa: la Sala del Juicio Final (Reckoning Room). Aquí es donde a menudo tienen lugar las emociones más crudas y los intercambios más dramáticos.
Amanda Holden describió la atmósfera de la Sala del Juicio Final como intensamente dramática, comparándola con un episodio de «Juego de Tronos». El escenario en sí está diseñado para la máxima tensión: una mesa larga e imponente, iluminación ambiental y un llamativo camino de llamas que, según se informa, parpadean o se extinguen según el estado de la relación de cada pareja. Holden señala que «no hay ruta de escape», lo que obliga a los participantes a enfrentarse a sus exparejas y a las incómodas verdades entre ellos.
Fragmentos del programa ilustran los tipos de conflictos que estallan en este entorno de olla a presión. En un intercambio notable, el concursante Liam llama enérgicamente la atención a Kieran por su interrogatorio agresivo a Amberley, exigiendo: «Necesitas respetar a esa mujer, no hablarle así». Las imágenes del tráiler están plagadas de acusaciones y estallidos emocionales: «Tu engaño me ha arruinado», «No mientas», «Estaba viviendo una doble vida», acompañados de lágrimas y angustia visible. Se ve a Amberley abandonando una conversación difícil.
Se debaten y diseccionan acusaciones específicas de infidelidad, incluidas las implicaciones de compartir cama con otra persona, la conveniencia de visitar la casa de un ex mientras se está en una relación y confrontaciones directas sobre acostarse con otras personas. Añadiendo otra capa de caos potencial, Holden reveló que «chispas» inesperadas comenzaron a surgir entre algunos concursantes que no habían llegado como pareja, insinuando el potencial de nuevas dinámicas y complicando aún más las relaciones existentes. Este elemento subraya las comparaciones hechas entre «Cheat» y programas como «Love Island», donde el intercambio de parejas es un elemento básico.
¿Qué es engañar, de todos modos? La pregunta central del programa
Más allá de los casos específicos de infidelidad, «Infieles: Asuntos pendientes» aborda activamente la definición a menudo borrosa del engaño en sí. El tráiler del programa pregunta deliberadamente: «¿Qué es engañar?», preparando el escenario para debates continuos sobre dónde se trazan las líneas. Esta exploración de la ambigüedad parece ser una estrategia narrativa deliberada, utilizada para generar conflicto y obligar a las parejas (y a los espectadores) a examinar diferentes perspectivas sobre la traición.
Los ejemplos abundan a lo largo de la serie. Las discusiones abordan si enviar mensajes de texto, deslizarse en los MDs (mensajes directos), mentir sobre el paradero, las aventuras emocionales o los actos físicos que no llegan al coito constituyen engaño. Estas interpretaciones diferentes se convierten en importantes puntos de discordia para varias parejas. El conflicto entre Kieran y Amberley, por ejemplo, depende significativamente de su incapacidad para ponerse de acuerdo sobre si ciertas acciones cruzaron la línea. Del mismo modo, las consecuencias entre Craig y Jazz involucran capas complejas de engaño y diferentes estándares de lealtad. Este cuestionamiento constante de los límites sirve como un poderoso motor que impulsa el drama, asegurando que los malentendidos y las discusiones sean frecuentes.
La experiencia incluso llevó a la presentadora Amanda Holden a reconsiderar sus propias opiniones. Admitió que trabajar con Paul C. Brunson en el programa desafió su creencia anterior de que las mujeres engañan principalmente por «afirmación y amor», llevándola a comprender que las razones de la infidelidad son mucho más variadas y complejas tanto para hombres como para mujeres. El problema central, como destaca repetidamente el programa, a menudo se reduce a la traición de la confianza, independientemente del acto específico.
Producción y pedigrí: De los creadores de ‘Love Island’
Detrás de escena, «Infieles: Asuntos pendientes» cuenta con un pedigrí de producción que combina la experiencia de diferentes rincones del mundo de la televisión sin guion. El programa es una coproducción entre 12 Yard y Lifted Entertainment.
Lifted Entertainment es una potencia en la telerrealidad, responsable de éxitos mundiales masivos como «Love Island», «I’m a Celebrity… Get Me Out of Here!» y «Dancing on Ice». Su historial demuestra un dominio en la creación de dramas convincentes basados en relaciones y formatos de telerrealidad a gran escala. 12 Yard, por otro lado, se ha hecho un hueco en el entretenimiento de estudio y los concursos, produciendo éxitos de larga duración como «Eggheads» y «Who Dares Wins», así como formatos de telerrealidad como «The Cabins» y «Coach Trip».
Esta combinación de experiencia probablemente contribuye significativamente a la estructura del programa. Fusiona las dinámicas de relación orgánicas, a menudo desordenadas, típicas de la cartera de Lifted Entertainment con los elementos más estructurados y confrontacionales que recuerdan a los programas de juegos o desafíos, como las sesiones de alto riesgo de la Sala del Juicio Final. Este enfoque híbrido tiene como objetivo maximizar la participación del espectador aprovechando las cualidades adictivas tanto del drama de relaciones como del conflicto estructurado, explicando por qué los críticos han establecido paralelismos tanto con «Love Island» como con la intensidad estratégica de programas como «The Traitors». Técnicamente, la producción busca una sensación pulida, utilizando especificaciones como una mezcla de sonido Dolby Surround 7.1 para mejorar la experiencia inmersiva.
Nuestra opinión: no hace daño a nadie
Puede que este tipo de programas no sean los de mayor calidad del mundo pero reconozcámoslo, son divertidos. Buscan en todo momento la confrontación, el escándalo y nos brindan en bandeja esa pequeña tentación que todos tenemos: meternos en las vidas de los otros.
Las parejas saben a lo que van, son conscientes de lo que pasa y, por qué negarlo, buscan la fama. Y algunos hasta la consiguen a base de airear sus vidas privadas. Saben lo que buscan, conocen el precio a pagar y parecen encantados.
Y los telespectadores, también, que devoran este tipo de programas, que suelen ser éxitos asegurados para las cadenas de televisión.
En esta ocasión, Netflix, que hoy nos ha traído una gran variedad de programas.
Ya saben, para los espectadores a los que les guste el espectáculo de la infidelidad aireada en televisión, “Infieles: Asuntos pendientes” es la excusa perfecta.
Que lo disfruten.
Dónde ver «Infieles: Asuntos pendientes»